LONDRES.- Después de 33 meses al frente de la selección inglesa de fútbol, la "Era Eriksson" podría llegar a su fin mañana, tras el decisivo partido ante Turquía por la clasificación para la Eurocopa.
"Sven: Me voy", titula hoy la prensa, que se basa en una información publicada por el diario sueco "Aftonbladet", según la cual Eriksson tiene ya firmado un precontrato con el Chelsea por 741.000 euros (unos 874.000 dólares).
La Federación Inglesa de Fútbol (FA) debió desmentir hoy informaciones acerca de tensiones con el entrenador por haberse puesto Eriksson del lado de los jugadores en la amenaza de huelga lanzada por el equipo.
"La FA respalda a Sven Goran Eriksson como siempre y le tiene gran respeto por su estrecha relación con los jugadores", dijo un portavoz de la entidad, que no quiere oír hablar del tema.
Un ejemplo es la decisión de la FA de no permitir preguntas sobre el tema durante las ruedas de prensa con la selección.
"Aceptaremos sólo preguntas sobre el partido. En caso de que haya cualquier otra clase de pregunta seguiremos adelante (con otra)", dijo Adrian Bevington, portavoz de la FA.
Eriksson tampoco fue de ayuda. "No hay nada diferente a lo que ya dije hace una semana. Sólo quiero hablar de fútbol", planteó el sueco ante una pregunta que, pese a todo, saltó el cerco de la FA.
Lo que dijo hace una semana Eriksson es que dejaría su puesto al frente del seleccionado en caso de que su equipo fuera descalificado por disturbios de "hooligans".
Pero lo cierto es que las especulaciones acerca del pase de Eriksson al Chelsea comenzaron apenas el club fue comprado por el multimillonario ruso Roman Abramovich.
Y crecieron al publicarse una foto del sueco durante una visita a la casa del ruso, un encuentro que se extendió por varias horas. Más tarde Eriksson explicó que su intención había sido sólo aconsejar a Abramovich en el fortalecimiento del equipo.
La lista de jugadores comprados por el Chelse a un costo de 158 millones de euros (unos 186 millones de dólares) les pareció a muchos medios ingleses una copia del equipo que hubiese propuesto Eriksson.
Y esta semana hubo nuevos elementos para la sospecha. La amenaza de huelga de los jugadores de la selección tras la exclusión de Rio Ferdinand del equipo por no presentarse a un control antidoping quedó sólo en eso, amenaza. Pero un párrafo del comunicado emitido por el equipo da una idea de cómo se siente Eriksson: "La FA complicó y debilitó al equipo contra el deseo de los jugadores y su entrenador".