TÚNEZ.- La carrera por hacerse con la organización del Mundial de fútbol de 2010, en la que en un principio compiten cinco países, parece haberse reducido ya a una cosa de dos.
A falta de tres meses para el anuncio, Sudáfrica y Marruecos se disputan una elección más abierta que nunca, ya que mientras la federación sudafricana (SAFA) pierde gran parte de su favoritismo debido a su caótica apariencia, sus rivales del norte se mueven en la Copa de Africa de Túnez con habilidad, tanto en el plano diplomático como en el deportivo, donde ya están en semifinales.
Practicamente descartados están ya los otros tres concurrentes. Túnez dejó claro con la organización del torneo africano que un evento deportivo de la magnitud de un Mundial superaría sus posibilidades.
Además, los tunecinos insisten, a pesar de las reticencias de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), en sus planes de organizar el acontecimiento de la mano de Libia.
Tampoco tiene ninguna posibilidad Egipto, que en la Copa de Africa no hizo nada por revertir su papel de secundario.
Los sudafricanos eran los grandes favoritos para hacerse con el primer Mundial en tierras africanas, pero la SAFA va de una metedura de pata en otra.
Un día antes de comenzar la Copa de Africa, la federación despidió al seleccionador nacional. Luego los "Bafana Bafana" fueron eliminados en la primera ronda y además ante Marruecos. Y por último, la pasada semana el vicepresidente de la SAFA, Irvan Khoza, dimitió de su cargo.
Vanidades personales y decisiones precipitadas han perjudicado la imagen de Sudáfrica, que probablemente, como ya sucediera en la lucha que perdió frente Alemania por el torneo de 2006, se refugia en exceso en exigencias morales y en su caballo de tiro, el carismático político Nelson Mandela.
Si eso, y algunas medidas publicitarias como la invitación del Real Madrid o un amistoso contra Inglaterra, será suficiente para convencer a los 24 miembros de la Ejecutiva de la FIFA habrá que esperar al 15 de mayo en Zúrich para saberlo.
En cualquier caso, los sudafricanos tienen grandes apoyos, como el del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, la estrella inglesa David Beckham o el canciller alemán, Gerhard Schroeder. Aunque estos últimos poco pueden influir en la decisión final.
Por Marruecos se decantan el presidente de España, José María Aznar, el máximo mandatario francés, Jacques Chirac, y su compatriota y leyenda del fútbol Michel Platini, uno de los hombres fuertes en la Ejecutiva de la FIFA.
Al contrario que los sudafricanos, que continuamente elogian sus propias infraestructuras, Marruecos se dedica en silencio a buscar votos. Tras tres intentos fallidos por lograr un Mundial, los norteafricanos han aprendido que el éxito sólo se logra mediante la diplomacia.
Para ello, el jefe del Comité Organizador, Saad Kettani, ha configurado un equipo de nivel, con Alan Rothenberg, responsable del Mundial de Estados Unidos 1994, a la cabeza.
"La FIFA tiene que decidir si hace del Mundial un acto de marketing o si quiere colaborar a una mayor estabilidad y paz en el mundo", dijo Kettani, que enumeró las ventajas de Marruecos sobre Sudáfrica: un completo apoyo del gobierno, una financiación asegurada, un ejemplarmente bajo índice de criminalidad y una tradición como potente país futbolístico en Africa.
Marruecos fue en 1970 el primer participante africano en un Mundial y 16 años después la primera selección del continente en superar la primera fase. Desde hace 12 años, se esfuerza por lograr ser sede del evento y si no lo logra en esta ocasión, tendrá que esperar otros 20 años.