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Boca Juniors hace agua

La prensa deportiva argentina ha comenzado a señalar como "pruebas de fuego" las que tendrán los boquenses el domingo en su visita a Rosario Central y el 3 de marzo en "La Bombonera" frente a Colo Colo.

19 de Febrero de 2004 | 14:54 | EFE
BUENOS AIRES.- El súper campeón de 2003, Boca Juniors, hace agua y no encuentra la forma de tapar los agujeros que dificultan su línea de flotación tras cinco derrotas y un empate en los seis partidos que ha jugado últimamente.

Los cuatro encuentros que perdió en los torneos de verano no parecían preocupar a su entrenador, Carlos Bianchi, pero un insulso empate a cero en su estadio en el comienzo del torneo Clausura argentino, frente a Gimnasia y Esgrima, y la caída en Bolivia ante e Bolívar por 3-1 en el comienzo de la Copa Libertadores 2004 han activado las alarmas.

Bianchi reconoce que su equipo no estuvo a la altura de las circunstancias en La Paz y que Bolívar podría haber logrado una diferencia más amplia en el marcador, pero evitó achacar el flojo rendimiento de sus jugadores a los efectos de la altitud de 3.600 metros en que está situado el estadio Hernando Siles. Sólo comentó que "pudo haberles molestado".

El entrenador más exitoso de la historia del fútbol argentino ha comenzado a preocuparse porque, como nunca le había ocurrido antes, tiene problemas para reorganizar la línea medular del equipo tras la baja de Sebastián Battaglia -traspasado al Villarreal español-, un futbolista que fue clave sus estrategias defensivas y ofensivas.

Battaglia aportaba al Boca Juniors de Bianchi movilidad, lucha, solidaridad, precisión con el balón y apoyo ofensivo, y sin él se ha resentido el rendimiento de varios jugadores.

Carlos Tévez, el mejor jugador del torneo Apertura que terminó en diciembre pasado, ha sufrido un bajón futbolístico y han disminuido notablemente sus porcentajes de aciertos creativos, a lo que se suma la falta en la plantilla de un punta goleador, carencia que el equipo pudo sobrellevar en el último semestre con otros recursos pero que ahora comienza a notarse.

En 2001, Boca Juniors se quedó sin su mejor realizador en la primera etapa de la era Bianchi, Martín Palermo, que se fue a España, y a mediados de 2003 sin Marcelo Delgado, ahora en Cruz Azul de México, situación que en su momento el entrenador señaló públicamente como un punto flojo de su estructura.

No obstante, el presidente del club, Mauricio Macri, asegura que la directiva no se preocupó demasiado en fichar a un goleador porque el entrenador aseguró que se arreglaba con lo que tenía.

A causa de una lesión tampoco cuenta en este momento con Diego Cagna, la batería que alimenta el funcionamiento del equipo en la zona media, y con Clemente Rodríguez, un punzante carrilero por izquierda que se recupera físicamente tras una temporada intensa en Boca y la selección.

La prensa deportiva argentina ha comenzado a señalar como "pruebas de fuego" las que tendrán los boquenses el domingo en su visita a Rosario Central y el 3 de marzo en "La Bombonera" frente a Colo Colo, en el Clausura y la Libertadores, respectivamente.

Y también de la sequía goleadora, del posible y natural relajamiento de un equipo que en 2003 ganó la Libertadores, la Intercontinental y el Apertura, y de algunos bajones individuales, aunque se advierte que se mantiene intacto el crédito abierto a los jugadores y a un entrenador que ha obtenido 14 títulos de campeón en 19 años de oficio.

Macri afirma que en el club no existe "preocupación" por la actual racha negativa. "Estamos muy tranquilos. A veces hay que arrancar de menor a mayor", indicó el dirigente, quien sí cree que la altitud de La Paz perjudicó al equipo el miércoles.

Macri y Bianchi no se parecen en nada y tampoco interpretan de la misma manera al fútbol. Arrancar de menor a mayor al entrenador no le hace ninguna gracia, y menos que en ese arranque no se haya podido ganar ninguno de los últimos seis partidos jugados.

Una victoria el domingo atenuará las preocupaciones, principalmente las del vestuario. Un empate o una derrota aumentará las interrogantes sobre el futuro del equipo y lo situarán en el umbral de una crisis, casi dos meses después de celebrar el título máximo al que puede aspirar un equipo sudamericano, obtenido ante Milán.
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