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Grecia entra al Olimpo del fútbol europeo

Grecia logró la hazaña. Tal como en la apertura, pudo superar al favorito cuadro de Portugal (1-0) y se llevó por primera vez en su historia el máximo trofeo de selecciones europeas.

04 de Julio de 2004 | 16:46 | DPA
Theodoros Zagorakis
Theodoros Zagorakis, el capitán griego, levanta el trofeo.
LISBOA.- Consumando una de las mayores sorpresas de la historia del fútbol, la selección de Grecia derrotó por 1-0 al anfitrión Portugal y conquistó un título con el que hace un mes casi ni soñaban.

Un solitario gol de Angelos Charisteas en el minuto 57 decidió un partido que, una vez más, se desarrolló según el guión marcado por el técnico griego, el alemán Otto Rehhagel. El rival dominó, pero sin crear ocasiones, y los helenos aprovecharon prácticamente su única oportunidad, en un impresionante ejemplo de eficacia.

Portugal, por su parte, lloró amargamente su impotencia, pero nunca supo cómo superar la barrera defensiva griega. Como en el partido inaugural, y como les pasó a franceses y checos, los de Luiz Felipe Scolari cayeron en la trampa.

El partido respondió a los peores cánones de una final. La culpa no fue portuguesa, que lo intentó de todas las maneras, sino griega, que construyó su muro y se dedicó a lo que mejor sabe hacer: desesperar al contrario.

Los griegos no dispararon una sola vez entre los tres palos hasta el gol, y su acercamiento más peligroso fue bien resuelto por Ricardo a los pies de Charisteas. Los lusos, por su parte, lanzaron tres veces desde fuera del área, pero Nikopolidis sólo tuvo que intervenir seriamente en una, enviando al córner un disparo de Miguel, quien se retiró lesionado al cierre del primer lapso.

Los 13.000 aficionados griegos disfrutaban de lo lindo, y como sabían que cada segundo que pasase era a su favor, cada vez gritaban y cantaban más. Su confianza se vio premiada cuando en el minuto 57 Charisteas remató a gol un córner ejecutado por Basinas.

El tanto despertó el partido. Portugal introdujo a Rui Costa en lugar de Costinha e imprimió más velocidad al juego. Grecia creaba peligro cada vez que se internaban unos inspirados Charisteas y Zagorakis por la banda de Nuno Valente, que sufrió los 90 minutos.

Portugal siguió teniendo la pelota, pero su línea de creación se había diluido en el hormigón griego. Figo estaba permanentemente rodeado, Cristiano Ronaldo no pudo nunca con Seitaridis y Deco, el único que recibía en condiciones, decepcionó.

Nuno Gomes entró más tarde en lugar de un Pauleta que completó un torneo nefasto, pero nada se solucionó. Los lusos, atenazados por la presión y la desesperación, sólo consiguieron rematar sin peligro desde larga distancia.

Al final, la salida de un fanático hincha que lanzó una bandera del Barcelona a la cara de Figo, puso la nota de color al encuentro. En los últimos instantes, Portugal se volcó sobre el área griega, pero un disparo de Figo que salió rozando el poste fue su única verdadera ocasión.

El colegiado alemán Markus Merk, que borró con un arbitraje perfecto las sospechas sobre su amistado con Rehhagel, señaló entonces el final del encuentro y desató el delirio griego. Ni ellos mismos se lo creían.
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