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Copa Ryder: Europa humilló al gigante americano

El equipo europeo de golf consiguió un histórico triunfo a domicilio sobre Estados Unidos, el noveno de la historia para el Viejo Continente, cuarto de los últimos siete años y el más abultado de todos ellos.

19 de Septiembre de 2004 | 19:46 | EFE
BLOOMFIELD TOWNSHIP, Michigan.- Europa humilló a domicilio a los Estados Unidos, el gigante del golf mundial, en la Copa Ryder disputada en Oaklands Hills (Michigan), con un triunfo espectacular (18,5 - 9,5), el noveno de la historia para el Viejo Continente, cuarto de los últimos siete años y el más abultado de todos ellos.

Sólo Estados Unidos logró semejante diferencia (9 puntos) en 1981. Desde entonces, y a tenor de lo que ha ocurrido en los últimos años, el golf mundial ha cambiado radicalmente, pese a que cuatro estadounidenses figuran entre los diez primeros del planeta (Woods, Mickelson, Love y Cink), por solo un europeo (Harrington).

Estados Unidos, en un campo perfecto para sus intereses, gozaba de una inmejorable oportunidad para cortar en seco el dominio ejercido por los europeos desde finales de la década de los 90 y comienzos del nuevo siglo. Pero volvió a chocar con unos europeos más cohesionados para competir en equipo, que gustan de jugar a "match play" (por hoyos) y que, en su mayoría, le han perdido hace tiempo el respeto a los campos de Norteamérica, en los que compiten con frecuencia.

El capitán del conjunto continental, el alemán Bernhard Langer, pasará a la historia por este triunfo, con un inesperado y cómodo desenlace -aseguró el triunfo con cinco partidos aún por terminar- y su excelente visión para acoplar las parejas. Esta última cuestión fue clave.

Europa solventó las dos primeras jornadas con la mayor ventaja de la historia (11-5), tras los partidos por parejas, y no desperdició ese margen para rematar la faena en los doce choques individuales.

El dominio ejercido por Europa se extendió a la tres jornadas. El fracaso del equipo capitaneado por Hal Sutton fue total, con la peor derrota sufrida desde el origen de la Copa.

Sutton, en un último intento lógico, colocó a sus pesos pesados en los primeros partidos de individuales, con el fin de conseguir cuatro o cinco puntos seguidos y que ello supusiera un impacto sobre el ánimo de sus adversarios.

La estrategia de Langer fue distinta. Distribuyó de forma homogénea a sus hombres, de tal forma que los más veteranos y sus golfistas en mejor forma atenuaran en todo momento el desarrollo de la jornada definitiva.

Fue todo un éxito el planteamiento de Langer, aunque las tempranas y contundentes victorias de Tiger Woods y Jim Furyk hicieron pensar que el proyecto podía venirse abajo.

En ese delicado momento surgió la figura de Sergio García. El español, que sale invicto de esta Ryder, hundió más a un Phil Mickelson en el ojo del huracán de las críticas, al ganarle por 3 y 2.

El zurdo de San Diego (último campeón del Masters de Augusta) tardará tiempo en digerir el porqué cambió de palos la semana antes de la competición y la razón de por qué no se entrenó ni martes ni miércoles.

Poco después, el norirlandés Darren Clarke empató frente a Davis Love III (medio punto por bando) y los partidos ganados por el inglés Lee Westwood y el escocés Colin Montgomerie (invicto desde 1991 en los individuales) elevaron el marcador de Europa hasta los 14,5 puntos, una cifra suficiente para repetir el triunfo de la última edición de 2002.

A Europa le sobraron cinco partidos, que se convirtieron instantáneamente en basura pero que elevaron la ventaja hasta una cota inédita.

Los objetivos de las cámaras viraron prestas hacia Langer, sus asistentes y sus pupilos. El júbilo en el equipo europeo se desbordó, arropado por un buen número de aficionados británicos que jaleaban a Langer y vociferaban el nombre de Europa en un día para la historia en el campo de Oaklands Hills.
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