RIO DE JANEIRO.- Siguiendo los pasos de Jean Carlos Chera, un brasileño de nueve años y codiciado por clubes como el Manchester United inglés, otro niño brasileño, Maicon Vinicius da Silva, fue "fichado" a los 12 años por el PSV Eindhoven de Holanda.
El niño actúa por el equipo infantil del modesto club Mirassol, de la segunda división del fútbol de Sao Paulo, y sus jugadas, registradas en cintas de video, impresionaron al técnico del Real Madrid, el brasileño Vanderlei Luxemburgo, a dirigentes del Barcelona y a clubes de Rusia.
Sin embargo, la empresa que administra el Mirassol, CR Promociones, optó por firmar un contrato con el PSV Eindhoven, que a partir de junio participará en la formación del joven deportista - apodado "Maradona Negro"- y lo fichará luego de que cumpla 16 años.
"A lo largo de los próximos años, él permanecerá tres meses en el Mirassol y tres meses en el PSV", dijo el presidente de la CR Promociones, Carlos Roberto Carvalho, quien asegura que Nicao -el apodo "profesional" de Maicon- podrá convertirse en uno de los mejores centrocampistas del fútbol mundial.
"En 30 años dedicados al fútbol, jamás vi algo igual. El es un crack, un verdadero 'Maradona Negro'. Su nivel es el mismo de Ronaldo (del Real Madrid) y de Romario en su mejor momento", dijo Carvalho, en declaraciones que publica hoy el diario brasileño O Estado de Sao Paulo.
De confirmarse esas previsiones, el niño puede esperar cosechar en el futuro la riqueza y la alegría que no conoció en su infancia.
Maicon Vinicius da Silva nació el 29 de julio de 1992 en la ciudad de Montes Claros, en el Estado de Minas Gerais, pero, después de las muertes de sus padres, pasó a vivir con su abuela, y dio sus primeros pasos en el fútbol actuando por el equipo infantil de una iglesia local.
Impresionado por el talento dribleador y el olfato de gol de su pupilo, el entrenador de Nicao, Vanilton Cesar da Silva, registró sus jugadas en una cinta de video y la envió a Carvalho, quien de inmediato aceptó asumir los costos de su formación escolar y profesional y lo trasladó a Mirassol.
"No lo pensé dos veces. Jamás había visto algo igual", afirmó el empresario, quien reveló que, antes de llegar a Sao Paulo, el niño pasaba hambre y su único alimento diario era una especie de crema preparada con agua y harina de maíz.
Por esta razón, el empresario logró autorización de la abuela de Maicon para instalarlo en la casa de una pareja de funcionarios de la CR Promociones, que, en primer lugar, trató de alimentarlo. Ahora, el niño de 1,52 metros de altura pesa 32 kilos, 4,5 kilos más que cuando llegó a Mirassol.
"Cuando lo alimentamos con comida sólida su estómago sangró. Tuvimos que contratar a un médico experto en nutrición, y luego tratar sus pies, que no soportaban el peso adquirido con la alimentación adecuada", reveló Carvalho.
La historia de Nicao es semejante a la de otro "niño prodigio" del fútbol brasileño, Jean Carlos Chera, jugador del equipo infantil de la Asociación Deportiva Atlética de Paraná (ADAP). Chera es codiciado por clubes europeos como Manchester United y Oporto, y también por el grupo inversor británico MSI, que asumió el comando del departamento de fútbol del Corinthians.
Conocido como Anderson y también apodado "Maradona", Chera mide sólo 1,37 metros y pesa 35 kilos, y fue descubierto a fines del año pasado en su Estado natal, Mato Grosso, por un cazatalentos de la ADAP, que lo trasladó con su familia a la ciudad de Campo Mourao, en Paraná.
Según el presidente de ADAP, Adilson Batista Prado, Anderson "es un fenómeno, un diamante que debe ser trabajado".
De hecho, las jugadas del pequeño candidato a astro, registradas en video, fascinaron al técnico del Manchester, Alex Ferguson, y a dirigentes de equipos portugueses, que también expresaron su interés por invertir en el pequeño deportista.
Tanto para Anderson como para Nicao, el sueño de convertirse en un astro millonario del balompié, como Ronaldo o Ronaldinho Gaúcho, está hoy más cerca que antes, pero sólo el tiempo podrá confirmar si los dos niños se convertirán realmente en estrellas o si todo quedará como un momento de gloria fugaz.