BARCELONA.- El FC Barcelona entregó hoy al Camp Nou un triunfo por 2-0 ante el Espanyol en el último partido de la temporada jugado por la Liga española en el coliseo azulgrana, que se vistió de fiesta para festejar el bicampeonato.
La hinchada azulgrana acudió en masa al Camp Nou para despedir a un equipo que sólo les ha dado alegrías. Los aficionados tenían ánimo de festejo y sus ídolos les dieron un espectáculo para irse satisfechos, en un partido que abrió la trigesimoséptima jornada de la Liga.
La fiesta se prolongó hasta después del partido. Angel Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), entregó a Carlos Puyol, el capitán azulgrana, el trofeo que le acredita como campeón de Liga y el Camp Nou se vino abajo.
Luego, hubo más festejos, con actuaciones musicales, fuegos artificiales y demás.
El Espanyol afrontó el clásico con el agua del descenso al cuello y demostró por qué está en una situación tan delicada: le falta gol, comete distracciones defensivas y su moral es extremadamente frágil. Demasiadas concesiones para romper una racha de 24 años sin ganar en el Camp Nou.
Frank Rijkaard, el técnico del Barcelona, apenas reservó jugadores a pesar de que su equipo ya hizo los deberes en el torneo español y espera con ansiedad la Liga de Campeones, el 17 de mayo. Sólo dio descanso a Víctor Valdés, su portero, y la alineación incluyó al delantero Henrik Larsson en el último partido del sueco en el Camp Nou.
El Barça apenas tardó 18 minutos en ponerse en ventaja, gracias a una combinación de sus delanteros que terminó con un regalo de Jarque al introducir el balón en su propia portería.
Fue suficiente para que el Espanyol se derrumbara. Xavi fue el encargado de manejar la maquinaria culé en su primer partido como titular desde su larga lesión, y aunque se le notó algo lejos de su mejor forma, sí dejó buenos detalles. El trabajo de Deco facilitó su actuación.
Samuel Eto'o y Larsson tuvieron buenas oportunidades antes del descanso, pero entre el portero Gorka y la fortuna dejaron el solitario tanto de Jarque en su arco.
La segunda parte trajo más de lo mismo. El Espanyol intentó reaccionar con la inclusión del uruguayo Walter Pandiani, pero el uruguayo no estuvo afortunado. El delantero desperdició una buena ocasión a los 48 minutos y el Barcelona sentenció dos más tarde. Larsson erró ante Gorka y Ronaldinho aprovechó el rechace del arquero para marcar a portería vacía.
Y no hubo más goles hasta el final, por mucho que el Barcelona mereciera una goleada mucho mayor. Más aún, quedó en la memoria la fiesta vivida en la grada, que acompañó el partido con los gritos de "campeones, campeones".
