LOS ANGELES.- Los Golden State Warriors escribieron anoche una de las páginas más épicas en la historia de los playoffs, al eliminar a los Dallas Mavericks, el gran favorito al título, después de ganar por un contundente 111-86 en el sexto partido de la serie.
Los Warriors se clasificaron agónicamente para los playoffs y los pronósticos auguraron una temprana despedida, pero el equipo de Don Nelson dio una enorme lección de baloncesto en una serie donde terminaron humillando a su rival.
El conjunto de Oakland hizo historia al convertirse en el primer equipo que elimina al campeón de la temporada regular en la ronda inicial desde que los playoffs se juegan al mejor siete de partidos.
Además, es la primera vez que cae en la ronda inicial un campeón de la temporada regular que ha alcanzado las 67 victorias, como es el caso de los Mavericks. Los Warriors sumaron 25 menos, pero respondieron a la hora de la verdad.
El Oracle Arena de Oakland se asemejó a un campo de girasoles, con más de 20.000 espectadores vestidos con una llamativa camiseta amarilla, distintiva de los Warriors. En ella se leía la leyenda "We Believe" ("Nosotros creemos"), una frase que se convirtió en una premonición.
El equipo local jugó un partido muy completo en el que destacó Stephen Jackson gracias a sus 33 puntos, su mejor marca en playoffs. Además, Baron Davis agregó 20 tantos, diez rebotes y seis asistencias.
Los Warriors comenzaron el partido con un serio contratiempo, pues en el primer cuarto se retiró Davis, su gran estrella, después de sufrir unas molestias musculares. Los Mavericks lo aprovecharon para mantener la igualdad en el marcador.
En el segundo cuarto, y ya con un rengueante Davis en cancha, los Warriors se quitaron los nervios de encima y llegaron al descanso con una mínima ventaja por 50-48.
Los Warriors reventaron el encuentro en un tercer cuarto espectacular, logrando una ventaja 80-57 a 2:20 del final de ese periodo que sentenció el triunfo. Los Mavericks se asustaron y fueron barridos por un ciclón, sin que Avery Johnson, su técnico, encontrara soluciones.
El último cuarto sobró y sólo sirvió para prolongar la agonía de unos Mavericks desolados. Dirk Nowitzki, el gran favorito al título de Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada regular, simbolizó como nadie ese fracaso al marcharse del partido con ocho tristes puntos, después de anotar dos canastas en 13 intentos y errar los seis triples intentados.
Josh Howard y Jerry Stackhouse, con 20 puntos cada uno, salvaron mímimamente el honor de los Mavericks. Se anuncian tambores de guerra en la franquicia texana, que sufrió la mayor decepción de su historia.
Nadie se marchó de la cancha con más felicidad que Don Nelson, antiguo entrenador de los Mavericks, que dejó Dallas sintiéndose despreciado por la franquicia. Ahora saborea su venganza después de erigirse en uno de los grandes protagonistas de una noche para la historia.
En el otro partido de la jornada, los Utah Jazz vencieron por 94-82 a los Houston Rockets e igualaron la serie a tres triunfos, por lo que todo se resolverá en un fatídico séptimo encuentro. El vencedor se medirá a los Warriors.
El "factor cancha" volvió a ser decisivo, como en toda la serie, y los Jazz utilizaron su ventaja para recuperar al ruso Andrei Kirilenko, que realizó su mejor partido en la serie para anotar 14 puntos. Además, el turco Mehmet Okur logró 19 tantos y Carlos Boozer rindió al nivel esperado para terminar con 22.
Los Rockets volvieron a repetir viejos vicios y sólo encontraron aportes significativos con las actuaciones de Tracy McGrady, con 26 puntos y diez rebotes, y de Yao Ming, con 25 tantos. El resto del equipo estuvo desaparecido.