SAO PAULO.- La "torcida" del Palmeiras no perdona. Tras la eliminación de la Copa Libertadores de América, los muros del estadio Palestra Italia y el portón de entrada, en Sao Paulo, amanecieron este jueves pintarrajeados con sendos mensajes de repudio al técnico Vanderlei Luxemburgo, del que piden su cabeza.
El partido "maldito", jugado el miércoles ante el Nacional uruguayo en Montevideo, válido por el pase a la semifinal, terminó 0-0.
Como el choque de ida jugado en Sao Paulo terminó 1-1, y según el reglamento los goles convertidos de visita valen como criterio de desempate, el clasificado fue el "tricolor".
Por esa razón, un Luxemburgo visiblemente abatido no dudó en adjudicar la eliminación de su equipo al "golcito" sufrido en el Palestra, y no al resultado logrado en el estadio "Centenario" de Montevideo.
"Nosotros tuvimos chances, pero no lo hicimos. Palmeiras jugó buscando el resultado y no quedó vulnerable. Fue un detalle del fútbol. La eliminación fue causada por aquel golcito que ellos encontraron en el Palestra", analizó el entrenador.
"Veterano" del fútbol, Luxemburgo sabe de glorias y derrotas. Sin ir más lejos, es el único técnico brasileño que puede jactarse de haber conquistado nada menos que cinco títulos nacionales.
Pero su "talón de Aquiles", al parecer, son los títulos internacionales. Al frente de la selección nacional obtuvo únicamente la Copa América de 1999, mientras que en el plano continental, la de anoche es la séptima eliminación de la Libertadores en toda su carrera.
A ese respecto, el técnico de 57 años no duda en reconocer que la eliminación "siempre duele", aunque al mismo tiempo recuerda que "eso forma parte del fútbol". "No me gusta perder, pero hay que levantar la cabeza para que Palmeiras esté de nuevo en la Libertadores el año que viene", prometió el entrenador, quien también sabe de polémicas y riñas con la hinchada, que llegó en una oportunidad a agredirlo físicamente.
