Por momentos, Saavedra mostró una derecha demoledora.
Christian ZúñigaSANTIAGO.- La imagen que resume el partido es la siguiente: Cristóbal Saavedra con ambas piernas a punto de acalambrarse y preguntándole al juez de silla cuántas veces puede pedir asistencia del kinesiólogo.
Esta escena no sólo demuestra que el físico fue determinante a la hora del 4-6, 6-2 y 6-1 propinado por Paul Capdeville a Saavedra, sino que también hace evidente la falta de experiencia del joven de 19 años en el circuito profesional.
Recién en el cuarto juego, el viñamarino logró ganar su primer juego en su historia como profesional en un torneo ATP, ante un Capdeville que arrancó imponiendo su categoría.
Pero luego la raqueta número tres de Chile se desinfló y se vio sobrepasado por la potencia del viñamarino que ganó cinco juegos seguidos para comenzar a ilusionarse con dar la sorpresa en el court central del Hacienda Chicureo.
En el segundo set, Saavedra aguantó cinco juegos el ritmo del partido y después su físico -y de la mano su tenis- comenzó a ceder poco a poco. Capdeville no tuvo que hacer mucho para llevarse la segunda manga por 6 a 2.
El parcial definitivo sería un mero trámite. Con un Saavedra al borde de los calambres y con un Capdeville que se dedicaba a mover la pelota de un lado a otro el set terminaría definiéndose por un 6 a 1.
Con este triunfo, Capdeville se transformó en el primer chileno en avanzar a octavos de final del ATP de Santiago, donde se verá las caras ante el brasileño y tercer preclasificado del torneo, Thomaz Bellucci.