''Ojalá alguien sepa de mis padres. Por terceras personas he sabido que al parecer los habrían visto, pero no he tenido contacto'', contó el fondista
ADO Chile
SANTIAGO.- Víctor Aravena es uno de esos tipos que debería de estar orgulloso por tener tantas cosas que contar con sólo 20 años. Pocos pueden decir que nacieron hechos a mano para un deporte. Aravena es uno de ellos: tiene el don de generar 52 pulsaciones por minuto en estado pasivo, en otras palabras su corazón aguanta mucho más que el de una persona común, y correr 10 mil metros, su especialidad, es mucho más sencillo.
Esa capacidad le ha permitido al oriundo de Coronel tener una ascendente carrera como fondista, que a los 15 años ya le valía notas de prensa por sus triunfos en las corridas locales. Pero su nombre tomó fuerza cuando consiguió la medalla dorada en los 10 kilómetros en el Panamericano juvenil del año pasado.
Víctor, quien en mayo del 2009 se salvó milagrosamente de un accidente automovilístico en el cual su auto quedó totalmente destrozado, buscará en Medellín una nueva historia para su biografía. Una historia que va más allá de lo deportivo. Una historia donde cada paso que dé en el recortán colombiano será en nombre de su familia.
El novel atleta no ha sabido nada de sus papás desde el terremoto y a pesar de eso, está preparado para correr y buscar el oro.
"Ojalá alguien sepa de mis padres, Alfredo Aravena y Gladys Pincheira. Por terceras personas he sabido que al parecer los habrían visto, pero no he tenido contacto, pues yo estaba fuera de Chile", contó el fondista, que fue descubierto como deportista mientras jugaba como puntero derecho por la selección de fútbol de su colegio.
Y claro, la dedicatoria va en serio: "Quiero ganar y dedicarle todo a ellos, a mi ciudad y a mi país. Es lo que yo puedo hacer y lejos de angustiarme, trabajo duro porque esto es para ellos. Me la voy a jugar por completo".