El novedoso logo de los Juegos Olímpicos de 2016. De fondo, dos millones de personas vestidas de blanco.
APRÍO DE JANEIRO.- Los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica ya tienen una cara, la de Río 2016, que presentó su logo al mundo en las últimas horas de este viernes, ante unos dos millones de personas que se dieron cita en la famosa playa brasileña de Copacabana para festejar la llegada del Año Nuevo.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, participó en el lanzamiento del símbolo -tres personas tomadas de la mano formando una versión estilizada de los anillos olímpicos- presentado a la multitud por la popular cantante Daniela Mercury, la "reina del axé-music".
Según los organizadores, el símbolo reproduce la unión entre todos los pueblos, que es uno de los fundamentos del espíritu olímpico: "Juntos, diferentes países, atletas y pueblos se abrazan", destacaron los creadores del logo, que aseguraron que, "en una segunda mirada", el dibujo también reproduce uno de los íconos de Río de Janeiro, el cerro Pan de Azúcar.
"La marca de los Juegos Río 2016 transmite pasión y transformación. La pasión de todos nosotros, los cariocas y brasileños, por el deporte y por la celebración, y la transformación que los Juegos ya están realizando en Río y en Brasil", expresó el presidente del comité organizador, Carlos Nuzman.
El símbolo fue elegido en una disputa en la que participaron 139 empresas y formará parte de los productos que serán comercializados antes y durante la celebración de la máxima cita del deporte mundial. Según los organizadores, el logo fue ideado como una escultura, y también puede ser presentado en versión 3D.
Por todo esto, el símbolo pareció complacer a Rogge, quien felicitó a los organizadores por haber elegido como marca de Río 2016 un diseño "muy innovador y creativo" que, a su juicio, "realmente refleja la visión de Río y de Brasil hacia estos Juegos, la pasión de los brasileños por el deporte y la unión de diferentes culturas en torno al proyecto de los Juegos Olímpicos".
Más aún que el símbolo mismo, impresionó a Rogge la fiesta popular organizada para celebrar la noche de cambio de año, que reunió en Copacabana a unos dos millones de personas, casi todas vestidas en blanco, y que tuvo como punto culminante un impresionante espectáculo pirotécnico de 20 minutos, con el lanzamiento de 25 toneladas de fuegos artificiales desde balsas ancladas en el mar a 400 metros de la playa.