SANTIAGO.- Como van las cosas en el
Abierto de Australia, lo más probable que durante el fin de semana en la
final de hombres y en la de mujeres se enfrenten los dos máximos favoritos. El uno contra el dos. Rafael Nadal vs Roger Federer y Carloine Wozniacki vs Vera Zvonareva.
En el camino de esos cuatro grandes aparecen nombres típicos, las amenazas de siempre. Novak Djokovic y Andy Murray en varones, y Kim Clijsters en mujeres. De esos nombres, en un 95%, debería salir el campeón del primer Grand Slam del año. Otro 4,9% de las chances está en mano de siete tenistas más; el 0,1% es para dos grandes sorpresas.
En mujeres,
Andrea Petkovic se abrió definitivamente camino cuando derrotó a
María Sharapova para meterse entre las 8 mejores. Pero ahí, lo que más sorprendió al planeta tenis fue su celebración:
se pusó a bailar. Sí, movió los pies, manos y caderas al ritmo de la música triunfal que sonaba en su cabeza. Fue un deleite para el público masculino en la Rod Laver.
El 2009 esta alemana de 23 años se rompió los ligamentos de la rodilla, y su plan de retirarse del tenis si no se metía entre las 50 mejores en dos años debió aplazarse. Durante los ocho meses que estuvo sin competir decidió estudiar Ciencias Políticas, carrera que sigue cursando. Se recuperó y ahora ya es 33° del mundo, tiene un título en la WTA y se ha embolsado cerca de 800 mil dólares. De seguro, seguirá jugando.
Para llegar a los cuartos derrotó en primera ronda a la estadounidense
Jill Craybas, en segunda a la británica
Anne Keothavong, en los 16° de final tuvo suerte y necesitó seis minutos para derrotar a
Venus Williams, que se retiró cuando perdía 1-0 en el primer set.
Su escollo para estar entre las cuatro mejores será la china Na Li, onceava del mundo y que el año pasado ya fue finalista en Melbourne. Un desafío mayor.
En hombres, el "tapado" es un personaje bastante particular: Alexandr Dolgopolov. El ucraniano acaba de
vencer al sueco Robin Soderling para meterse en los cuartos de final.
El europeo desde los 4 años que está ligado al circuito. Su padre fue entrenador de Andrei Medvedev (ex 4 del mundo y finalista de Roland Garros 1999) y él desde esa edad ya estaba metido en la cancha con figuras como Thomas Muster o Jim Courier. Pese a eso, no le gusta el deporte.
"No suelo mirar deportes. Ni siquiera veo televisión". Ese tipo de declaraciones son comunes en Dolgopolov. Por ejemplo, de su próximo rival en Australia, Andy Murray, declaró que "la verdad, creí que le pegaba más fuerte". Un irreverente.
Y aparte de su personalidad, su manera de jugar tenis tampoco es muy normal. El mismo Murray la calificó de "muy poco ortodoxa". Esa manera
la sufrió Fernando González en la segunda ronda del Abierto de Francia 2010, y que en Oceanía ya les pasó la cuenta a Mikhail Kukushkin, Benjamin Becker, Jo-Wilfried Tsonga y al mismísimo Soderling.