No está conforme.
EFEMADRID.-El volante español Xavi Hernández pasó de ser un símbolo del Barcelona y de la selección española, los dos conjuntos que dominaron la escena futbolística mundial en los últimos años, a ocupar un papel secundario actualemente en su club .
El capitán del Barcelona quedó relegado a la suplencia durante el último mes y el partido del domingo fue el reflejo de su nueva realidad. Su equipo sumó su octavo triunfo consecutivo al ganar 3-2 al Villarreal y lo hizo sin contar con él ni un solo minuto.
Su técnico, Luis Enrique, prefirió a una promesa emergente como Rafinha antes que utilizar a Xavi, cuyo descenso de protagonismo fue inversamente proporcional al progreso del equipo. En este tiempo, el Barcelona encontró soluciones al margen de uno de sus grandes emblemas.
El mediocampista catalán fue titular el 4 de enero en la derrota del Barcelona por 1-0 ante el Real Sociedad. Ese encuentro supuso un punto de inflexión tanto para él, como para su equipo que reaccionó con furia ante la amenaza de desastre.
Desde aquellla situación, el técnico blaugrana renunció a su criticada política de rotaciones, para instalarse en una alineación más o menos fija en la que no hubo sitio para Xavi.
Durante las ocho victorias que siguieron a la derrota en Anoeta, el oiundo de Tarrasa sólo volvió a jugar un partido como titular -triunfo 6-0 en campo del Elche en la Liga española- y apenas participó unos minutos en la segunda parte del primer encuentro de Copa del rey ante el Atlético de Madrid, finalizado con triunfo azulgrana por 1-0.
Luis Enrique dio con la tecla al formar una medular estable con Sergio Busquets, Andrés Iniesta e Ivan Rakitic. Y cuando tiene que administrar descansos, como ante el Villarreal, parece que hasta una joven promesa como Rafinha está por delante de Xavi.
A sus 35 años, el capitán del equipo contempla la evolución del Barcelona desde el banquillo. Parece el ocaso de una era, también futbolística. O, al menos, estilística.
El equipo azulgrana marcó una época bajo el mando en el centro del campo de Xavi, un jugador que simbolizó la hegemonía de un estilo marcado por el cuidado del balón y la abrumadora posesión. Pero con Luis Enrique, el equipo busca nuevas variantes. Y rentables, según se muestra con los resultados.
Al Barcelona no le importa ya renunciar al fútbol combinativo y busca recursos diferentes. Incluso el contraataque. Así eliminó al Atlético de Madrid de la Copa del rey.
Y ante el Villarreal no le importó refugiarse en defensa durante el último tramo del encuentro para defender su victoria.
"Es básico tener posesiones de balón, pero si el rival deja espacios la orden es seguir jugando y aportando cosas", analizó Luis Enrique tras el partido, explicando las ventajas de jugar al contraataque cuando el partido ofrece la posibilidad.
Xavi ha actuado en 21 de los 33 partidos jugados por el Barcelona esta temporada, pero su impacto en minutos se vio reducido drásticamente en el último mes, coincidiendo con el despegue azulgrana.
El centrocampista estuvo muy cerca de abandonar el club a comienzo de temporada, pero no fructificó una oferta que tenía de Qatar. Le queda otro año de contrato y los medios españoles especulan con la posibilidad de que vuelva a estudiar una oferta exótica al final de esta temporada.
"Pongo al equipo por delante de mí, como he hecho en toda mi carrera. Me siento bien, a buen nivel. A partir de ahí, ya decidiremos el futuro", explicó Xavi la pasada semana.