SAKHIR.- La agonía del Papa Juan Pablo II era seguida hoy con aprensión y pena por el circo de la Fórmula 1, aunque existía la convicción de que la confirmación mañana de la disputa del Gran Premio de Bahrain es la única medida lógica a adoptar.
"Pude ser recibido por el Santo Padre cinco años atrás y me emociono viendo la fotografía en la que besa a mi hija Carlota, pero la vida sigue y la Fórmula 1 no se puede detener. Es justo que mañana se corra", afirmó el piloto italiano de Renault, Giancarlo Fisichella.
Su compatriota Jarno Trulli, de Toyota, rindió un personal homenaje al pontífice moribundo aplicando a ambos lados de su casco dos pequeños corazones rojos, con las iniciales "J.P.II" debajo.
La escudería que seguía con mayor participación la evolución del estado de salud de Juan Pablo II era Ferrari, a poco más de dos meses y medio de la visita que todos sus integrantes le hicieron en el Vaticano, el 17 de enero, encabezados por el presidente Luca Cordero di Montezemolo.
"Recuerdo con inmensa emoción aquel encuentro. Nos dio palabras que encerraban grandes motivaciones para lo que hacemos, todos los ferraristas le estamos cerca con nuestros corazones", explicó Michael Schumacher.
Más emocionado aún aparecía el brasileño Rubens Barrichello: "El Papa está sufriendo y eso me provoca un gran dolor. Está en las manos de Dios".
Voceros de la categoría habían informado en la víspera que "no se evalúa la posibilidad de un aplazamiento" de la tercera carrera de la temporada, en virtud de "acuerdos comerciales y costos de desplazamientos".
