BUENOS AIRES.- Diego Melamed, un escritor que lucha por ganarse la vida, se convirtió en el último objetivo de las autoridades impositivas argentinas.
El cheque mensual que Melamed recibe de su editor por derechos sobre las ventas de sus libros va a achicarse a causa de un nuevo plan para deducir automáticamente el impuesto a las ganancias de la paga de los autores. Anteriormente, quedaba en manos de Melamed completar su planilla de ingresos anuales y pagar el impuesto a las ganancias.
El cambio es parte de un plan del gobierno para reprimir drásticamente la evasión impositiva -calificada como "deporte nacional" por el ex Presidente Carlos Menem-, que le cuesta al país aproximadamente US$ 20.000 millones en ingresos perdidos. Entre los evasores hay millones de trabajadores autónomos y empresarios que no se sienten obligados a pagar sus impuestos.
"Para empezar, lo que gano con cada libro es muy poco, y me sacarán de allí", dijo Melamed, quien el año pasado publicó su primer libro, "Los Judíos y el Menemismo", sobre la comunidad judía durante la presidencia de Menem (1989-1999). "Sé que el gobierno necesita más plata, pero debe buscarla en otra parte".
Argentina está desesperada por aumentar la recaudación impositiva a fin de financiar su deuda de US$ 130.000 millones, recortar el déficit del presupuesto y apuntalar la confianza de los inversores en la segunda economía sudamericana, hoy empantanada en una recesión de dos años.
"La (lucha contra la) evasión impositiva es una prioridad", dijo el subsecretario de Financiamiento, Julio Dreizzen. "El gobierno está implementando muchas medidas en este aspecto".
Alrededor de 40 por ciento de las empresas y trabajadores argentinos no pagan impuestos, según estimaciones del gobierno y analistas impositivos independientes.
Jorge Gebhardt, analista de impuestos en Ernst & Young, calcula que el gobierno pierde entre 15.000 millones y 20.000 millones de pesos (US$ 20.000 millones) anuales a causa de la evasión. La cifra es cuatro veces la meta del déficit del presupuesto para este año (4.700 millones de pesos).
Cuentas externas
Uno de los motivos de esta evasión tan extendida es que los argentinos tradicionalmente mantienen sus finanzas ocultas de las autoridades, que en el pasado se apoderaron del dinero de las cuentas bancarias y otros ahorros para apuntalar las finanzas públicas.
Hasta 95.000 millones de pesos, equivalentes a un tercio del producto bruto interno, estarían en cuentas bancarias del extranjero, dijo Gebhardt.
Estos depósitos están fuera del alcance del gobierno y son inmunes a los brotes de caos económico que regularmente sacudían a la economía hace unos años.
Otro incentivo para mandar plata al extranjero es evitar el llamado impuesto a la riqueza que grava los bienes personales. "La evasión se produce porque mucha gente, por falta de confianza en el país, en la economía, en las instituciones, prefiere no pagar impuestos, en la medida en que puede", afirmó Gebhardt.
Mayor prioridad
Desde que asumió el poder en diciembre, el gobierno del Presidente Fernando de la Rúa convirtió a la recaudación impositiva en su mayor prioridad.
Las cuentas heredadas de la administración anterior estaban en condiciones mucho peores de lo esperado. A pocos días de jurar, el ministro de Economía, José Luis Machinea, anunció medidas para aumentar la recaudación de este año en 2.000 millones de pesos para ayudar a cortar el déficit.
Machinea obtuvo el apoyo del Fondo Monetario Internacional, que suministró una línea de crédito de emergencia de $7.200 millones, aunque fue criticado ásperamente por sofocar una frágil recuperación económica reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores.
Como resultado de una actividad económica más lenta que lo pronosticado, la recaudación de impuestos no cumplió con las expectativas.
"Después de incrementar tanto la presión impositiva este año, el nivel de recaudación debería ser mucho más alto", dijo Fernando Baer, economista de Econométrica. "Simplemente, el nivel de actividad económica no es lo suficientemente alto".
El "impuestazo" de Machinea exprimió más a los que ya estaban en la red impositiva, como las grandes compañías y sus empleados, pero hizo poco por atacar la evasión de la pequeña y mediana empresa, que resulta más difícil de controlar.
Aproximadamente 700 de las mayores compañías argentinas, como Repsol YPF SA y Acindar Industria Argentina de Aceros SA, aportan 70 por ciento de la recaudación impositiva total.
Carga de impuestos
"El sistema impositivo nos castiga", dijo Carlos Leone, presidente ejecutivo de la siderúrgica Acindar. "Debemos ser más competitivos en las cosas que hacemos a causa de la carga de impuestos".
Leone cree que todo el sistema impositivo debería ser reacondicionado para apoyar a las firmas pequeñas, crear empleo y ayudar a la economía a crecer.
Uno de los principales problemas es que el impuesto al valor agregado (IVA), que es de 21 por ciento, resulta tan alto que alienta la evasión al tiempo que frena las ventas.
Bajar el IVA a 15 por ciento estimularía a la economía y, en realidad, aumentaría la recaudación del impuesto hasta 5 por ciento, opinó Leone. Tal corte generaría más ventas y reduciría los incentivos para evadir.
En algunos casos, la evasión impositiva parecería tener sentido, al menos financieramente. Las compañías faltas de efectivo pueden encontrar más barato posponer el pago de impuestos y abonar las correspondientes multas en vez de tomar un préstamo bancario con intereses de 30 por ciento o más.
La evasión también puede resultar tentadora porque las probabilidades de ser atrapado son magras. En los últimos tres años, menos de 15 personas fueron a prisión por evadir impuestos, dijo Gebhardt. Uno de ellos fue un ministro de la administración de Menem.
El gobierno espera cambiar esa actitud y alentar a los argentinos a pagar sus impuestos. Hacia fines de este mes revelaría los detalles de una moratoria con fechas especiales de pago para individuos y compañías que quieran saldar sus deudas impositivas.
También parece dispuesto a resucitar una lotería con premios en efectivo, llamada "loteriva", entre la gente que envía sus facturas de compras minoristas. La idea es alentar al público a que reclame su factura o ticket por cada compra, obligando a los dueños de los negocios a registrar sus ventas en una forma que pueda ser controlada por los inspectores impositivos.
Esto ayudaría a aumentar la recaudación de impuestos respecto del año pasado. Se espera que en agosto la cifra aumente por quinto mes consecutivo, trepando alrededor de 5 por ciento comparada con la de un año atrás, a 4.180 millones de pesos, de acuerdo con un sondeo de Bloomberg News.
Y aunque Melamed defina a la nueva política impositiva aplicada a los escritores como "un ataque a la cultura y las ideas", el gobierno espera que sea un paso importante para reforzar el sistema y revivir la economía.