SANTIAGO.- "La II Conferencia Ministerial de la Comunidad de las Democracias -que concluyó el 12 de noviembre, en Corea- arrojó resultados de gran trascendencia para el proceso de consolidación democrática en el mundo.
Paralelamente, Chile tuvo una importante participación, lo que es un anticipo de nuestro papel de organizador de la Tercera Conferencia, prevista para el primer trimestre del 2005 y a la cual asistirán Ministros de más de 100 países que realizarán una evaluación del Plan de Acción que fue aprobado en Seúl.
Quiero poner especial énfasis en los resultados bilaterales de mi visita a Corea, una de las principales economías del mundo y con la cual hemos concluido un proceso de negociaciones para un tratado de libre comercio que firmaremos en enero próximo, en Santiago, según lo acordamos con el Canciller Choi Sung-hong.
Es de especial importancia entender por qué este acuerdo es significativo para Chile. El dinamismo y la capacidad de innovación tecnológica del pueblo coreano debieran constituirse en una ventaja para nuestros empresarios y, por tanto, en un estímulo para que el sector privado chileno fundamente parte de sus proyecciones en este nuevo espacio de liberalización comercial.
Por otra parte, Corea es uno de los países con mayor auge en las últimas décadas, pues ha tenido un crecimiento sostenido promedio de un 8,9% en los años ochenta y de un 5,7% en los noventa, lo que se convierte en un indicador de las perspectivas de demanda que ofrece este país a nuestros exportadores. Las importaciones coreanas alcanzan la cifra de US$ 120 billones. El TLC que hemos negociado con Corea nos permitiría tener una participación importante dentro de esa cifra, objetivo que, sin duda, conlleva un gran desafío para nuestro país.
¿Es importante también este acuerdo para Corea? Tal como lo ha dicho el Presidente de este país y Premio Nobel de la Paz, Kim Dae Jung, Chile representa un socio estratégico dentro de América Latina y prueba de ello es su decisión –la primera adoptada por una economía asiática- de negociar con un país de la región americana.
Este sentimiento es compartido también por la Asamblea Nacional, cuyo presidente Park Kwang – jong, con quien pude constatar la satisfacción con que el mundo político ha recibido el término de las negociaciones con Chile, hecho que no es menor, ya que nos hace prever un trámite de ratificación parlamentaria expedito.
En el marco de la II Conferencia de la Comunidad de las Democracias, Chile y Corea no sólo tuvimos tiempo de afinar los detalles futuros de la puesta en marcha del TLC, sino que además adquirimos otros compromisos que me parece relevante destacar. Se trata de la firma de dos acuerdos que reflejan las altas expectativas de la relación cooperativa bilateral: un Acuerdo sobre Cooperación para el uso pacífico de la energía nuclear, y otro sobre capacitación de personal entre las agencias de cooperación de nuestros países (AGCI y KOIKA). De igual forma, conversamos sobre alternativas para mejores conexiones aéreas y para facilitar el turismo y el movimiento de personas entre ambos países.
Junto con compartir nuestros objetivos de desarrollo y crecimiento económico, con Corea nos une el respeto y compromiso con los principios democráticos y libertades fundamentales. Dentro de este contexto, tuve el honor de condecorar en nombre de Chile al Cardenal Kim, Arzobispo Emérito de Seúl, una de las grandes personalidades morales de Corea por su lucha por la democracia y la dignidad del ser humano. Fue un acto emocionante porque su vida y obra, en muchos aspectos, se puede comparar con la del querido y recordado Cardenal Raúl Silva Henríquez. Con ello, Chile manifestaba de nuevo y en un entorno cultural distinto, su compromiso con la defensa universal de valores permanentes como parte integrante de su política exterior.
Al concluir mi visita a Corea, quedé con la sensación de haber visitado un país que aprecia a Chile mucho más de lo que pensamos y con quienes estamos construyendo en distintos planos, pero particularmente en el económico, una asociación realista y de gran proyección que puede marcar una pauta para otros contactos a través del Océano Pacífico, el mar del siglo XXI".
Canciller María Soledad Alvear V.