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Conversaciones con rebeldes filipinos comenzarían el viernes

Los negociadores debían encontrarse hoy con los extremistas islámicos, pero la reunión fue suspendida porque los rebeldes -que desde el 23 de abril mantienen secuestrados a 21 turistas- exigieron la presencia de todos los mediadores.

24 de Mayo de 2000 | 09:53 | DPA
MANILA/JOLO/PARIS.- El jefe de los negociadores gubernamentales filipinos, Roberto Aventajado, anunció hoy que el viernes podrían comenzar las "negociaciones formales" sobre la liberación de los 21 secuestrados, después de que hoy fueran postergadas porque los rebeldes exigieron la presencia de todos los mediadores.

La demanda de los extremistas islámicos de Abu Sayyaf no pudo ser satisfecha hoy porque el ex embajador de Libia, Rajab Azzarouk, entre otros, no se encontraba en la isla, explicó el gobernador de la provincia de Sulu, Abdusakur Tan.

"El embajador Azzarouk tiene que estar presente para explicar qué es lo que se puede ofrecer", dijo por su parte Aventajado. Azzarouk participa en las negociaciones por encargo de la fundación benéfica del hijo del líder libio Muammar Gaddafi y, según observadores, tiene una postura clave en las conversaciones.

Según Aventajado, dicha fundación se ha mostrado dispuesta a financiar proyectos de desarrollo en Jolo, la isla a 1.000 kilómetros al sur de Manila donde permanecen secuestradores y rehenes. Sin embargo, subrayó el jefe de los negociadores, la presunta ayuda de esta organización no es un rescate, sino un "gesto humanitario" hacia la empobrecida población del sur de Filipinas.

En caso de un pago, el dinero no llegará directamente a Abu Sayyaf, sino a organizaciones humanitarias en las regiones controladas por los rebeldes musulmanes.

"Esos territorios están realmente empobrecidos y necesitamos proyectos para asegurar la manutención de estas personas. Por eso deberíamos aplaudir ofertas como esta", añadió Aventajado.

Entre tanto, los secuestrados -tres alemanes, dos franceses, dos finlandeses, dos sudafricanos y una mujer libanesa, nueve malaisios y dos filipinos- celebraron amargamente el más de un mes de cautiverio -desde el 23 de abril, cuando fueron secuestrados de la turística isla malaisia de Sipadán- bebiendo "coca-cola" y cantando su propia versión de "Don't cry for me Argentina".

"No entendemos cómo la gente puede ser tan inhumana y hacernos esperar durante más de cuatro semanas a que comiencen las negociaciones", criticó el alemán secuestrado Werner Wallert -cuya esposa, también prisionera, está gravemente enferma- en una entrevista con el canal de televisión ABS-CBN.

"Siempre están cerca, cerca, cerca de comenzar las negociaciones, pero en realidad no ocurre nada", añadió el rehén sudafricano Carel Strydom, quien está retenido junto con su esposa Monique.

La jefa del departamento de sanidad de la provincia, Nelsa Amin, informó que ha llegado un envío de la Cruz Roja con medicamentos, artículos sanitarios y agua para que el hospital de Jolo disponga de todo lo necesario para realizar tareas de primeros auxilios en caso de que los rehenes sean liberados.

"Apenas estarían aquí una media hora y luego serían trasladados inmediatamente a Manila", explicó Amin.

La única excepción podría ser Renate Wallert, que sufre una grave hipertensión. "Probablemente (ella) se quede más tiempo, hasta que se normalice su tensión", añadió la doctora.

Mientras, Francia anunció hoy que ha enviado al secretario general del ministerio de Exteriores, Loic Hennekinne, a Manila para que observe la evolución del secuestro.

Según el propio Hennekinne, en la capital filipina se reunirá también con sendos enviados del ministerio de Exteriores alemán y finés.

Francia se ha propuesto sobre todo recordarle constantemente al gobierno filipino que no debe hacer nada que ponga en peligro la vida de los secuestrados.

Abu Sayyaf, "la espada de Dios", es la más pequeña pero más violenta de las formaciones musulmanas que luchan por la declaración de un estado islámico independiente en la sureña región de Mindanao, donde reside gran parte de la minoría perteneciente a ese credo en Filipinas.
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