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Papa pide al mundo un gesto de "clemencia" para con los presos

Con ocasión del Año Jubilar, el Sumo Pontífice pidió a los líderes del mundo "un gesto de clemencia para con los presos", solicitando la reducción de la pena, aunque sea en forma modesta.

30 de Junio de 2000 | 09:40 | AFP
CUIDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II dirigió este viernes a los gobernantes de todo el mundo un mensaje para pedirles "un gesto de clemencia" para con los presos, en ocasión del Año Jubilar.

En el mensaje, divulgado pocos días antes del Jubileo de los detenidos, programado para el 9 de julio, el sumo pontífice pidió "la reducción, aunque fuera modesta, de la pena".

El Papa, que visitará ese día la cárcel romana de Regina Coeli, invitó a reflexionar en ocasión del Jubileo del año 2000, sobre la condición del detenido y sobre "los inconvenientes y dificultades vividas en el complejo mundo de la justicia".

Juan Pablo II auspició que se "revise la justicia humana según la justicia de Dios" y pidió concretar las enmiendas necesarias para lograr ese objetivo.

"No se trata de aplicar casi automáticamente o de modo decorativo medidas de clemencia formales, de manera que, acabado el Jubileo, todo vuelva a ser como antes", escribió el Papa.

"Se trata de poner en marcha iniciativas que sean un punto de partida válido para una renovación auténtica tanto de la mentalidad como de las instituciones", reiteró Juan Pablo II.

El Papa se hizo intérprete de los llamamientos enérgicos realizados "desde innumerables cárceles diseminadas por todo el mundo, donde están segregados millones de hermanos y hermanas nuestros", escribió.

"Ellos reclaman sobre todo una adecuación de las estructuras carcelarias y a veces también una revisión de la legislación penal", por lo que el pontífice invita a "abolir finalmente de las legislaciones de los Estados aquellas normas contrarias a la dignidad y a los derechos fundamentales del hombre".

Para el jefe de la iglesia católica habría que eliminar también "las leyes que obstaculizan el ejercicio de la libertad religiosa para los detenidos".

"En muchos países las cárceles están superpobladas. Hay algunas que disponen de ciertas comodidades, pero en otras las condiciones de vida son muy precarias, por no decir indignas del ser humano", escribió el sumo pontífice.

"La prisión como castigo es tan antigua como la historia del hombre", sostiene el Papa en el mensaje, en que que reconoce que a lo largo de la historia se han hecho muchos progresos, "tratando de adecuar el sistema penal a la dignidad de la persona humana como a la garantía efectiva del mantenimiento del orden público".

Pero dichos progresos no han sido suficientes, afirma el Papa, quien subrayó que todavía "queda mucho por hacer".

"Deben revisarse también los reglamentos penitenciarios que no prestan suficiente atención a los enfermos graves o terminales; igualmente se deben potenciar las instituciones destinadas a la tutela legal de los más pobres", agregó.

El pontífice se refirió también a "las vejaciones infligidas a veces a los presos por discriminaciones motivadas por razones étnicas, sociales, económicas, sexuales, políticas y religiosas".

"En ocasiones la cárcel se convierte en un lugar de violencia comparable a los ambientes de los que frecuentemente provienen los encarcelados. Esto hace inútil, como es evidente, todo intento educativo de las medidas de reclusión", escribió.

Para Juan Pablo II la cárcel "no debe ser un lugar deseducación, de cio y tal vez de vicio, sino de redención".

A los detenidos el Papa les recuerda "que no deben vivir como si el tiempo de la cárcel les hubiera sido quitado de forma irremediable; incluso el tiempo transcurrido en la cárcel es tiempo de Dios y como tal ha de ser vivido".

El mensaje del Papa no aborda los debates que actualmente se llevan a cabo en Italia sobre la situación de las cárceles, ni hace referencia a la gracia concedida por el presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi, al ex terrorista turco Ali Agca, autor del atentado al Papa en 1981, quien fue expulsado el 13 de junio pasado a Turquía tras 19 años de cárcel.

El pontífice, que lo había visitado en su celda en 1985, fue siempre favorable a la medida de clemencia.

El texto tampoco se refiere a la pena de muerte, otro caballo de batalla de la iglesia católica, que no la excluye para "casos de extrema gravedad", según el catecismo oficial de la Iglesia.
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