ATENAS.- Más de cien incendios afectan hoy viernes a 16 de las 56 provincias de la árida Grecia, mientras que se prevé un aumento fatal de los vientos y Atenas pide ayuda a varios países.
El gobierno griego solicitó hoy ayuda a Israel, que enviará un avión extintor C-130, dos helicópteros y 50 bomberos, y la República Checa mandará cuatro aviones para combatir los incendios de la península del Peloponeso.
El canciller alemán, Gerhard Schroeder, ofreció hoy al Primer Ministro griego, Constantino Simitis, seis helicópteros y un avión de transporte que llegarán en las próximas horas a Grecia.
Más de 50 viviendas han resultado devoradas por el fuego en el Peloponeso, al sur de Atenas, y ayer jueves hubo que evacuar una decena de pueblos, de los que 14 personas tuvieron que ser atendidas de quemaduras.
Tras una reunión extraordinaria con el Organismo de Coordinación del estado de alerta forestal, Simitis expresó su esperanza en que cambie el tiempo y puedan despegar los aviones extintores, uno de los mayores problemas de hoy.
Las autoridades anunciaron que se enrolarán 1.500 bomberos adicionales durante el resto del verano para tenerlos en estado de alerta constante y evitar que surjan nuevos focos.
El ejército ha puesto a disposición sus hombres, vehículos y aviones para que colaboren en la extinción de los incendios en todo el país.
Pero los meteorólogos advierten que podría aumentar la fuerza del viento, lo que unido a temperaturas de 40 grados constituye un factor de riesgo que puede reavivar los rescoldos.
El ministro del Medio Ambiente, Costas Laliotis, no descartó que, como es frecuente en Grecia, la mayoría de los casos sean obra de especuladores que quieren transformar bosques protegidos por la ley en tierra edificable.
La isla de Samos, en el mar Egeo, perdió en seis días de incendios un tercio de sus bosques, lo que produjo la fuga de la mayor parte de los turistas extranjeros, según los operadores de la isla.
El incendio de Samos causó un muerto y hubo decenas de familias que lo perdieron todo por el fuego que surgió en medio de una ola de vientos procedentes del Sahara, con temperaturas de hasta 48 grados centígrados.
