MURMANSK.- Los socorristas enviaron repetidamente toda la noche las cápsulas de salvamento a las oscuras y turbulentas aguas del Mar de Barents en frenéticos esfuerzos para llegar hasta un submarino averiado donde más de 100 marineros rusos atrapados ya no daban señales de vida.
Occidente se preparaba para sumarse a las labores de rescate de la tripulación del submarino nuclear Kursk, que descansa en el suelo marino desde el fin de semana, pero había temores de llegar demasiado tarde a causa de la escasez de oxígeno en la nave averiada.
Al menos cuatro intentos anteriores fracasaron a causa de los fuertes vientos y la poca visibilidad en las profundidades. El jueves, un portavoz de la marina en la base de submarinos de Severomorsk dijo que las condiciones climáticas empeoraban y la visibilidad bajo la superficie era casi nula.
"La operación de rescate continúa, pero fuertes corrientes submarinas y una visibilidad casi nula la dificultan", declaró el portavoz el jueves por la mañana.
"Aún hay esperanzas, estamos enviando a las tres cápsulas de rescate", agregó.
La prensa rusa no tardó en acusar al presidente Vladimir Putin de lentitud para responder a la crisis y dijo que si la tripulación perecía la popularidad del presidente sufrirá.
Moscú pidió al fin ayuda el miércoles a Noruega y Gran Bretaña, más de tres días después del hundimiento del Kursk, pero se esperaba que los buzos noruegos lleguen al lugar en dos días y un minisubmarino británico de rescate el mediodía del sábado.
El comandante de la Marina, almirante Vladimir Kuroyedov, dijo esta semana que la tripulación podría quedarse sin oxígeno para el viernes, pero después revisó su cálculo y declaró que quizás alcanzaría hasta la próxima semana.
Algunos analistas dijeron que posiblemente alcance para unas pocas horas.
Los marineros, un total revisado a 118 por la marina de 116 declarados anteriormente, dejaron de enviar señales sonoras con golpes de metal en el casco de la nave. Por varios días éste fue su único contacto con el mundo exterior.
CRITICAS DE LA PRENSA
"Putin tiene unos nervios envidiables", dijo el periódico Moskovsky Komsomolets.
"Se desconoce cuándo le dijeron la emergencia al presidente, pero él sólo se preparó ayer (miércoles) para la conferencia sobre salvar al Kurks", añadió.
El miércoles, el segundo jefe del estado mayor de la marina, Vladislav Ilyin, dijo a la cadena de televisión RTR que Putin, quien estaba de vacaciones en el Mar Negro, había dado la orden "de aceptar ayuda de cualquier parte que viniera". También calificó la situación de "crítica".
En Washington, un funcionario de la Casa Blanca dijo que el presidente estadounidense, Bill Clinton, había reiterado las ofertas de asistencia.
El periódico dijo que la popularidad de Putin está en juego.
"Ahora el rescate de la tripulación es lo más importante para el país. Para el presidente igual", agregó.
La agencia noticiosa Interfax citó al viceprimer ministro Ilya Ilya Klebanov, quien encabeza una comisión de emergencia sobre el desastre, que dijo que el miércoles los marineros habían dejado de dar golpes en el casco, pero eso no quería decir que estuviesen muertos.
Documentos oficiales indicaron que los últimos golpes en el casco del submarino se escucharon el martes.
"No hay señales de vida, pero esto no necesariamente lleva a concluir algo terrible", dijo Klebanov y añadió que los marineros podrían estar descansando para conservar energía en la medida que se agota el oxígeno.
Sin embargo, las esperanzas disminuían en el puerto naval de Severomorsk.
"Por supuesto que todos estamos preocupados. Todo lo que está pasando es malo", dijo Valentina Yefimova.
