PARIS.- Más de un mes después del accidente del Concorde, la Oficina de Investigación de Accidentes (BEA) dió a conocer este jueves en la noche la primera síntesis de los hechos confirmando que el estallido de un neumático originó el drama, pero sin explicar la reacción en cadena que hizo caer el aparato y causó la muerte de las 113 personas a bordo.
Al despegar el Concorde rodó sobre una pieza metálica que no le pertenecía y que provocó estallara el neumático derecho del tren principal izquierdo a una velocidad que hacía imposible detener el despegue, confirma la BEA en su informe preliminar, que recuerda que la investigación prosigue y que algunos puntos podrían variar.
En cuanto a de dónde procedía esta pieza de 43 cm de largo y con varios orificios, la BEA se muestra muy prudente, pues si bien hay en ella tornillos utilizados en aeronaútica y una masilla roja en una de sus caras, la BEA no señala que proviene de otro avión.
"Se cree que pertenecería a otra nave, pero serán necesarios análisis suplementarios para estar seguros", recalca la BEA.
La destrucción del neumático provocó "directa o indirectamente varios daños a la estructura y a los sistemas del avión que condujeron a que se estrellara menos de un minuto y treinta segundos después que estalló el neumático", señala la BEA en su informe.
Gruesos pedazos de caucho fueron hallados en la pista, incluyendo uno que pesaba más de 4 kg.
Pero la reacción en cadena que a partir de la destrucción de un neumático lleva a que se estrelle un avión sigue siendo misteriosa.
"No sabemos aún si fragmentos de neumático perforaron los tanques de combustible o si entraron en los motores. La reconstitución del avión permitirá determinarlo", añade la BEA.
Los expertos judiciales, encargados de establecer las responsabilidades del accidente, los de la BEA y los constructores trabajan actualmente sobre los motores y la reconstrucción de las piezas del tren de aterrizaje y del ala izquierda del avión en un hangar de la base aeronaval 250 de Dugny (suburbio al norte de París), cercano al aeropuerto de Bourget.
Esta reconstitución, compleja, ya que numerosas piezas se derritieron, podría tomar varios meses, según una fuente cercana a la investigación.
A falta de tener todos los eslabones, la BEA expone los hechos de los acontecimientos: perforación de al menos un tanque de combustible con una pérdida muy importante de combustible, pérdida de potencia en uno y luego en dos motores, lo que hizo perder velocidad al supersónico, incendio del combustible y un violento fuego durante la duración del vuelo.
Contrariamente a lo que se creía al ver las imágenes del avión, no se incendió el reactor durante el vuelo. "Ninguno de los motores presenta los rastros de un incendio anterior al accidente" en Gonesse (cerca del aeropuerto Roissy, al norte de París), según el informe.
La decisión de la tripulación de apagar el motor número dos, confirmado por la lectura de las cajas negras publicada en el informe, no sirvió en nada para contener el incendio.
El fuego, de fuerte intensidad, comenzó bajo el ala izquierda, en una zona en donde no hay manera de extinguir el fuego.
"La tripulación no disponía de medios para tomar conciencia de la naturaleza del fuego, ni de luchar contra este", agrega el informe.
La transcripción de los registros del vuelo confirma la intención de la tripulación de intentar un aterrizaje en el aeropuerto de Bourget, vecino al de Roissy de donde venía de despegar el avión.
"Los elementos de este informe no permiten determinar qué modificaciones serían necesarias para que se reanuden los vuelos del Concorde con máxima seguridad", agregó un experto aeronáutico.
Este informe servirá como base para una reunión franco-británica el 7 de septiembre sobre el futuro del Concorde, que desde el 16 de agosto no tiene permiso ni de Gran Bretaña ni de Francia para despegar.
Luego de una primera reunión el 17 de agosto, París y Londres se comprometieron a hacer volar al supersónico con todas las condiciones necesarias para su seguridad.