BUENOS AIRES.- Los tres presuntos sicarios acusados del asesinato del vicepresidente de Paraguay Luis María Argaña se fugaron hoy de la sede central de la Policía Federal de Argentina, en el centro de Buenos Aires, donde estaban detenidos con fines de extradición.
Se trata de los ciudadanos paraguayos identificados como Fidencio Vega Barrios y Luis Alberto Rojas y del argentino Agustín Cabrera, según una fuente policial.
La fuga se concretó en la madrugada de este domingo, cuando los tres acusados aprovecharon un descuido de sus carceleros y robaron una pistola calibre 9 milímetros a un policía, arma con la cual redujeron a otros miembros de la guardia de la central policial, ubicada a 500 metros de la sede del Parlamento argentino.
La información fue difundida por la radio bonaerense Mitre a las 12:00 (hora local, 15:00 GMT) y confirmada a EFE minutos después por una fuente de la jefatura policial.
Según los informantes, la plana mayor de la Policía Federal dispuso una serie de operativos para tratar de apresar a los prófugos y, además, ordenó el refuerzo de la vigilancia en aeropuertos, puertos y pasos fronterizos, especialmente en el norte del país, limítrofe con Paraguay.
"No descartamos ninguna hipótesis", fue la escueta respuesta del informante cuando EFE preguntó sobre la posibilidad de que los tres acusados del magnicidio hayan contado con colaboración policial para concretar su huida.
Los paraguayos Vega Barrios, de 30 años, y Rojas, de 31, fueron sindicados como los autores materiales del asesinato a tiros del vicepresidente paraguayo Luis María Argaña, perpetrado el 23 de marzo del año pasado en las calles de Asunción, crimen que generó una crisis institucional en el vecino país.
El argentino Cabrera, cuya edad no fue precisada, estaba acusado de partícipe necesario en el magnicidio, pues habría estado a cargo de parte de la planificación del homicidio.
Rojas fue detenido en enero de este año en la ciudad de Morón, a unos pocos kilómetros al oeste de la capital argentina, y al mes siguiente fue arrestado Vega Barrios, en la localidad de Gregorio de Laferrere, también en las afueras de Buenos Aires, bajo los cargos de diversos delitos.
Los dos paraguayos fueron involucrados en el magnicidio por su compatriota Pablo Vera Esteche, quien en octubre del año pasado confesó su culpabilidad en el crimen tras ser arrestado en Asunción por las autoridades paraguayas.
La Justicia de Paraguay, que el 3 de marzo de este año hizo el formal pedido de extradición de los dos presuntos sicarios detenidos en Argentina, ha responsabilizado de la autoría intelectual del asesinato de Argaña al ex general golpista Lino Oviedo, arrestado en la fronteriza ciudad brasileña de Foz do Iguazú.
El ex militar, quien tiene pendiente una condena de 10 años por un intento sedicioso en 1996, se encuentra detenido en Brasilia también con fines de extradición.
El juez federal de la ciudad argentina de Morón, Daniel Criscuolo, hizo lugar el pasado 4 de abril a la extradición de Rojas y Vega Barrios, pero Osvaldo Peña, abogado de los dos paraguayos, interpuso un recurso de apelación ante la Corte Suprema, el máximo tribunal judicial de Argentina y que aún no se ha expedido sobre esa petición.
No obstante, si la Corte Suprema concediera la extradición, los dos presuntos homicidas de Argaña deberán primero cumplir condenas en Argentina por los delitos de falsificación de documento público, tenencia de armas de guerra y atentado a la autoridad.
El asesinato de Argaña y de siete jóvenes que se manifestaban cinco días después frente al Parlamento paraguayo se convirtieron en el detonante de una crisis en el vecino país que forzó la renuncia del presidente Raúl Cubas Grau y su reemplazo por Luis González Macchi.
