WASHINGTON.- El Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, urgió este miércoles a israelíes y palestinos a "preservar la calma" que reinó en los pasados dos días y a reanudar las conversaciones de paz para poner fin a casi dos semanas de violentos enfrentamientos y décadas de conflicto.
Una reunión cumbre en Egipto o cualquier otro lado es menos importante que dar fin a las hostilidades en Cisjordania y Gaza y los disturbios en Israel, afirmó Clinton ante la prensa en el "jardín de las rosas" de la Casa Blanca. El Mandatario parece así haber abandonado sus planes de celebrar un encuentro de emergencia sobre Cercano Oriente.
"No necesitamos sólo una nueva reunión", puntualizó en referencia a la negativa de Egipto de hospedar una cumbre con el Primer Ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yasser Arafat.
"Necesitamos saber qué es lo que vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer", destacó, dejando abierta la posibilidad de enviar a la secretaria de Estado, Madeleine Albright a Israel, o que él mismo viaje próximamente a la región.
Clinton aseguró que permanece en constante contacto con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y que trabajan juntos para restablecer la paz en Cercano Oriente. El Mandatario estadounidense se mostró satisfecho por que la situación se haya calmado algo en los territorios palestinos, y dijo que los últimos días han sido mejores.
El Presidente norteamericano realizó estas declaraciones mientras funcionarios de su gobierno continúan aplicando una intensa "diplomacia telefónica" con israelíes y palestinos, con frecuentes llamadas a otros diplomáticos que también intentan mediar en la crisis.
Albright dialogó con sus pares de Rusia, Igor Ivanov, y Gran Bretaña, Robin Cook, quienes se encuentran en el Medio Oriente, informó el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher.
También conversó esta noche telefónicamente con el ministro del Exterior en funciones israelí, Shlomo Ben Ami, para discutir las vías diplomáticas para resolver la actual crisis, como también sobre ideas para promover una cumbre palestino-israelí, bajo mediación de Washington.
La secretaria de Estado resolvió asimismo rehabilitar al embajador estadounidense en Israel, Martin Indyk, debido al "interés nacional" de que el diplomático tenga una participación total en los esfuerzos de mediación, indicó Boucher.
Indyk estuvo en Israel durante los pasados diez días de "vacaciones" y trabajando informalmente con otros funcionarios estadounidenses. Sin embargo, no tenía permitido participar en encuentros de alto nivel con autoridades israelíes o acceder a material clasificado debido a que había sido suspendido hace tres semanas por presuntas violaciones a las normas de seguridad, según determinó la cartera diplomática norteamericana.
La investigación sobre sus supuestas infracciones continúan y podría ser nuevamente suspendido una vez que cesen las hostilidades en la región, indicó el vocero del Departamento de Estado.
Albright decidió su participación debido a su "conocimiento, el contexto y la confianza que depositaron en él los líderes israelíes", según indicó un funcionario de la cartera diplomática.
Clinton aseguró en tanto que su fracaso en acordar una reunión cumbre de emergencia en la región no significa que israelíes y palestinos no quieran la paz.
"Todos están sorprendidos por cuán rápido se fue esto de las manos", manifestó el mandatario acerca de la ola de violencia desatada en los territorios palestinos, que dejó un saldo de cerca de un centenar de muertos -en su mayor parte palestinos- y miles de heridos.
Clinton pasó largas horas estos días al teléfono en diálogos con Barak y Arafat, como también con el Presidente egipcio Hosni Mubarak y otros líderes regionales. Cuando habló hoy con la prensa, el mandatario sonó cansado y realizó extensas pausas entre una idea y otra.
Rechazó en tanto las críticas que afirman que su decisión de llamar en julio a Barak y Arafat a la cumbre de Camp David inflamó las tensiones en el Cercano Oriente.
"Podría haber sido peor", señaló, si ambas partes no hubieran hablado sobre Jerusalén y otros temas que han tratado de evitar durante años. También se negó a culpar a los líderes israelí y palestino por la actual violencia que azota a la región. "Mi meta es detener que la gente siga muriendo y volver a unirlos", destacó.