JERUSALEN.- El asesinato este sábado de un dirigente del movimiento integrista palestino Jihad Islámica, atribuido a Israel y desmentido tímidamente por el Ejército, parece indicar que el Estado hebreo ha intensificado su guerra sucia contra militantes palestinos.
Ahmad Jalil Issa Ismail, de 36 años, murió en el pueblo de Artas, cerca de Belén, en el sur de Cisjordania, alcanzado por disparos de francotiradores del Ejército israelí ubicados en una posición cercana, según testigos palestinos.
Buscado por Israel, el dirigente de la Jihad había pasado ocho años en las prisiones israelíes antes de ser liberado hace un año y medio. Su movimiento, que se opone con violencia a los acuerdos con el Estado judío, reivindicó varios atentados anti israelíes.
Un portavoz del ejército israelí afirmó "no tener conocimiento de este asunto". Con la misma fórmula lacónica reacciona el Ejército desde hace algunas semanas a operaciones similares durante las cuales militantes palestinos son asesinados.
Un responsable de la Jihad Islámica, que prefirió permanecer en el anonimato, acusó a Israel de "continuar con su política de liquidación de palestinos", asegurando que "este asesinato no quedará impune".
Durante los últimos diez días, no menos de ocho activistas palestinos han muerto en operaciones atribuidas a Israel. Tres miembros de Al Fatah, el movimiento del Presidente de la Autoridad Palestina Yasser Arafat fueron muertos en Rafah (sur de la Franja de Gaza) el 25 de abril y un cuarto en Belén el 28 de abril.
Dos militantes del Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas, fueron muertos en Gaza el 30 de abril, y ese mismo día, un activista del Fatah murió en Ramalá en una explosión que voló su casa. Dos niños de poca edad murieron en esa explosión.
El pasado 2 de mayo, el Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, en un gesto sin precedentes destinado a reafirmar su compromiso solemne de restabelcer la seguridad, reunió a su gabinete de seguridad en Ofra, una colonia de Cisjordania enlutada por la muerte de uno de sus habitantes, asesinado en una emboscada palestina.
Durante esa reunión, Sharon hizo saber claramente que las fuerzas de seguridad operaban según nuevas directivas para poner fin a la violencia que dejó desde el inicio de la Intifada, el pasado 28 de septiembre, más de 500 muertos, el 80% de ellos palestinos.
Mientras, este sábado Yasser Arafat declaró que es necesario que se celebre una nueva cumbre en Charm el Cheij (Egipto) para discutir las conclusiones del informe de la Comisión Mitchell sobre la violencia entre israelíes y palestinos.
"Conforme a lo que fue acordado en Charm el Cheij (octubre de 2000), el informe debe ser discutido durante otra cumbre en Charam el Cheij (...) por lo que es necesario convocar una nueva cumbre", declaró Arafat a los periodistas a su regreso a Gaza desde Egipto, donde se reunió con el Presidente Hosni Mubarak.