WASHINGTON.- El presidente estadounidense, George W. Bush, advirtió el lunes a los demócratas acerca de los riesgos de aumentar impuestos en un marco de recesión económica, e indicó que su primer presupuesto podría ser deficitario.
"Soy optimista. 2002 será un año mejor que 2001 y vamos a examinar aquí los medios para que el gobierno pueda hacer que esto sea así", dijo este lunes el presidente una hora después de haber llegado de Texas, donde pasó dos semanas de vacaciones.
No obstante, Bush no quiso opinar sobre la política monetaria, un terreno reservado al titulare de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan.
El regreso de Bush estuvo marcado por el tema del relanzamiento de la economía, pues este asunto debería ser la clave de la campaña para las elecciones legislativas parciales en el otoño boreal próximo, ya iniciada por los demócratas y republicanos.
La Casa Blanca teme que la recesión socave la popularidad del presidente y de los republicanos en esa cita electoral, en la que Bush y los suyos esperan recuperar la mayoría en el Senado y reforzar la que tienen en la Cámara de Representantes.
El mandatario estadounidense prometió el lunes que el próximo presupuesto federal comprenderá un plan de relanzamiento de la economía de 100.000 millones de dólares.
El plan, adoptado por la Cámara de Representantes, está bloqueado en el Senado, donde los demócratas estiman que se ha orientado demasiado hacia las reducciones de impuestos para las grandes empresas.
Bush invitó a los parlamentarios a dejar sus "riñas partidistas" y a adoptar su programa de relanzamiento.
"Debemos unirnos sobre algunas políticas cruciales y no tratar de jugar juegos políticos sobre el asunto de las reducciones e impuestos o, en el caso presente, planes de relanzamiento de la economía", dijo.
Por otra parte, Bush admitió que su próximo presupuesto podría ser desequilibrado. Sin embargo se negó a echar para atrás su plan de reducción de impuesto por 1,35 billones de dólares en 11 años, que según los demócratas pone en peligro las cajas de retiro federales.
"Sería un desastre aumentar los impuestos en medio de una recesión", dijo el presidente a periodistas, invitados brevemente a una sala de reunión de la Casa Blanca donde se reuniría con Greenspan y consejeros económicos.
En cuanto al tema de política monetaria, se negó a decir si se mostraba favorable a una reducción de las tasas de interés: "Dejo eso en manos de nuestro presidente (de la Fed) Greenspan. Ha realizado un trabajo fantástico a la cabeza de la Reserva Federal".
El mandatario resaltó que había admitido ya un déficit presupuestario bajo su administración, en tiempos de guerra, de crisis nacional o de recesión: "Estamos todavía en estos tres casos", declaró.
"Hemos progresado hacia la victoria en Afganistán y debemos progresar para ayudar a las personas a encontrar nuevamente trabajo", estimó el presidente Bush, cuando la tasa de desempleo el pasado mes de diciembre se situó en 5,8%, el nivel más alto desde abril de 1995.
Bush y su principal rival demócrata, el senador Thomas Daschle, lanzaron sus primeros disparos de advertencia durante el fin de semana, antes del reinicio de la actividad política, prevista para el 23 de enero con la reanudación de las sesiones en el Congreso y luego con el mensaje del presidente a la nación el 29 de enero.
Daschle acusó a Bush de haber dilapidado los excedentes presupuestarios del país y haber "probablemente agravado la recesión" imponiendo las reducciones de impuestos.
El presidente aseguró: los demócratas tendrán que "pasar por encima mi cadáver" para aumentar los impuestos.