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Alta tensión entre Rusia y el Vaticano por expulsión de sacerdotes

La Santa Sede acusó a Moscú de una "verdadera persecución" a la Iglesia Católica en ese país.

10 de Septiembre de 2002 | 14:11 | EFE
MOSCU.- La expulsión hoy de Rusia de dos sacerdotes católicos, eleva a cinco el número de curas castigados de esta forma en cinco meses y pone al rojo vivo las relaciones entre Moscú y el Vaticano.

Por la mañana, del Extremo Oriente ruso fue deportado a Japón el sacerdote polaco Jaroslaw Wisniewski, y por la noche se supo que en la frontera bielorrusa le fue prohibida la entrada en Rusia a su compatriota, el cura Eduard Mackiewicz.

Wisniewski se hacía cargo de la Comunidad del Buen Pastor en la Isla de Sajalín, en el Pacífico, mientras que Mackiewicz era párroco de la feligresía de la Santa Cena de Rostov del Don, en el sur de Rusia.

Ambos poseían permiso de residencia y visado múltiple, pero les fueron cancelados en la frontera al retornar al país, siendo avisados de que tienen proscrita la entrada en Rusia.

Mackiewicz dijo por teléfono a la redacción del periódico católico ruso "La Luz del Evangelio" que un oficial de la guardia de fronteras, que se negó a identificarse, le comunicó que su parroquia "ha sido suspendida y el templo cerrado".

Wisniewski fue detenido el lunes, cuando regresaba al Extremo Oriente de Rusia desde la ciudad nipona de Nagoya. Pasó la noche bajo custodia en el aeropuerto de Jabárovsk y hoy fue deportado.

Estos dos nuevos casos elevan a cinco el total de curas católicos expulsados de Rusia desde que hace unos meses la Iglesia Rusa Ortodoxa lanzara una virulenta campaña contra el Vaticano, al que acusa de querer arrebatarle el pastoreo espiritual de los rusos.

Al conocer la detención de Wisniewski, el nuncio vaticano en Moscú, arzobispo Giorgio Zur, pidió urgentes explicaciones a la Cancillería rusa, mientras la Santa Sede tildó hoy el caso de "persecución" a la Iglesia Católica en Rusia.

"Se trata de un hecho tan grave, que ya algunos hablan de una verdadera persecución", dijo en el Vaticano el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls.

En los tres casos de expulsiones anteriores tampoco hubo declaraciones oficiales por parte de las autoridades, aunque sí insinuaciones de supuesto espionaje.

En agosto pasado, la Cancillería rusa negó la prorroga de visado al sacerdote católico Stanislav Krajniak, después de que en abril fueran expulsados el obispo polaco Jerzy Mazur y el cura italiano Stefano Caprio.

Tras la expulsión de Krajniak, la Iglesia Ortodoxa declaró que "está separada del Estado" y no expide visados, y relacionó las deportaciones con la "actitud legal" de los párrocos extranjeros y "no con el estado de relaciones con el Vaticano".

Pero para la Nunciatura Apostólica en Moscú el caso se inscribe "en el contexto de empeoramiento de relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y el Vaticano".

Aunque las relaciones entre las iglesias Católica y Ortodoxa se mantienen tensas desde el cisma de 1054, el abismo creció en febrero tras la decisión del Papa Juan Pablo II de transformar en diócesis las cuatro administraciones apostólicas en Rusia, reorganización que la Iglesia Rusa consideró como "desafío" y "gesto no amistoso".

El arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz, "número uno" de la jerarquía católica en Rusia, lamentó que los poderes públicos respondan "con el silencio" a la hostilidad hacia los católicos, que se ha hecho más evidente en los últimos meses.

En algunas regiones de Rusia, como Pskov o Magadán, los católicos han denunciado presiones y trabas oficiales, que van desde la cancelación del permiso para la construcción de templos hasta el cierre de parroquias.

El Parlamento ruso, a instancias de nacionalistas y comunistas, llegó a estudiar una moción para pedir al Presidente Vladimir Putin que prohíba la actividad de la Iglesia de Roma.

La Conferencia Episcopal de Rusia a su vez denunció una "campaña organizada contra la Iglesia de Roma", y preguntó a Putin si ha vuelto "la persecución religiosa" y si los católicos son "ciudadanos de segunda clase".

El nuevo doble escándalo aleja aún más el viaje que el Papa sueña con hacer a Rusia y que el Kremlin no apoya por el rechazo del Patriarcado de Moscú, pese a que tal visita se considera como gran asignatura pendiente de Putin en su nueva amistad con Occidente.