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Candidatos de origen hispano disputan cargo de gobernador en Estados Unidos

Bill Richardson, demócrata, y John Sánchez, republicano, buscan transformarse en la máxima autoridad del estado de Nuevo México, que tiene el más alto porcentaje de votantes hispanos en todo el país.

03 de Noviembre de 2002 | 12:04 | DPA
WASHINGTON.- Los candidatos a gobernador en el estado de Nuevo México, que medirán fuerzas en las urnas en los comicios del 5 de noviembre, son de origen hispano, lo cual no es de sorprender en el Estado con mayor proporción de población latina de Estados Unidos.

El Partido Demócrata pretende ganar la elección con la candidatura del veterano político Bill Richardson, de 54 años, quien representó a Estados Unidos ante las Naciones Unidas y fue durante cuatro años el secretario de Energía de la Administración Clinton.

El peso del voto latino en Nuevo México se ha volcado históricamente a los demócratas, en una proporción de 80 por ciento, contra menos de 20 por ciento para los republicanos, y Richardson aspira a contar con ese apoyo.

Los hispanos representan el 42 por ciento de la población en Nuevo México, según datos oficiales de la Oficina de Censos que muestran un crecimiento permanente de la presencia latina en ese Estado, ya que en 2000, la proporción era de 38 por ciento.

El clave apoyo hispano en la elección se volcó una vez más a los demócratas en las últimas elecciones, en noviembre de 2000, cuando Nuevo México se convirtió en uno de los Estados donde perdió el presidente George W. Bush.

Pero la diferencia fue de apenas 366 votos, por lo cual ni demócratas ni republicanos tienen ganada de antemano la elección a gobernador.

Richardson, hijo de un estadounidense y una mexicana que aún vive en Cuernavaca, enfrentará en las urnas a otro hispano, un hecho sin precedentes.

El candidato republicano es John Sánchez, un joven y ambicioso político de 39 años que cobró notoriedad en su partido en los comicios de 2000, cuando su creciente popularidad lo llevó a arrebatar a los demócratas nada menos que la Presidencia del Congreso estatal, sorprendiendo a sus colegas republicanos y a la oposición.

Las campañas de Richardson y de Sánchez han dedicado tanto dinero y tanto tiempo a anunciar sus plataformas políticas, como a denostarse uno al otro, al punto que grupos de residentes de Nuevo México han llegado a decir que no votarán por ninguno de los dos en señal de protesta por lo que llaman "campaña negativa".

Sánchez acusa a Richardson de haber manejado mal la seguridad en los laboratorios de armas nucleares de Los Alamos, cuando era secretario de Energía de la administración Clinton. Su campaña se basa en el mensaje de que Nuevo México no necesita un político experimentado (como es el demócrata), sino un hombre que tenga fuerza y ganas.

Sánchez es el modelo del "sueño americano": fue uno de ocho hermanos criados sólo por la madre con mínimos recursos, y a los 18 años puso su propio negocio de arreglo de techos, iniciando una carrera de negocios que lo terminó haciendo rico.

Por su parte, Richardson acusa a Sánchez de no cumplir con sus tareas de político. La página web del demócrata dice que como representante en la legislatura estatal, Sánchez no se presentó a votar en 224 ocasiones.

Los dos tienen grandes ambiciones políticas. Richardson postuló para ser candidato a vicepresidente de Al Gore, y se rumorea que aún tiene aspiraciones de ser el primer vicepresidente hispano de los Estados Unidos.

Sánchez es muy joven y tiene un gran carisma, y los republicanos consideran que tiene un gran futuro político por delante.

Gane quien gane, lo cierto es que Nuevo México tendrá un gobernador hispano, y que el latino que pierda esta elección todavía tendrá mucho para decir en la arena política de Estados Unidos.