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Rebeldes toman segunda ciudad de Haití en violento enfrentamiento

Nueva escalada de violencia y ola de protestas amenaza al Presidente Jean-Bertrand Aristide.

23 de Febrero de 2004 | 11:13 | Reuters
PUERTO PRINCIPE.- Columnas de rebeles con sus caras cubiertas tomaron el domingo la segunda ciudad más grande de Haití, Cap Haitien, y sacaron a la policía de sus cuarteles, en una nueva escalada de una sangrienta ola de protestas contra el Presidente Jean-Bertrand Aristide.

Un intenso tiroteo se produjo por toda la ciudad cuando unos 200 rebeldes atacaron a la policía, a quien superaban en número. Los enfrentamientos provocaron la suspensión de los vuelos desde la capital.

"Creo que la ciudad está bajo control de los rebeles", dijo a la agencia Reuters el portavoz del Programa Mundial de Alimentos en Haití, Alejandro Chicheri. "Pero creo que aún quedan algunos combates", agregó.

Aristide dijo en un discurso en la televisión estatal que había enviado refuerzos y la radio local informó que los insurgentes habían dejado la ciudad tras quemar una estación de policía y liberar a los presos.

El propietario de un hotel local, Nicolas Bussenius, dijo que la gente había saqueado el puerto en busca de bolsas con granos, que los presos habían sido liberados y que se escuchaban esporádicos tiroteos. Un equipo de Reuters Televisión que sobrevolaba el lugar señaló que se veía salir humo de al menos dos edificios.

Informaciones no confirmadas dijeron que el aeropuerto había sido tomado.

"Pedí que vinieran refuerzo de Puerto Príncipe", dijo a Reuters el comisario de Cap Hatien, Charles Chily. "Dijeron que estaban viniendo, estamos esperando", agregó.

El repentino ataque contra Cap Haitien, dos semanas después de que fuera aislado de la capital por el levantamiento que se extendió por el norte de este pobre país caribeño, se produce un día después de que una misión de paz liderada por Estados Unidos no lograra un acuerdo entre la oposición y Aristide.

Advertencia a rebeldes

Diplomáticos occidentales advirtieron que no permitirán que los rebeldes tomen todo el país, donde viven unos 8 millones de personas.

"No aceptaremos que tomen el poder en Puerto Príncipe", dijo a Reuters un alto diplomático que pidió no ser nombrado. "Si tienen éxito, no podrán trasladar la victoria militar a una solución política".

Mientras muchos haitianos celebraban el Carnaval en las calles de la capital, cerca de la residencia presidencial, ubicada en las afueras de la ciudad, la atmósfera era más tensa. Partidarios de Aristide construyeron barricadas en las carreteras cercanas a la residencia.

"Mientras bailamos y cantamos, también debemos estar vigilantes", dijo Aristide a la televisión estatal mientras homenajeaba a las reinas del Carnaval en el palacio presidencial.

La rebelión iniciada por milicianos que antes eran agentes de Aristide y han declarado un "país independiente" en áreas que han arrebatado al control gubernamental, marca la culminación de tres años de estancamiento político tras las elecciones parlamentarias del 2000 con acusaciones de fraude.

Rebeles armados atacaron de madrugada una estación de policía de Poste Cazeaux, unos 20 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, pero fuerzas partidarias a Aristide retomaron luego el control.

El ataque pareció ser el asalto más cerano a la capital desde que un comando armado tomó la ciudad de Gonaives el 5 de febrero.

Considerado alguna vez como un defensor de la frágil democracia haitiana tras décadas de dictadura, Aristide, un ex sacerdote, enfrenta acusaciones de corrupción y violencia política.

El mandatario descalifica a la oposición y considera a los rebeldes del norte como "terroristas".

Funcionarios de Estados Unidos, Canadá, Francia, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la Comunidad de Países del Caribe lograron que Aristide aceptara que un grupo de "notables" designara un nuevo Primer Ministro y un nuevo gabinete.

Pero enfrentados a una rebelión en sus filas si permiten que Aristide permanezca en el poder, la oposición, integrada por ricos hombres de negocios, líderes civiles y partidos políticos, se negó a firmar el acuerdo.
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