WASHINGTON.- La jueza militar que preside la audiencia en la que se definirá si la soldado estadounidense Lynndie England, acusada de maltratos a prisioneros en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, será sometida a juicio suspendió de forma temporaria el proceso para revisar el pedido de citación de más de 50 testigos.
Medios estadounidenses informaron hoy que los abogados de England solicitaron que se llame a declarar a más de 50 testigos, entre ellos el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el vicepresidente Dick Cheney.
La fiscalía objetó la iniciativa y afirmó que la defensa estaba a la caza de testigos que no tienen nada nuevo que contar.
La coronel Denise Arn, que preside la audiencia en Fort Bragg, estado de Carolina del Norte, ordenó no obstante el receso para analizar el pedido de la defensa.
Los abogados defensores aseguraron que England actuó por orden de sus superiores, pero el Pentágono ha negado haber ordenado maltratar a los prisioneros. La soldado podría enfrentar penas de hasta 38 años de cárcel si es considerada culpable de cargos que incluyen conspiración para el maltrato de prisioneros iraquíes y la comisión de actos indecentes.
England afirmó que las acciones formaban parte de una táctica de "intimidación" y "humillación".
Según informa hoy la prensa, la joven militar de 21 años -que se encuentra embarazada de siete meses- declaró el viernes a una comisión militar en Fort Bragg que la correa al cuello de un prisionero para llevarlo de una celda a otra fue "un instrumento de amedrentamiento".
La soldado aparece en las fotos que en mayo pasado dieron la vuelta al mundo y en las que sea la ve, entre otros, sonriente y con pose triunfante ante reclusos desnudos. En otra imagen sostiene de una correa de perro a un prisionero tendido en el suelo.
Según el diario "New York Times", los testigos que han comparecido hasta ahora han declarado que reinaba el caos en la cárcel, donde policías militares incluso tenían organizada una red de prostitución y vendían alcohol de forma ilegal.
Ninguno de ellos declaró sin embargo que haya habido una orden directa de tratar a los prisioneros del modo en que queda reflejado en las 280 fotos del escándalo.
Algunos pusieron en duda también la afirmación del gobierno de Estados Unidos acerca de que los maltratos fueron obra exclusiva de siete soldados de comportamiento muy cuestionable, añade el periódico.
Algunos testigos indicaron que oficiales de alto rango, entre ellos el jefe del servicio secreto de la policía militar de la cárcel, sabían del uso de perros, de algunos maltratos y de la muerte de un iraquí.
El "Washington Post" cita a su vez testigos según los cuales algunos prisioneros preferían permanecer desnudos a ponerse sacos de esparto o ropa interior femenina.