SAO PAULO.— Brasil aceptó una inspección parcial de sus instalaciones de enriquecimiento de uranio por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), informó el domingo la revista Veja.
Inspectores de la agencia de la ONU deberán visitar el martes las centrífugas de uranio en Resende, cerca de Río de Janeiro, de acuerdo a Veja, que citó a dos funcionarios no identificados del gobierno.
Brasil se ha negado durante meses a permitir a los inspectores de la AIEA acceso pleno visual a sus centrífugas en Resende, diciendo que la avanzada tecnología de la instalación pudiera ser robada por otros países si se permite a extraños que la vean.
Previamente este año, el ministro de Ciencia y Tecnología Eduardo Campos dijo a The Associated Press que Brasil había invertido casi 1.000 millones de dólares y años de investigaciones para desarrollar su tecnología de enriquecimiento de uranio.
En esa ocasión, Santos dijo que las centrífugas brasileñas eran 30% más eficientes que aquellas encontradas en otros países, gracias a un dispositivo electromagnético inventado por científicos brasileños para reducir la fricción.
“Tenemos que proteger esa tecnología”, afirmó Santos.
Analistas dudan que Brasil haya desarrollado una tecnología que sea radicalmente diferente que la empleada en otras instalaciones de enriquecimiento de uranio, y señalan que los avances tecnológicos son protegidos tradicionalmente con patentes.
Es poco probable que el permiso brasileño resuelva la disputa entre la agencia y el país. Algunos diplomáticos han dicho que no creen que Brasil esté tratando de fabricar armas nucleares.
Hay preguntas sobre como Brasil, que tuvo un programa nuclear secreto hace décadas antes de desistir de este en los 80, adquirió la tecnología. Se cree que la reticencia brasileña a dar acceso a estas plantas se deba a que el gobierno está tratando de ocultar pasadas compras ilícitas.
Funcionarios brasileños han desmentido rotundamente esas acusaciones.
