COLOMBO.— No hay todavía una crisis de salud en los campamentos que albergan a millones de refugiados en los países afectados por el maremoto en las costas del Océano Indico, consideró ayer la Organización Mundial de la Salud, aunque advirtió que las autoridades en la materia no deben bajar la guardia.
En Sri Lanka, la nación más afectada por las olas gigantescas del 26 de diciembre, después de Indonesia, han sido reportados algunos casos de diarrea, que no amenazaban con propagarse ampliamente, dijo el director general de la OMS, Lee Jong-wook.
"Es normal, después de una catástrofe de esta naturaleza, tener algunos enfermos, pero ellos están bajo control", dijo el funcionario a la prensa, sin dar cifras precisas.
Lee dijo que la OMS y varias agencias asociadas se mantenían en alerta, ante posibles indicios de brotes infecciosos. Treinta y ocho especialistas médicos estaban en Sri Lanka, para prevenir cualquier epidemia.
Antes, la OMS había estimado que hasta 150.000 personas estaban en un riesgo considerable si surgía una epidemia extensa en las áreas afectadas.
La agencia de la ONU ha reportado casos de disentería, padecimientos respiratorios e infecciones de la piel, así como traumas psiquiátricos, especialmente en la región devastada de Aceh, en la isla indonesia de Sumatra.