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Castro dice que produccción de azúcar es la ruina para la isla

Dictador cubano instó a parar la corrupción y el mercado negro en el país para mejorar sistema de reparto.

17 de Marzo de 2005 | 22:10 | Agencias
LA HABANA.- El dictador cubano Fidel Castro, afirmó hoy que el azúcar, que tradicionalmente ha representado la primera industria de Cuba, "hoy es la ruina" para la economía de la isla debido al alto consumo de combustible que implica.

"Ahora subió un poquito el precio del azúcar, pero sé que del azúcar no volverá a vivir jamás este país, pertenece a la época de la esclavitud y de un pueblo lleno de semianalfabetos, un 30 por ciento de analfabetos totales y desempleados que hacían el trabajo animal", dijo Castro.

Durante una intervención especial ante dirigentes del Partido y de la Juventud Comunista, representantes de organizaciones sociales y oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, Castro recordó que la producción azucarera de este año no superará los 1,5 millones de toneladas, la peor desde hace un siglo.

Castro reconoció que la intensa y persistente sequía que está azotando a la isla por segundo año consecutivo está haciendo "tremendo daño" a la cosecha azucarera, pero opinó que "por eso aquí tenemos que replantearnos todo".

Pese a estas pésimas previsiones, Castro subrayó que la industria azucarera "consume tres veces más diesel que el Ministerio de Transportes".

"Saben lo que significa 1.000 toneladas diarias de diesel", preguntó el líder cubano, que cifró en 183 millones de dólares su valor, y cuestionó los cálculos del equipo de economistas que destinó 293.000 toneladas de combustible a la industria azucarera.

Tras subrayar que se han disparado los precios del petróleo, Castro insistió en reprochar a los economistas "por qué no se meditó en todo esto. Casi por causalidad se descubre que ya habían pasado los tiempos en que el azúcar podía ser el sustento de este país. Hoy es la ruina".

Una producción azucarera tan baja "se debe, en parte, a la sequía pero, no podemos vivir de cosas que dependan de la sequía porque entonces con una sequía nos morimos no sólo de sed sino también de hambre", insistió.

Esta semana, el ministro del Azúcar, Ulises Rosales del Toro, dijo que la sequía ha dado un duro golpe a la actual cosecha azucarera, que en la zafra pasada alcanzó 2,5 millones de toneladas.

"Era el inicio de un despegue y se pronosticaba un 2005 superior pues, además, se habían sembrado 141.000 hectáreas" de la gramínea, subrayó el ministro.

Pero, según Rosales del Toro, debido al clima adverso la producción cayó en forma violenta, pues la caña al cortarse rinde dos toneladas menos por hectárea mensualmente.

La actual cosecha es la tercera desde que el gobierno cubano decidió en 2002 realizar una reestructuración general de esta industria, que implicó la desactivación de 70 centrales de las 156 existentes hasta entonces.

La más alta producción de la industria azucarera cubana después de 1959 alcanzó los 8,5 millones de toneladas en 1970, cuando Castro se había fijado como objetivo alcanzar los 10 millones de toneladas de producción.

Pide frenar corrupción

Fidel Castro reivindicó este jueves al socialismo como el único sistema político que conduce a la justicia social y anunció la necesidad de crear "una nueva ética" en la isla de gobierno comunista para combatir la corrupción que azota al país.

"Hay que acabar con los 'trapicheos' (ventas en el mercado negro)", dijo Castro en una "intervención especial" efectuada ante unos 2.000 representantes de la flor y nata del poder en Cuba, incluidos ministros, dirigentes del gobernante Partido Comunista y altos oficiales de las fuerzas armadas.

"Tenemos la causa más justa, el mejor sistema (político) y lo estábamos despilfarrando", advirtió.

La sesión extraordinaria, anunciada en la mañana por los medios de prensa oficiales, había creado una gran expectativa entre la población, que esperaba anuncios explosivos de parte del veterano gobernante cubano.

"Se equivocaron. Frío, frío, frío", subrayó Castro, quien precisó que se trataba de "una sesión más de trabajo, propio de este momento" que vive el país. "No hay nada espectacular" en esta intervención, agregó el Comandante en Jefe en la reunión que se efectuaba en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Luciendo su tradicional uniforme militar verde olivo, Castro comenzó a leer comentarios de la población sobre su anuncio efectuado el 8 de marzo pasado de repartir ollas arroceras eléctricas a través de los mercados subsidiados por el Estado, pese a la crisis energética que se abate sobre la isla.

"Corriente no faltará", dijo el mandatario antes de anunciar que "para el primer trimestre del año que viene ya se podrá dormir tranquilos", sin apagones, debido a las medidas adoptadas por su gobierno.

Informó que a mediados del 2006 "la capacidad de generación será tan grande que no habrá riegos de apagones" tras la reparación o restauración de centrales energéticas y la adquisición de grandes grupos electrógenos.

Luego dijo que en el futuro "se va a dar más al pueblo y repartirlo mejor" a través de las bodegas (almacenes) que expenden sus productos en moneda nacional y no en divisas, a la vez que alabó "las formas socialistas del reparto".

Se deberá crear "una ética nueva en el reparto", sostuvo Castro, ya que "a todos nos duele mucho ver al vago beneficiándose de lo mismo que reciben los trabajadores".

Luego de explicar con extensos datos y cifras las formas de superar la crisis energética, el líder cubano cambió de tema y pasó a alabar las propiedades alimenticias del chocolate con leche, un tema que abordó en su discurso del 8 de marzo pasado.

"Desde junio daremos chocolatín con leche a las provincias orientales" de la isla, anunció Castro bajo los aplausos de su audiencia, para indicar que este beneficio se hará extensivo a todo el país en un futuro cercano.

El chocolate y la leche "no están aquí" y hay que importarlo, dijo.

Estos productos "deberán viajar (a la isla) para que tengan su luna de miel. Chocolatín con leche para las provincias orientales", añadió el gobernante.

Castro, de 78 años de edad y 46 de ellos en el poder en Cuba, comenzó su discurso a las 18h05 (22H05 GMT) y continuaba haciendo uso de la palabra más de dos horas después, matizando su discurso con diálogos que sostenía con dirigentes del Partido Comunista a los que les requería respuestas y datos sobre diversos temas.

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