WASHINGTON.- Sin apenas tiempo para lamentar o celebrar el resultado de las elecciones del martes, republicanos y demócratas han comenzado ya mismo a preparar el asalto de la vacante que dejará George W. Bush en la Casa Blanca dentro de dos años.
El primero en saltar a la arena ha sido el gobernador demócrata de Iowa, Tom Vilsack, quien el jueves anunció que ha presentado la documentación necesaria para la creación de un comité de campaña, el primer requisito para entrar en la carrera presidencial.
Vilsack es un nombre todavía algo opaco para el ciudadano medio, que en la última campaña electoral se ha acostumbrado a ver desfilar a varias de las "estrellas" que presumiblemente se disputarán la presidencia en 2008.
En la pasarela han cobrado una relevancia mucho mayor los candidatos demócratas.
A la cabeza de la "marea demócrata" se sitúa la mujer en quien se concentran ahora todas las miradas: la senadora por Nueva York Hillary Clinton.
La esposa del ex Presidente Bill Clinton ha superado la reválida de las elecciones con algo más que una buena nota, lo que ha reforzado aún más sus posibilidades de cara a 2008.
Hillary se llevó el triunfo en 59 de los 62 condados de su estado, incluidos algunos de los más conservadores, pero permanece impertérrita cuando se le pregunta por su futuro.
Con una actitud similar se mantiene quien se perfila en las encuestas como el máximo rival de Clinton en las primarias demócratas, el senador por Illinois Barack Obama.
Su presencia en la campaña ha sido casi ubicua y las carreras más disputadas han contado con su respaldo en lugares clave, como su estado de Illinois o Tennessee.
Un portavoz de Obama aseguró que éste ha visitado los estados clave para la batalla por el Senado al menos tres veces.
En una curiosa forma de retroalimentación, las "estrellas" de la política estadounidense se han paseado por las campañas con una clara intención: tú me dejas que capte votos para ti y a la vez yo aparezco en los informativos de la noche para convertirme en un rostro familiar en todos los hogares.
Tampoco han perdido el tiempo los republicanos, sobre todo los dos nombres que más suenan como aspirantes a sustituir a Bush, el senador John McCain y el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani.
McCain participó en cerca de 350 eventos y recaudó más de 10 millones de dólares para sus compañeros de partido en todo el país.
Por su parte, Giuliani pasó en los últimos días de campaña por Iowa y Nueva Hampshire, los dos estados que casualmente -o tal vez no tanto- son los primeros en celebrar primarias y suelen marcar el rumbo de los candidatos.
Lo que está claro es que no han sido unas buenas elecciones para los republicanos con algo en juego.
Uno de los "presidenciables", George Allen, ha visto cómo, tras una tumultuosa campaña, sus posibilidades de aspirar a suceder a Bush prácticamente se han dilapidado y más tras confirmarse que finalmente cedió el escaño de senador por Virginia al demócrata Jim Webb.
Tras el pasado 7 de noviembre, el único republicano con motivos para exhibir una sonrisa tras conocer los resultados es Arnold Schwarzenegger, que salió cómodamente elegido como gobernador de California y reforzó su imagen de republicano moderado.
Pero, por mucho que le atraiga la idea de seguir los pasos de Ronald Reagan y convertirse de gobernador de California en Presidente de EE.UU., al "Gobernator" le va a resultar imposible. No nació en Estados Unidos. Es de origen austríaco.