BERLÍN.- El Tribunal Supremo alemán ordenó hoy repetir nuevamente el proceso contra el marroquí Mounir El Motasadeq, presunto cómplice de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.
El caso fue devuelto a la Audiencia Territorial de Hamburgo, que había condenado a Motasadeq, en un segundo proceso, a siete años y medio de cárcel por pertenencia a banda armada, sin contemplar el cargo de complicidad en más de mil casos de asesinato que le imputaba la fiscalía.
En su sentencia de hoy, el Supremo da por probado también el delito de complicidad con un asesinato múltiple y devuelve el caso a la Audiencia Territorial para que considere también este cargo al fijar la condena para el marroquí, que fue la primera persona puesta a disposición de un tribunal en relación con el 11-S.
El Supremo, sin embargo, revisa la cifra de los 3.000 asesinatos y se limitó a 246, en referencia a los pasajeros de los tres aviones secuestrados que irremediablemente tenían que morir si se perpetraban los atentados de cuyos planes, según el tribunal, Motasadeq tuvo que tener al menos una información vaga.
En el primer proceso, Motasadeq había sido condenado a 15 años de cárcel por pertenencia a banda armada y complicidad en más de 3.000 casos de asesinato, pero está sentencia fue revocada por el Supremo por considerar que en el juicio no se habían tenido en cuenta testimonios que hubieran podido exculpar al acusado.
Motasadeq pertenecía al círculo que se formó en Hamburgo en torno a Mohamed Atta y los otros pilotos suicidas del 11 de septiembre y manejó incluso las cuentas bancarias de algunos de ellos durante sus ausencias.
La fiscalía consideró que el manejo de las cuentas bancarias del grupo, así como otros favores que les dispensaba, servían para cubrir las espaldas a los terroristas cuando estos se encontraban fuera de Hamburgo preparando los atentados.
En el primer proceso, Motasadeq se mostró bastante cooperativo e hizo amplias declaraciones sobre su vida y su relación con el grupo de Atta, llegando incluso a admitir que había recibido entrenamiento militar en un campamento de Al Qaeda en Afganistán.
No obstante, Motasadeq, al igual que sus abogados, sostuvo que los servicios que le prestaba a Atta y su grupo no tuvieron nada que ver con la preparación de los atentados -de los que el marroquí asegura no haber tenido noticia previa- sino la relación normal entre personas del mismo origen en el extranjero.
Asímismo, Motasadeq explicó su estancia en Afganistán diciendo que sólo había querido cumplir un precepto de su religión según el cual todo musulmán debe aprender a nadar, a montar a caballo y a manejar un arma.
En el segundo proceso, Motasadeq cambió de estrategia y, tras leer una declaración escrita el primer día, guardó silencio absoluto.