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El sida continúa infectando y matando a millones de personas en el mundo

La infección es actualmente responsable de tres millones de muertes anuales.

09 de Agosto de 2008 | 05:48 | DPA

CIUDAD DE MÉXICO.- Ha dejado de ser una inapelable condena de muerte. Aunque aún no tiene cura, su contagio puede prevenirse prácticamente en un 100 por ciento y la enfermedad mantenerse bajo control. Con un tratamiento adecuado, un joven portador de 20 años puede llegar a la edad adulta con una buena calidad de vida, según los expertos.


Sin embargo, durante el 2007 se registraron 2,5 millones de nuevos contagios de sida -por cada dos personas que comienzan el tratamiento otras cinco contraen la enfermedad- y la infección es actualmente responsable de tres millones de muertes anuales. Por causa de la epidemia, en países de África Subsahariana, por ejemplo, la esperanza de vida es de solo 46 años.


¿Por qué?. Tal vez el principal aporte de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, que concluyo el 8 de este mes en la capital mexicana, consistió en que transmitió a todo el mundo, comenzando por América Latina y el Caribe, las respuestas claras y categóricas a este interrogante.


La primera es que por múltiples causas -económicas, sociales, informativas y educativas, generacionales, culturales, religiosas, psicológicas, patológicas y hasta criminales- no existe una prevención universal.


Un alto porcentaje de las relaciones sexuales de todo tipo que a diario se producen en todo el mundo prescinden del uso del condón masculino o femenino, hasta ahora el único método científicamente comprobado como seguro. O, si se recurre a él, muchas veces se utiliza inadecuadamente.


Pero el sida no sólo se contagia por medio de las relaciones sexuales. También por el consumo de drogas intravenosas, por la transfusión de sangre infectada, por el contacto de una madre portadora con su hijo en el momento de nacer y por la lactancia.


Tampoco en el 100 por ciento de estos casos se recurre a jeringas y agujas que no hayan sido utilizadas previamente, ni a controles estrictos de la sangre que será recibida ni a los nuevos tratamientos que reducen significativamente el contagio madre-hijo.


De las mujeres embarazadas que resultaron positivas en el 2007, sólo el 33 por ciento tuvieron acceso al tratamiento para evitar la transmisión del virus al bebé.


La segunda respuesta es que, por desconocimiento, temor, vergüenza, exceso de autoconfianza, desidia o irresponsabilidad, y por inexistencia o dificultad de acceso a los centros de control, las pruebas de detección son excepcionales o escasas.


En México, por ejemplo, el número de infectados que no lo saben se estima en casi 200.000.La meta mundial de cobertura para la prueba de detección a mujeres embarazadas es del 80 por ciento. Aunque algunos países ya la han alcanzado, el promedio mundial en el 2007 fue de sólo el 18 por ciento.


La tercera respuesta es que su alto costo; la complejidad - cada vez menor - de su administración, control y eventual sustitución; la necesidad del estricto cumplimiento de las prescripciones medicas en cuanto a dosis, regularidad y continuidad; sus efectos secundarios; las limitaciones y carencias de los sistemas y servicios de salud; el acceso a los medicamentos antirretrovirales tampoco tienen un carácter universal.


Mientras en Sudáfrica pueden costar 16.000 dólares por persona al año, en El Salvador se obtienen por entre 300 y 5.000 dólares.


Esta cobertura adquiere ahora una importancia mayor ya que una de las principales conclusiones científicas de la XVII Conferencia Internacional fue que algunos de estos medicamentos, o una combinación de ellos, pueden actuar como efectivos preventivos en caso de alguna relación sexual sin protección y con algún nivel de riesgo o sospecha, como una violación.


La cuarta respuesta tiene que ver con el estado general de salud del infectado, con las condiciones de su sistema inmunológico y éstas con sus condiciones socio-económicas: la cantidad, calidad y variedad de su nutricion/alimentación; sus posibilidades de una vida física y mental saludable (deportes, descanso adecuado, bajo nivel de estrés, etc.).Como se comprueba, superar estas limitaciones y satisfacer estos requisitos son cuestiones de muy difícil pero no imposible solución.


Algunos, como el uso universal del condón -y la circuncisión masculina, otra recomendación no oficial de la Conferencia Internacional- implican intervenir en un terreno tan privado y heterogéneo como el de la sexualidad individual y en espacios socio- culturales y religiosos vedados inclusive para el sistema de las Naciones Unidas.


Otros, dependen fundamentalmente de la disponibilidad de recursos financieros. Del aporte de fundaciones y del cumplimiento de los compromisos asumidos por los gobierno del G -8, como se demando en la clausura de la Conferencia. Y de las negociaciones tripartitas entre gobiernos nacionales, organismos internacionales y la industria de medicamentos para abaratar los costos de los antirretrovirales y facilitar la producción y comercialización o distribución gratuita de genéricos.


Pero todos, si de países pobres o de medianos recursos se trata, están condicionados por la injusta distribución de la riqueza, los bajos niveles de ingresos, alimentación, educación y salud; marginalidad y falta de acceso a servicios esenciales como agua potable, sistemas de desage, comunicaciones y transportes públicos, de las grandes mayorías.


A ello se suman la debilidad y limitaciones presupuestarias y de gestión de los Estados nacionales. Por eso, la Conferencia insistió en la necesidad de una acción conjunta urgente de todos los sectores involucrados.

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