Si el combustible nuclear de uno de los reactores dañados en Fukushima se fugó, tan como algunos especulan, continuarán las fugas de combustible y altos niveles de liberaciones radiactivas.
APTOKIO.- Casi un mes después del devastador accidente nuclear de Japón, expertos en energía atómica, reguladores y políticos por todo el mundo siguen intrigados con respecto a un interrogante elemental: ¿Cuánto peligro sigue representando la planta de energía nuclear Daiichi en Fukushima?
Eso depende en gran medida de cuán calientes sigan las varillas de combustible de uranio en la planta nuclear, y si el combustible se ha escapado de su contenedor. Sin embargo, se sabe notoriamente poco de lo que realmente está ocurriendo dentro de los reactores, ya que algunas áreas siguen siendo demasiado radiactivas para que los trabajadores se acerquen y algunos instrumentos no han funcionado bien.
La lentitud de los datos entrantes y los contradictorios estimados de lo que realmente significa la información disponible, han impulsado una serie de confusos análisis y una vocal división entre funcionarios en Japón y el extranjero; e incluso entre un integrante del Congreso y la Comisión Reguladora de Energía Nuclear de Estados Unidos.
Previamente en la semana, la comisión especuló que el combustible nuclear en el núcleo de uno de los reactores dañados en la planta, probablemente, se había fugado de su grueso contenedor presurizado de acero, la barrera protectora de mayor importancia. Si se demuestra que eso es exacto, sugeriría la perspectiva de que continúen fugas de combustible y altos niveles de liberaciones radiactivas que complicarían enormemente los esfuerzos de contención y limpieza.
Sin embargo, funcionarios japoneses dijeron que no había pruebas de que un contenedor presurizado estuviera comprometido, y se preguntaban por qué estaban leyendo sobre esto en periódicos. “Si algo les preocupa, deberían hacérnoslo saber”, dijo Kentaro Morita, uno de los portavoces del regulador nuclear de Japón, la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial, luego que sus contrapartes estadounidenses hicieran sonar la alarma con respecto a una posible fuga de combustible nuclear en el segundo reactor de la planta, contradiciendo claramente versiones japonesas.
“No nos informaron dichas inquietudes de manera directa”, destacó Morita. En tanto, un prominente funcionario de la Cancillería de Japón acusó a los medios de comunicación extranjeros, este jueves, de exagerar la amenaza que representa la planta nuclear y la radiación que emana de ella. Los temores a la radiación están dañando las ventas de productos japoneses en el exterior.
Tendrá grandes repercusiones en el debate científico quien se demuestre que está en lo correcto con respecto a cómo y cuándo pudiera controlarse la crisis nuclear, así como las implicaciones potenciales si los supuestos terminan siendo erróneos.
Desde el principio han existido diferencias. Las autoridades estadounidenses expresan una opinión más pesimista que sus contrapartes japonesas. Estados Unidos les ha aconsejado a sus ciudadanos que permanezcan cuando menos a 80 kilómetros de distancia de la planta Fukushima Daiichi. Mientras que funcionarios japoneses evacuaron a residentes en un radio de 20 kilómetros, y desde entonces dijeron que estaban considerando la expansión de la zona de evacuación.
Una evaluación de finales de marzo por parte de la Comisión Reguladora de Energía Nuclear dijo que las explosiones de hidrógeno en la planta pudieran haber arrojado partículas de combustible nuclear hasta un kilómetro y medio de los estanques de combustible nuclear del reactor.
El Pentágono ha suministrado vigilancia mediante aviones teledirigidos, los cuales pueden contribuir a vigilar la radiación en la planta al nivel del suelo. Es posible que funcionarios estadounidenses estén fundamentando su análisis en datos que han reunido de manera independiente, aunque funcionarios de la administración Obama dicen que han compartido su información con sus contrapartes niponas.
Incluso así, no es fácil explicar la razón por la cual se están ofreciendo diferentes teorías sobre interrogantes fundamentales, como saber si el combustible radiactivo del contenedor de acero presurizado del reactor en la segunda unidad, esta filtrándose al fondo de la estructura de contención.
La Comisión Reguladora de Energía Nuclear citó altos niveles de radiación en un sitio dentro de la estructura de contención Núm. 2 como prueba para su análisis. Aunado a lo anterior, se detectaron niveles sumamente altos de radiación en el agua a partir de una fuga que fue detenida hace poco, la cual se extendía desde el edificio del reactor a una zanja de drenaje y hasta el océano. Los japoneses niegan de plano esta posibilidad. “En este momento, no tenemos información alguna que revele la presencia de una fuga hacia los recipientes de contención”, dijo Hidehiko Nishiyama, el subdirector general de la dependencia reguladora de Japón.
Funcionarios japoneses creen que el agua bombeada al reactor para enfriarlo pudiera haberse fugado de alguna manera del contenedor del reactor, arrastrando consigo partículas del combustible. Aunado a esto, hay pruebas de que una explosión pudo haber agrietado la estructura principal de contención, lo cual pudo haber permitido que se filtrara agua con altos niveles de radiactividad a otras partes de la planta y al océano.