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El sueño de Douglas 17/11/2000

17 de Noviembre de 2000 | 00:00 |
El que algunos se atreven a llamar El príncipe del amor prepara sus maletas para irse a la conquista de México de la mano de su tercer disco Serenata a la luz de los ángeles. Dejará su barrio Independencia, como antes dejó el kung-fu y las pichangas de barrio.

Por Pablo Márquez F.
(17/11/2000)


Douglas Rebolledo quiere tener una casa grande. Muy grande. Pero la quiere tener en México, allá en algún rincón del asfixiante D.F., ciudad que cada día se ve más acogedora para este cantante chileno que algunos se atreven a llamar El príncipe del amor.


La culpa de todo la tiene su tercer disco, Serenata a la luz de los ángeles, placa que el próximo lunes llegará a las estanterías locales - también de Argentina, Perú y Bolivia- en forma de homenaje a la trayectoria musical de uno de sus grupos indispensables, Los Angeles Negros, banda chilena que brilló con fuerza en el país azteca y que millones de mexicanos adoptaron como suya.


El álbum, grabado íntegramente en la capital azteca, es una co-producción entre las filiales chilenas y mexicanas de su casa discográfica. Un gran paso, es cierto, pero el asunto obligará a Douglas a radicarse por unos meses lejos de la casa de su madre, en Maipú, y de sus amigos de siempre, con los que todavía comparte un grupo cristiano de acción social en el barrio Independencia.


Claro que el cantante está feliz. Y aunque sabe que extrañará mucho jugar pictograma con sus amigos o ir al cine con sus vecinos si le resultan sus planes de hacer carrera en la misma tierra donde triunfó Germaín de la Fuente, uno de sus grandes ídolos, este ex aficionado al kung fu sabe que en la vida hay que hacer sacrificios.


Y él ya ha hecho varios por seguir en esta profesión. Dejar el fútbol para evitar pelotazos que le puedan dañar el rostro, por ejemplo, o colgar el cinturón de su arte de pelea por temor a alguna lesión grave.


Porque con miras a su proyección internacional, si Douglas Rebolledo hoy toma clases de algo, sólo pueden ser de canto. Para este álbum lo hizo, al menos, con la idea de tratar de proyectar todo el sentimiento posible en la difícil estructura vocal de las canciones de Los Angeles Negros.


Si lo logra, dice, el camino estará libre. El compromiso, asegura, es que si resultan sus canciones de Serenata... tendrá todo el apoyo de México para editar allá un nuevo disco pero de canciones inéditas. El paso final.


Mientras llega la hora de tomar el avión, se prepara a conciencia en todos los detalles. El más importante, asegura, es trabajar bien el álbum en Chile antes de partir, para que su público sepa que existe aunque esté lejos. Y para que cuando sus amigos y su familia vayan a verlo, llenando su casa grande, sólo le lleven buenas noticias.

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