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"Hannibal" es de lectura voraz

La última novela de Thomas Harris vuelve a estar de moda, a raíz del estreno del filme de Ridley Scott basado en la segunda parte de las voraces andanzas del doctor Hannibal Lecter. La historia es tan interesante y rica en detalles que vale la pena considerar antes de ingresar a la sala de cine.

21 de Febrero de 2001 | 17:29 | emol.com, Marcelo Cabello
SANTIAGO.- No es casualidad que, en esta segunda parte, el protagonista adquiera la identidad de un culto y erudito conservador de una colección de libros raros en la biblioteca de una familia florentina aristocrática. No sin antes, es parte de su naturaleza, Hannibal Lecter elimina al guardián de la Biblioteca Capponi -en la Sala de los Lirios del Palazzo Vecchio- y se ofrece para el cargo.

Es que Thomas Harris, autor de best sellers (El dragón rojo y El silencio de los inocentes), sabe escribir comercialmente, pero no deja de lado sus gustos literarios, aquellos que hablan de su admiración por clásicos de su lengua, como Dickens, Stevenson, Jane Austen. Vale decir, sabe dosificar historias sin ser un gran novelista; maneja los tiempos y el interés del lector en un relato de largo aliento.

En US$10 millones vendió Thomas Harris los derechos fílmicos de la saga del sicópata Hannibal LecterEjemplo de ello es este trabajo de 1999, Hannibal (Grijalbo), que vuelve a las estanterías a propósito del estreno del largometraje homónimo, dirigido por Ridley Scott y producido por Dino de Laurentis, quien desembolsó US$10 millones por los derechos fílmicos de la novela.

Van siete años desde que la joven agente del FBI Clarice Starling se entrevistara con el doctor Hannibal Lector para atrapar a otro asesino en serie, James Gumb, modisto conocido como Buffalo Bill. Ahora, Lecter huyó de la prisión y vive en Florencia, mientras que su amiga policía sufre de la envidia del departamento en medio de disputas de poder.

La novela da cuenta de ello, al mostrar a Starling en un operativo antidrogas -desmereciendo los jefes sus capacidades e inteligencia-. Ella elimina, en defensa propia, a una mujer narcotraficante (con un bebé en los brazos) y sale en las portadas de diarios como el "ángel de la muerte". Sus superiores la crucificaron, al avisar antes a los medios sobre la redada.

Los tiempos han trocado. Ella ya no es tan ingenua, y sabe, tras beber sendos sorbos de whisky y emitir gruesas palabrotas, que el FBI la tiene de chivo expiatorio. No le cree a nadie, y en sus recuerdos sólo cabe la comprensión y sicoanálisis de Lecter ¿Dónde está ese voraz siquiatra? Simple: en Florencia, disfrutando de la belleza arquitectónica y delicia culinaria.

Hannibal se pasea por un palacio del siglo 15, con vista al Ponte Vecchio y al río Arno. Calles renacentistas ocultan un trasfondo de horror. Situación que Harris investigó a fondo, al impactarse con un macabro hecho: entre 1962 y 1986 fueron asesinadas ocho parejas de novios en esa ciudad italiana, bajo las manos de Pietro Pacciani, "el monstruo de Florencia", un anciano campesino.

Una escena del filme, que protagonizan Anthony Hopkins, como el siquiatra caníbal, y Julianne Moore en el papel del agente StarlingEl tercer personaje en esta historia es Mason Verger, única víctima sobreviviente de las fauces de Lecter que, con el respirador artificial, la silla de ruedas y su cara desfigurada (sin nariz ni labios), sólo piensa en una "vendetta". Dinero no le falta y odio sobra; sólo requiere una carnada para sacar a la "piraña" de la oscuridad.

Qué mejor que Clarice Starling, mujer más madura pero en aprietos. Coimea a quien tenga alguna pista, como el comisario Pazzi y los agentes del FBI más corruptos. Es ahí donde el autor redime a los supuestos malos, como Lecter, y encasilla sigilosamente en el lado malvado a quienes luchan dentro del sistema valórico de cualquier clase media: necesidad de dinero, poder, simple odiosidad y tentaciones varias.

"Es una historia que tiene que ver con la sicología del amor y la venganza", argumentó Anthony Hopkins, quien personifica también en la saga al doctor Lecter. Personaje que, al saber de la tragedia de Starling, le escribe. Le habla del complot contra ella, de sus tristes recuerdos de infancia, y sin pensarlo decide viajar a Washington para rescatarla.

En la capital estadounidense lo espera una jauría de asesinos del Capitolio, del FBI y del más profundo corazón de Mason Verger. El final es tan fuerte como el vuelco de la historia.

Extracto de la novela

Crítica de la película
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