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Ahora el Forró es el baile de moda en Brasil

El forró es un baile originario de los estados del nordeste que se baila en pareja, con los cuerpos entrelazados, y en el que la chica se deja llevar, cual muñeca de trapo, por el cuerpo del hombre, recordando, en cierto sentido, al tango, a pesar de que los movimientos del forró son mucho más quebrados.

21 de Septiembre de 2003 | 14:39 | Reuters
RIO DE JANEIRO.- Las pieles morenas, doradas por el sol de una playa paradisiaca, que se entrelazan bailando al son de la lambada son ya una imagen relegada a los archivos de las filmotecas.

Ahora, los jóvenes brasileños se abrazan en plazas y fiestas danzando forró, el ritmo de moda.

El forró es un baile originario de los estados del nordeste que se baila en pareja, con los cuerpos entrelazados, y en el que la chica se deja llevar, cual muñeca de trapo, por el cuerpo del hombre, recordando, en cierto sentido, al tango, a pesar de que los movimientos del forró son mucho más quebrados.

Sin el erotismo y la energía de la lambada, y lejos de la playa, el forró es un ritmo más rústico, muy tradicional, pero que mantiene un elemento esencial: se baila en pareja.

“Es muy agradable, poder encajar tu cadera en la de la chica y unidos seguir el ritmo”, comenta el amazonense Paulo Sergio, de 25 años que va a shows de forró de tres a cuatro veces por semana.

“Los jóvenes quieren bailar en pareja, cuando la lambada pasó de moda, redescubrieron el forró”, comenta Daniel González, profesor de danza de la academia Jaime Aroxa de Río de Janeiro.

La mayoría de los que bailan forró asumen que parte del encanto reside en el hecho de poder entrar en contacto con personas del sexo contrario.

“Me encanta bailar, pero también me ayuda a superar mi timidez, sacar a una chica a bailar es una gran excusa para acercarse (...) habíamos perdido esa excusa desde la lambada”, asegura Alexandre Nascimento, un joven de 30 años del estado de Minas Gerais.

A pesar de no ser un baile complicado, es esencial saber dirigir con precisión. Por ello, muchos chicos pasan por una academia.

“En las aulas, la mayoría son hombres”, afirma Quico Campolin, profesor de la carioca Compañía Aerea de Danza, corroborando un hecho que se extiende por todo Brasil.


Origen incierto

Con trescientos años de historia, los especialistas no se ponen de acuerdo sobre el origen de la palabra que designa a este tipo de baile.

Si se pregunta en la calle, el brasileño común comentará que forró deriva de la expresión inglesa “for all” (para todos), la frase que estaba escrita en la puerta de los bailes promovidos por los ingleses que vivían en el estado nordestino de Pernambuco, construyendo la línea de ferrocarril a principios del siglo XVIII.

Otros, en cambio, dicen que cuando los ingleses llegaron, ya existía la palabra de origen africano “forrobodó” usada para designar fiestas populares. Y de ahí derivó el término.

Lo que nadie duda es que el baile quedó restringido a una expresión popular limitada a las regiones del nordeste, las más pobres del país.

Y como tal se mantuvo hasta principios de los años 90, cuando, todavía vivos los últimos vestigios de la fiebre de la lambada, algunos brasileños del sudeste, centro neurálgico de producción y consumo cultural del país con São Paulo y Río de Janeiro a la cabeza, comenzaron a interesarse por ese ritmo quebrado y sensual.


Resurrección

Los universitarios de la ciudad de Itaúnas, en el estado de Espíritu Santo, redescubrieron el ritmo hace cinco años.

“Con la crisis económica, los burgueses del sudeste dejaron de viajar para Miami y las Bahamas y escogieron el nordeste de Brasil como destino: allí descubrieron lo que para nosotros es cotidiano”, comentó Elba Ramalho, reconocida como una de las mejores intérpretes de forró.

“Hasta ese momento, no es que (los brasileños del sudeste) no supieran que existía, sino que tenían un prejuicio con respecto a la cultura popular”, añadió Ramalho.

Las provincias del nordeste son las más pobres de Brasil, por lo que muchos de sus habitantes emigran para los estados del sur en busca de mejores condiciones de vida.

El hecho de que el forró no se practicase en el sudeste no significaba que estuviese muerto. En el norte se bailó siempre. Eso explica que bandas, como el grupo Trio Nordestino, discípulo de Luis Gonzága -el gran renovador del forró- existan desde hace más de 40 años.

“Fue un proceso lento, pero ahora que ha llegado no se va a ir, el forró no es moda”, aseguró Coroné, el más antiguo miembro de la banda.

Parte del éxito del forró se debe a que, para tocarlo sólo se necesitan tres instrumentos: la sanfona (el acordeón) la azambumba (un gran tambor) y el triángulo, instrumentos fáciles de transportar y que no necesitan electricidad.

Esas características también ayudaron a que el forró dejase de ser un ritmo restringido a las fiestas “juninas” -que conmemoran a San Juan y también son originarias del nordeste- para convertirse en algo usual en cualquier fiesta.

De hecho, en las grandes capitales se puede bailar forró casi diariamente, y los fines de semana, grupos de jóvenes organizan encuentros más o menos improvisados al aire libre, como el del domingo por la tarde en la Lagoa Rodrigo de Freitas en Río de Janeiro.

“Como el samba, el forró llegó lentamente, de abajo para arriba, del pueblo a la élite. No va ser algo pasajero como la lambada, ahora ya se asumió como parte de la cultura de Brasil”, sentencia Elba Ramalho.
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