Teatro Municipal: "I Pagliacci" y "Gianni Schicchi"
I PAGLIACCI
Dirección Musical: Rani Calderón
Régie: Willy Landin
Escenografía: Enrique Bordolini
Principales intérpretes: G. Grigorian, R. Stanisci, L. Gaeta, J.J. Frontal, G. Tomckowiack.
GIANNI SCHICCHI
Dirección Musical: Rani Calderón
Régie: Willy Landin
Escenografía: Enrique Bordolini
Principales intérpretes: P. Méndez, R. Stanisci, L. Olivares.
Teatro Municipal de Santiago de Chile, jueves 30 de octubre de 2003
Lo único novedoso de la nueva puesta en escena de “I Pagliacci” fue la régie de Willy Landin, quien, en complicidad con el escenógrafo Enrique Bordolini, trasladó la acción a un set de televisión en los años 50 del siglo pasado. La idea resultó bien, en especial gracias al efecto de replicar las imágenes en una pantalla gigante ubicada al fondo del escenario, con lo cual la violencia resultó amplificada visualmente y no sólo en términos sonoros. Brillante la apertura de la función de teatro, con números circenses bien esbozados.
Inocua la dirección musical de Rani Calderón. Sin nervio para conducir una obra como ésta y sin énfasis personales, su lectura de la partitura fue correcta sin más. En el Intermezzo pareció surgir una vocación lírica que tiene que desarrollar.
No estuvo Leo Nucci en esta función: cantó sólo en la primera y debió regresar a su patria producto de un problema estomacal. En viaje de urgencia y sin previo ensayo, el barítono argentino Luis Gaeta asumió el Prólogo y la parte de Tonio. Buen actor y cantante solvente, Gaeta cuenta con una voz clara y una emisión algo atenorada que no lo dejan abordar cómodamente al contrahecho payaso. Gegam Grigorian (Canio) ha perdido solidez en la emisión y contundencia sonora, pero todavía hay frases que rescatar y una cierta energía comunicativa. No es buen actor, pero lo redimen el grano de su voz y la garra con que se involucra en el drama. Rachele Stanisci fue una Nedda todo ardor, de buena figura y voz segura. Discreto el Silvio de José Julián Frontal y muy bien cantados Beppe y Arlequín por Gonzalo Tomckowiack.
El programa doble siguió con el esperado “Gianni Schicchi”, que no se presentaba en Chile desde 1972. Willy Landin demostró ser un buen régisseur, dejando correr el texto y la música, y sin permitir caricaturas, tentación en la que es fácil caer. Bordolini tradujo una Florencia renacentista más que remitir al 1299.
Calderón estuvo en mejor elemento e hizo fluir con naturalidad la partitura. Muy sólido el equipo de cantantes. Bien preparados en lo musical y buenos actores, fueron liderados por el excelente Schicchi de Patricio Méndez: un actorazo, preciso y dueño de cada palabra, de cada inflexión y de cada gesto. El público lo ovacionó.
También se superó Rachele Stanisci, en un papel que es el polo opuesto a Nedda. Su “O mio babbino caro” fue cantado con respeto absoluto por la línea y con delicadeza extrema. Luis Olivares fue Rinuccio, al que aportó distinción y claridad vocal, especialmente en la elegía a Firenze. Sólo que su físico, algo contundente y nada favorecido por el vestuario, no va bien con el de un conquistador mozalbete casadero.
Juan Antonio Muñoz H.