Jazz sin piano
Íñigo Díaz 17/4/2004
El contrabajista Felipe Chacón había advertido que su nuevo proyecto jazzístico estaría orientado hacia la consolidación de un quinteto acústico bop en la línea de los conjuntos organizados por la Blue Note desde los años 50. Esto es una doble troncal melódica con trompeta y saxofón tenor, y una sección rítmica pulsante con piano, contrabajo y batería. Mientras aún se encuentra en la búsqueda de los hombres idóneos para su conjunto el contrabajista ha levantado un trío “pianoless”, es decir, una banda que se exime de la figura del piano como el gran soporte armónico.
Chacón no ha descubierto la pólvora ni mucho menos. Simplemente está poniendo en acción un formato jazzístico que alcanzó gran éxito en los años 50 de la mano del innovador tenorista Sonny Rollins: saxo, contrabajo y batería. Salvo el antecedente del baritonista Gerry Mulligan (y su magnifico cuarteto cool jazz sin piano), este formato no había sido utilizado en Nueva York por los músicos modernos. Rollins reunió fuerzas para demostrar que sí era posible hacer bop teniendo a un sólido, limpio y sensato contrabajo que entregara claridad armónica al solista a través de unas supuestamente frágiles líneas de estas cuatro cuerdas.
Una muestra de esta variante jazzística quedó expuesta sobre el escenario del club Thelonious con el nuevo –y posiblemente momentáneo- trío de un Felipe Chacón de larga trayectoria como sideman. Pertenece a los tríos del guitarrista Federico Dannemann y el baterista Alejandro Espinosa, así como también militó en el primer quinteto del trompetista Cristián Cuturrufo. Su banda personal actual la integran el polivalente y veterano baterista de 23 años Félix Lecaros (lleva más de nueve temporadas en el profesionalismo) y la nueva saxofonista tenor de 15 años Melissa Aldana (última representante de la pequeña dinastía de saxofonistas, hija de Marcos Aldana y nieta de Kiko Aldana).
Otros proyectos de trío “pianoless” del momento son el que forman Claudio Rubio (tenor), Daniel Navarrete (contrabajo) y Andy Baeza (batería), o el que integran Edén Carrasco (alto), Francisco Carvajal (contrabajo) y Cristián Bidart (batería). Estas dos bandas están enfocadas al jazz avant-garde, el free jazz y la improvisación libre. El trío de Chacón aparece como un fiel representante del bop puro, honesto y directo a la vena. Así es como entonces Aldana abre los fuegos a todo pulmón, demostrando que técnicamente es una solista única, tal como lo han reconocido sus pares. Chacón, en tanto, está obligado a permanecer como un roble sosteniendo la plataforma completa con sus pulsaciones, no demasiado rotundas como para opacar al saxofón ni tampoco demasiado blandas como para desestabilizar a la banda. Chacón sabe de lo que habla cuando se trata del lenguaje boper. Es lo que ha tocado toda su vida como jazzista. Félix Lecaros, quien se desenvuelve con la misma propiedad en el hard bop (La Tropa), la fusión (Pablo Lecaros Sexteto), el post-bop (Nicolás Vera Quinteto) y el avant-garde (Carlos Silva Trío), tiene aquí la posibilidad de bajar las revoluciones y practicar su lado de acompañante más que el de avanzado solista. Sobre todo porque los standards modernos que forman parte del repertorio del trío están tocados casi siempre en downtempo o con tratamientos muy musicales.
Este repertorio, basado en piezas de Rollins, Monk, Strayhorn y otros compositores modernos, son la puesta a punto para un conjunto heterogéneo, al menos si comparamos las generaciones a las que pertenecen sus integrantes. Para Melissa Aldana, la expresión “toda la vida por delante” resulta insuficiente. Pareciera que tiene dos vidas para seguir creciendo como jazzista. Por eso prefirió no regresar al escenario para un bis, porque “mañana tiene que estar en el colegio a las ocho en punto”, como advirtió Chacón. Sólo resta esperar a ver el cambio en la fisonomía de un conjunto que cuando encuentre a su trompetista y a su pianista dará vuelta la página para seguir adelante bajo el nombre de, seguramente, Felipe Chacón Quinteto.
