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A los 77 años, Ibrahím Ferrer aún tiene un sueño discográfico por cumplir

El músico cubano, una de las estrellas de Buena Vista Social Club, cerró su gira internacional con gran éxito en Londres y declaró que quiere grabar un disco sólo de boleros.

02 de Noviembre de 2004 | 17:56 | EFE
LONDRES.- El músico cubano Ibrahím Ferrer concluyó con un apoteósico concierto en el Royal Festival Hall de Londres su gira "Buenos Hermanos 2004", tras la que se retirará para cumplir su sueño de grabar un disco íntegro de boleros que escogerá él mismo.

A los 77 años, este artista, uno de los más emotivos del exitoso proyecto Buena Vista Social Club, levantó al numeroso público de sus asientos repetidas veces y demostró que, a pesar de estar visiblemente envejecido, aún le queda mucha energía y vitalidad para llevarle "alegría al mundo".

Tras un tema instrumental a cargo de una orquesta de diecisiete músicos, la mayor parte de ellos pertenecientes a la originaria del Buena Vista, Ibrahím Ferrer salió anoche al escenario con más entusiasmo que el de todos sus músicos juntos y empeñado en que ni el cansancio ni los problemas de oído le estropeasen la velada.

Durante las casi dos horas y media que duró el concierto Ibrahím, con su inseparable gorra, esta vez de color violeta, tocó la mayor parte de los temas de Buenos Hermanos, su segundo y más reciente disco en solitario, como "No tiene telaraña", "Oye mi consejo" o "Mil congojas".

A ese disco también pertenecen otras dos canciones que sonaron la pasada noche en Londres y que forman parte de las preferidos del artista: "Mi música cubana", dedicada a los grandes músicos de su tierra, y "Hay que entrarle a palos a ese", que Ibrahím ya cantaba cuando era joven.

Ibrahím Ferrer, que nació en Santiago de Cuba en 1927, comenzó a cantar cuando tenía sólo catorce años y después de pasar por varias orquestas y tocar con artistas de la talla de Benny Moré, se retiró a finales de los ochenta.

Pero en 1997, cuando se dedicaba a "lustrar zapatos para poder pagarse unos tragos", el productor musical Ry Cooder le ofreció participar en el disco del Buena Vista, que después Wim Wenders convertiría en el aclamado documental.

Con ese disco y con el Buena Vista Social Club presenta a Ibrahím Ferrer el prejubilado artista ganó dos Grammy -el primero compartido con sus compañeros, entre ellos Rubén González, Compay Segundo y Omara Portuondo-, premios a los que después se sumó un tercero por Buenos Hermanos.

Así pasó de ser un músico olvidado y, al igual que el resto de sus compañeros, saltó a la fama internacional y comenzó a viajar por todo el mundo dando a la música cubana un carácter comercial que hasta entonces no tenía.

Pero aunque fue una pena haber descubierto su talento tan tarde, lo cierto es que Ibrahím Ferrer parece estar dispuesto a aprovechar muy bien los años que le quedan.

Tanto que ha decidido cumplir su sueño de grabar un disco sólo de boleros porque, como ha declarado en numerosas ocasiones: "quizá es que soy más viejo pero a mí lo que me gusta son las canciones lentas".

Su genialidad se hace más patente en las canciones románticas, como en "Herido de sombra", uno de los últimos temas que interpretó en el Royal Festival Hall y con el que provocó un silencio sobrecogedor.

Ante un auditorio abarrotado Ibrahím estuvo acompañado por algunos de sus músicos más incondicionales, como Manuel Galbán (guitarra eléctrica), "Cachaito" López (contrabajo) y Guajiro Mirabal (trompeta), quién además interpretó varios temas como parte de la presentación de su debut en solitario.

Ferrer bromeó con el pianista Roberto Fonseca, unos de los componentes más jóvenes de la banda y la gran revelación de la noche, a ver cuál de los dos era capaz de improvisar mejor, en el caso del músico una melodía y en el caso de Ibrahím una letra.

Entonces sonaron unos acordes que pronto se hicieron familiares y que dieron lugar a la inolvidable "Dos gardenias", que, con un público entusiasmado y artífice de una gran ovación, fue seguida por "Candela", con la que dio por finalizado el concierto.
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