El director es considerado un experto en el título de Bizet, "que se mueve a una velocidad que no existe en otra ópera".
Susana Ponce de León G.
"La escritura musical es como un telegrama: hay que completarla. Claudio Arrau tenía razón al decir que la partitura es un esqueleto que el artista debe llenar con su carne y con su sangre. Un artista que no sufre no tiene nada que decir".
Jacques Delacôte -que dirigirá "Carmen" de George Bizet, en el Teatro Municipal desde el 26 de mayo- confiesa que esta obra lo ha hecho padecer muchísimo. Especialmente cuando debutó con ella:
"La Ópera de Viena me contrató y me pidieron ‘Madama Butterfly’, ‘La Traviata’... y ‘Carmen’. La primera vez que la dirigí en ese teatro, con el tenor James King, era muy lenta... ¡sufrí tanto para estimular la imaginación! Yo tenía la educación musical vienesa. Había hecho Mahler en Londres, en Cleveland, etc., etc., etc... y no es fácil salir de ese mundo para encontrarse con el espíritu tan francés de Bizet, siempre cambiante. ‘Carmen’ se mueve a una velocidad que no existe en otra ópera. Es una música que no puedes dejar estática jamás, las frases son siempre cortas y al interior de estas frases cortas siempre hay un lugar para la fantasía. Entonces hay que buscar y -quizás- encontrar. Pero si haces sólo lo que está escrito (es decir, nada) te vas a caer sobre tu nariz de aburrimiento".
"Esa primera experiencia en Viena fue un padecimiento sin fin hasta que el Covent Garden de Londres me pidió hacer ‘Carmen’ con José Carreras y Teresa Berganza. Preguntándome si sería capaz de salir airoso, trabajé, imaginé, sufrí y sufrí. Me fui a Londres y seguí sufriendo hasta que de pronto llegó la revelación ¡fue como una bomba!".
Y de ahí no pararon de llamarlo de los más importantes teatros: se había convertido en uno de los pocos expertos en esta ópera.
Gracias a Kleiber
El director confiesa: "El secreto de la ‘bomba’ es la inventiva, la fantasía. Estar siempre en movimiento, desarrollando una idea, cuidando los colores para las cuerdas... de Sol, Re, La. No se puede olvidar que Bizet era muy joven, sin mucha experiencia en la orquestación y no era un director, como Gustav Mahler, por ejemplo. Así que lo que él no escribió debe buscarlo uno".
Delacôte no acepta todos los laureles y aclara, enfático, que parte fundamental de su aprendizaje y de sus hallazgos se lo debe a Carlos Kleiber: "Las cartas, los intercambios de opiniones con él me obligaron a ir más allá, a buscar y nunca tener miedo de una idea musical de buen gusto, porque Carlos era alguien con un buen gusto inimaginable. Siempre me motivó y yo me aproveché de su amistad".
Delacôte señala que las mayores dificultades que presenta esta ópera en lo vocal y orquestal están en su permanente movilidad: "Técnicamente, lo más difícil es el quinteto, que se vuelve aun más difícil porque mis colegas tienen temor de dirigir ‘
alla breve, en uno’, ya que para ello hay que tener valentía: es más seguro dirigir ‘en dos’. Aburrido como la lluvia, pero se controla todo".
"Y para la orquesta no es la parte técnica la más difícil, sino la necesidad imperativa de estar permanentemente listos para reaccionar porque el maestro, o sea, yo, rompe el tiempo, encuentra alguna cosa, que puede ser un aspecto de cuerdas que no está escrito, un acorde seco, uno largo, etcétera. No puedo definir algo para siempre, porque es posible que en el estreno esté en un estado psicológico distinto al de la segunda función. Siempre necesito un espacio de libertad para improvisar. No para poner al mundo de cabeza, pero sí para enriquecer la presentación".
Aunque los recitativos escritos por Ernest Guiraud para reemplazar los diálogos originales le parecen "feísimos", el director explica que estarán en esta versión: "Es una opción del Teatro Municipal, pero le contaré mi secreto para mejorarlos: los recitativos están siempre escritos en la medida cuatro cuartos, es una convención. Pero como los recitativos deben ir en el ritmo de la lengua hablada, nunca se debe tener miedo de romper la medida para seguir el flujo del idioma. Si cuatro cuartos es aburrido, hay que buscar... y encontrar".
Destacados
-"Se le reprochaba a Bizet estar bajo la influencia de Wagner por su modulación, por la manera de componer, de quebrar un tema para hacer motivos pequeños. Pero Bizet sigue siendo Bizet. La elegancia de su instrumentación no tiene nada que ver con Wagner".
-"No sé si Bizet estaba consciente de haber creado esta gigantesca obra de arte. Creo que no, que apenas lo intuía".
-"Es cierto que Bizet tomó ‘El arreglito’ del compositor cubano Sebastián Yradier para La Habanera, pero hay que decir que de un tema muy banal hizo una maravilla".
Funciones
Internacional:
26, 28 y 31 de mayo y 2 de junio, en el Teatro Municipal.
Dirección musical: Jacques Delacôte. Régie, escenografía y vestuario: Pablo Núñez. Mariselle Martínez (Carmen), William Joyner (Don José), Nicoleta Ardelean (Micaëla) y Paulo Szot (Escamillo).
Nacional:
30 de mayo y 1 y 3 de junio.
Dirección musical: José Luis Domínguez. Miriam Caparotta, José Azócar Carolina Robleros y Homero Pérez. |