Gilberto Ponce
El Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, uno de los conjuntos más importantes de nuestro país, comenzó la celebración de sus 60 años de existencia. Cantando una hermosa obra sinfónico-coral, se presentó en el marco del concierto final de la llamada "Temporada del Descubrimiento", en el teatro de la plaza Baquedano.
Lo singular de estos festejos radica en el hecho que sus integrantes son, desde que la agrupación fuera fundada por Mario Baeza en 1945, simples aficionados, de las más variadas actividades, a los que sólo les une el deseo de hacer música. Lo notable es que han alcanzado un nivel muy profesional, que marca pautas en la vida musical chilena, pues han sido responsables de memorables estrenos, tanto de obras universales como nacionales.
Estos antecedentes llevaron tanto a la Orquesta Sinfónica, como a la Universidad, a rendirles un justo y merecido homenaje durante la función.
Festejo
La cantata "La primera noche de Walpurgis", Op. 60, de Felix Mendelssohn, es una obra de gran fuerza descriptiva, donde el coro tiene un rol fundamental, pues le corresponde asumir los roles que Goethe define en su "balada" del mismo nombre. Esto es, celebrantes druidas y aterrorizados cristianos doblegados por el ímpetu y la fe de los paganos en su rito por los comienzos de la primavera.
El cometido del coro, que dirige Hugo Villarroel, fue de total excelencia, tanto en belleza vocal, afinación, dicción y, por supuesto, en la expresividad con que relataron cantando partes como la llegada de la primavera, el ataque de los druidas a los cristianos y los coros finales. El conjunto ratificó plenamente los pergaminos que lo tienen como una de las mejores agrupaciones musicales del país.
La obra requiere de sólidos solistas, sobre todo de un gran barítono, que tiene las partes más exigentes. Con su cometido, Patricio Sabaté demostró que es uno de los mejores en esta cuerda. El tenor Jaime Caicompai cantó con el dramatismo requerido sus partes. El dolido temor de la parte que Mendelssohn confía a la contralto encontró en Pilar Díaz y en su hermosa voz a la intérprete ideal. En la breve parte cantada por Leonardo Aguilar, éste se vio con ciertas incomodidades de registro.
La dirección de David del Pino estuvo muy ajustada al estilo programático-descriptivo de la obra, logrando de la orquesta un alto nivel interpretativo.
Estreno
En la primera parte del concierto tuvimos oportunidad de escuchar una interesante obra del joven compositor chileno Víctor Hugo Toro. Se trata de "La Noche en la Isla", con textos de Pablo Neruda, para barítono y orquesta. La composición se aleja totalmente del lenguaje utilizado por los compositores de hoy. Su estilo recuerda a muchos otros compositores, incluso se le puede asociar con música para el cine, aun más, se rige por la "forma sonata".
La obra está muy bien orquestada, sus diferentes partes son fácilmente reconocibles y tiene buen gusto melódico. Sólo debe cuidar los equilibrios de la orquesta con el solista, en este caso Patricio Álvarez, quien con buen timbre y seguridad, cantó de memoria su parte. El rendimiento de la orquesta fue del mejor nivel, con un Del Pino muy a gusto con la obra.
Debut
El final de esta "Temporada del Descubrimiento" también marcó el debut del pianista Paolo Bortolameolli, de 22 años, junto a la Sinfónica. Para ello, el solista escogió interpretar una de las obras más conocidas y difíciles del repertorio: el Concierto Nº 1 para Piano y Orquesta en Si bemol menor, Op. 23, de Piotr Ilich Tchaikovsky. Se trata de un tremendo desafío, pues esto de saltarse muchos pasos previos es toda una audacia.
Bortolameolli tiene temperamento y una sólida técnica, junto a una pasión y un entusiasmo notables. Sin embargo, estas mismas cualidades juegan en su contra, pues haciendo gala de una cierta espectacularidad, tiende a apurar y a no escuchar a la orquesta. Dado lo anterior, además de notas falsas y otras omitidas a lo largo de la obra, se produjeron muchos desajustes, que pusieron en dificultades al director, quien realizó grandes esfuerzos por evitarlos.
La orquesta acompañó, con un sonido no siempre agradable y con afinación débil.
El joven solista tiene las condiciones para llegar a ser un importante músico. El tiempo dirá como administra su talento y repertorio, para no intentar llegar a la meta cuando recién comienza. Emociona ver a jóvenes como él, con ese acercamiento al instrumento, pero creemos que debe cuidar la velocidad que le imprime a su carrera.
En síntesis, un hermoso programa con una obra nueva que el público recordará con agrado, un pianista que es una gran promesa y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile que celebró con maestría su cumpleaños.