Información de cartelera sobre su debut en Chile
Revisa el listado de ganadores del concurso
No suenan como los Rolling Stones, tampoco como los Ramones y no les gusta el fútbol. Éste es Catupecu Machu, el menos argentino de los grupos de rock argentino, que debuta en Chile este 12 de agosto.
Javier Herrlein (batería), Fernando Ruiz Díaz (voz y guitarra), Macabre (teclados) y Gabriel Ruiz Díaz (bajo) son Catupecu Machu.
David Ponce
Gabriel Ruiz Díaz se da cuenta de que es parte de un grupo especial cuando, cada vez que sube a tocar a un escenario, empieza a fijarse en un detalle del vestuario entre el público que va a sus conciertos.
"Lo veo en las remeras (poleras) que tiene la gente en los shows. Hay tanto remeras de La Renga como de Soda Stereo como de Divididos o de un montón de grupos", pasa revista Ruiz Díaz, desde su puesto de bajista de Catupecu Machu. "Es gente que va a ver tanto música punk como música de rock, pop y un montón de cosas diferentes".
El rock de barrio suburbano de La Renga poco tiene que ver con el tono cosmopolita de unos Soda Stereo que distan a su vez del estilo visceral de Divididos, pero, entre el rock argentino, Catupecu Machu es compatible con todo porque no se parece exactamente a nada. El bajista lee a Borges y el grupo ha puesto desde funk y metal hasta sonidos electrónicos en sus discos
Dale! (1997),
A morir!!! (1998),
Cuentos decapitados (2000),
Cuadros dentro de cuadros (2002) y el reciente
El número imperfecto (2004), que vendrán a estrenar, por primera vez en vivo en Chile, el 12 de agosto en el bar ñuñoíno La Batuta.
"Este disco tiene como particularidad que quizás conjunte todos los discos de Catupecu", presenta Gabriel Ruiz Díaz. "Tiene cosas muy viscerales y melodías muy cuidadas y a la vez muchas experimentaciones en sonido. El estudio es algo que tratamos de usar de manera muy creativa. Ya desde
Cuentos decapitados empezamos a bucear en melodías de una manera muy comprometida".
–Las letras tampoco son muy callejeras. ¿Hay alguna influencia literaria en ellas?
"De hecho Fernando (Ruiz Díaz, cantante y guitarrista) lee muy poco. Yo leo mucho y él no es de leer tanto. Se nutre mucho de las experiencias y le gusta tener una forma más pictórica que concreta con las letras, poner imágenes en vez de dar un mensaje extremadamente concreto. Yo dejo que escriba él porque me encanta como escribe, me parece que lo hace mejor que yo".
–¿Eres como Borges, que se enorgullecía de lo que leía y no de lo que escribía?
"Claro, claro. Me gusta mucho jugar con el sonido, en los discos por lo general estoy metido en la composición, pero más metido todavía en la grabación y la producción del disco".
–¿Qué autores te gustan?
"Obviamente Borges es el que más me gusta, pero hay un montón de cosas que leer. De hecho también aprovecho cada viaje a los países diferentes a los que vamos para traer literatura. Cuando fui a Colombia traje mucho y ahora estoy esperando ir a Chile y espero descubrir algunas cosas".
No somos muchos pero somos Machu
Fernando Ruiz Díaz (voz y guitarra), Gabriel Ruiz Díaz (bajo), Macabre (teclados) y Javier Herrlein (batería) integran la actual formación de Catupecu Machu, iniciado hace diez años por los dos hermanos Ruiz Díaz en su natal barrio bonaerense de Villa Luro. "Es un lugar tranquilo, de los costados de la ciudad, no de la zona céntrica", explica por teléfono el bajista desde Buenos Aires.
–¿Venir del barrio y ser hermanos marca la identidad del grupo?
"No tanto la ubicación geográfica, porque siempre fuimos de movernos mucho, de vivir toda la ciudad. Buenos Aires, como toda capital, tiene una vida muy intensa. Toda ciudad grande tiene mucha velocidad y eso está en la música de Catupecu. Pero el hecho de que Fernando y yo seamos hermanos es muy fuerte. Desde antes de que empezara el grupo nos vemos todos los días y estamos todo el día haciendo cosas juntos. Cuando discutimos somos hermanos. Y también cuando estamos de acuerdo somos hermanos".
–Son hermanos, pero con seis años de diferencia. En general no es un grupo muy típico.
"La verdad que no. Siempre Catupecu estuvo lleno de cosas un tanto particulares. Y la música se fue nutriendo de esas cosas".
–¿Por eso tal vez se sienten distintos dentro del rock argentino?
"Sí, siempre buscamos un camino diferente. A mí los artistas que más me gustaron, de acá o de otro país, son los que hicieron un camino diferente a otras cosas. Charly García, Soda Stereo, Spinetta o Sumo fueron buscando su propio sonido, y eso es lo que buscamos en Catupecu. Si vemos que algo sentimos algo parecido a otra cosa lo erradicamos. Automáticamente".
–¿Automáticamente salen cosas originales? ¿Quedan muchas cosas en el camino?
"Sin darte cuenta se meten cosas que ya escuchaste, y entre todos siempre decimos
Che, pero ¿eso no es parecido a tal cosa? / Ah, sí. No existe la discusión: cuando algo es parecido, directamente lo hacemos desaparecer. Aunque algo se meterá sin que nos demos cuenta, porque uno aprende escuchando música y siempre puede haber una referencia. Descubrir cosas nuevas nos llena de adrenalina, y Catupecu se nutre de la adrenalina".
Catupecu Machu tampoco está aislado en el paisaje. En su reciente disco
El número imperfecto tuvieron invitados a Miguel
Zeta Bosio, ex bajista de Soda Stereo, al tecladista Fabián
Zorrito Von Quintiero, actual bajista de la banda de rock blusero Ratones Paranoicos, y a Leonardo de Cecco, baterista del grupo de origen punk Attaque 77. Y al lanzamiento del disco, el año pasado, invitaron a tocar a parte de la banda de murga y juerga Los Auténticos Decadentes.
"Sí, hay un montón de artistas que respetamos, más allá de que no compartamos estilos", explica Gabriel Ruiz Díaz. "Tocamos con Leo, tocó Zeta Bossio, nos gustan muchísimo Las Pelotas, nos gustan muchísimo Divididos (dos grupos herederos de la precursora banda Sumo), hay un montón de cosas de acá que nos gustan y por suerte tuvimos oportunidad con muchos de ellos de compartir escenario".
–¿No es raro haber ganado un público siendo distintos?
"Desde el primer momento con Catupecu, cuando iba poca gente a los shows, la gente se fue sumando y le fue gustando eso (que era) diferente. Esa gente que en un primer momento no prestaba atención, ahora con el tiempo entendió que eso particular que tiene Catupecu, que podía ser algo extraño, les llama la atención y les gusta. Y es lo que nos mueve. Esa búsqueda de un misterio nuevo cada momento".
–En el fútbol si te gusta un equipo no te puede gustar otro. En el rock no tiene por qué ser así.
"En el rock no pasa eso, y está comprobado con la cantidad de festivales que ha habido en Argentina en los últimos años y la cantidad de grupos diferentes que tocan en un mismo día. Quizás en algún momento podía parecer impensado que un grupo de rock toque con uno de pop y con uno de heavy, y ahora sí tocan juntos. La gente en Argentina está con una apertura con respecto a la música muy grande".
–Por ejemplo, ¿qué equipo les gusta en Catupecu Machu?
"Mirá, somos unos argentinos un tanto extraños, nosotros, porque no somos de mirar fútbol".
–¿Tampoco les gusta el fútbol?
"No, no. Veo partidos de la selección, de hecho me gusta jugar al fútbol pero no soy fanático de ningún equipo. Somos gente bastante particular", se ríe. "De hecho en el grupo, no nada más los músicos, sino los técnicos, el
manager, el sonidista, el iluminador, ninguno mira fútbol. Yo sé que es rarísimo".
–¿Pero es un requisito? ¿Como Marilyn Manson, que prohibía hablar de deportes en su gira?
"Se dio naturalmente. No, no nos gustan las prohibiciones. Las cosas autoritarias nunca nos gustaron".
Lee el comentario de El número imperfecto