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Los Llaneros de la Frontera:
"Los pobres somos más" 23/9/2005

23 de Septiembre de 2005 | 00:00 |
Si quisieran podrían hacer un desfile con la cantidad de discos de oro y platino que se han ganado, y de hecho una vez lo hicieron. Éste es el dúo superventas de la música ranchera en Chile, y aquí se declaran jefes de jefes, ajustan cuentas con Pedro Carcuro y Julio Videla y con los empresarios que los pasearon en carroza fúnebre por Curanilahue. ¿Falta de vehículo? "Falta de respeto", dicen Los Llaneros de La Frontera.


Los hermanos Luis y Carlos Huerta son Los Llaneros de la Frontera: "Éramos del verbo pobre".
Los discos
Hasta el año pasado, Los Llaneros de la Frontera se jactaban de haber vendido más de un millón de discos sin haber hecho siquiera una compilación de éxitos, gracias a catorce álbumes como su debut México en el corazón (1986), Cruz de palo (1990), De padre desconocido (1993), Hijo ingrato (1994), Cuna vacía (1996), Mi última lágrima (1998), Gracias, Chile (1999), 13 años (2001) e Y siguen los éxitos (2002).

Luego, Grandes éxitos en vivo (2004) fue lanzado como CD y DVD, y su disco actual es Prisionero de tus brazos, que contiene canciones características de los tres estilos que cultiva el dúo: el corrido "Prisionero de tus brazos", la cumbia "Morena de mis amores" y la ranchera " A los héroes de Antuco".

"Es así la canción ranchera", dice Carlos Huerta acerca de esa última canción. "Todas las composiciones son vivencias. No es ciencia ficción. No es como cuando tú escuchas a un rockero que te saca hasta la madre y te dicen cualquier garabato dentro de la canción, que yo lo encuentro del verbo grosero. Si uno está escuchando una canción es para relajarse, para distraerse, pero no para sentirse ofendido. La canción ranchera no: siempre se ha destacado porque cuando aquí en Chile ocurre una desgracia o se muere una persona conocida, el ranchero siempre esta ahí y le saca un tema".

Los Llaneros de la Frontera tienen más ejemplos de esta ley. "Por ejemplo, la canción ‘Ni por mil puñados de oro’: ¿A quién no se le muere la mamá? ¿Y cuántos hijos en Chile son buenos para tomar, le pegan a la mamá, hacen la salvajada más grande, y cuando se muere la mamá la lloran, pero cuando está viva no le brindan el cariño que realmente se merece? Esa canción habla textualmente de eso. Y el gran éxito de nosotros, ‘Dos monedas’: ese se trata de un hijo que sale a pedir monedas a la calle para llevarle al papá para que tome. En el mismo San Bernardo, si te das una vuelta por el centro, andan diez o quince niñitos pidiendo monedas"

–¿Cómo surgió la canción sobre Antuco?
"La sacamos porque se merecía un tema. Estamos hablando de cuarenta y tantos conscriptos que murieron y todas las familias detrás de ellos: son cientos de personas que quedaron en la memoria de todos los chilenos porque es una tragedia tremendamente grande, y la familia yo sé que va a estar muy contenta. Todos los temas que se hagan a esos héroes va a ser poco para inmortalizarlos y para que todo Chile escuche lo que pasó en ese momento".
David Ponce


Luis Huerta todavía vive en la ciudad de Maipo que lo vio nacer hace cincuenta años, y si su hermano Carlos, de 54, se cambió de domicilio, fue sólo hasta la cercana San Bernardo, donde su casa queda a una cuadra de la vieja estación de trenes. Pero es poco lo que pasan ahí. Carlos Huerta (voz y guitarra) y Luis Huerta (acordeón) son Los Llaneros de la Frontera, el grupo de música ranchera más exitoso de Chile, y no tienen ninguna frontera si se trata de salir de gira por el país.

Por ejemplo, el dúo tocó hace poco en Temuco, Osorno, Curanilahue, Parral, Concepción y Puerto Montt, donde estrenó en vivo su decimosexto disco, Prisionero de tus brazos (2005). "Por lo general estamos en los gimnasios techados municipales, porque son los más grandes", explica Carlos: dos mil quinientas personas se atiborraron a verlos en Temuco, por ejemplo. "Quedaron más de mil personas afuera, furiosas, con sus entradas compradas. Entonces qué pasó: que rompieron ventanales, puertas, llegó policía, pidieron refuerzos a despejar la calle. Y te digo, en Curanilahue pasó lo mismo. Exactamente igual".

Así es el amor por la música mexicana en el sur de Chile. Pero Los Llaneros de la Frontera tienen algo que rectificar al respecto. "En el norte es tan fuerte como en el sur la música norteña".

–Uno tiene la idea de que el norte es más cumbiero.
"Claro, porque lo general dicen que es más fuerte el sur. Pero yo inclusive me atrevería a decir que en el norte se escucha mucho más la música ranchera que en el sur. Nosotros hemos hecho Potrerillos, Salvador, Chuquicamata, hemos estado en Coquimbo, La Serena, en todo el norte grande y el norte chico, y la gente se vuelve loca con la música ranchera", dice el cantante, que así como ésta tiene otras verdades que hablar.


La escuela fue la calle

Cuando el año pasado los hermanos Huerta grabaron su disco Grandes éxitos en vivo también lo hicieron en un gimnasio techado. Ahí Los Llaneros de la Frontera jugaron de local. "Fue en el Techado Municipal de San Bernardo, que nos facilitó el alcalde que había antes de la señora alcaldesa. Porque allá tenemos una alcaldesa en San Bernardo ahora", informa Carlos Huerta. "Doña Orfelina Bustos. También hemos hecho eventos en el Gimnasio Municipal de Buin. Somos muy amigos de Ángel Bozán, que es el alcalde actual y ha estado cuatro períodos, o cinco. Tenemos muy buenas relaciones con los alcaldes a lo largo de todo el país".

–¿Sean del lado que sean?
"Sí, porque nosotros somos independientes. No nos metemos en la política. No nos gusta, porque hemos visto que hay artistas que se han metido en política y se han ido pero de un viaje al suelo. Es que el artista no puede ser político. El artista tiene que ser neutral. Tiene que ser imparcial".

–O sea, ustedes tienen claro por quién votan, pero no es público.
"Te digo, honestamente, una infidencia; en la última elección ni siquiera voté. Le hice una raya al voto y punto, porque no sacas nada. Yo digo una cosa: si no trabajo, no vivo. A mí ningún político me lleva dinero a mi casa. Nos salimos un poquito de la conversa. Los políticos prometen y prometen y hoy día te estás dando cuenta dónde va la bencina de caro, y la gente más afectada es la clase media y los pobres. Yo creo que en un par de meses ya va estar a luca el litro de bencina, ya la clase media no va a poder salir en vehículo. Y nosotros viajamos mucho. En la mayoría de las giras que hacemos, inclusive hasta Temuco, nos movemos en vehículos propios. A los artistas que viajamos mucho también nos afecta esta cosa".

–Pero usted mismo hace la diferencia del éxito que han tenido. Su público es popular, pero ya no son un grupo proletario, sino superventas. ¿Cómo viven esa diferencia?
"Mira, yo te voy a decir una cosa. Los Llaneros de la Frontera, cuando nos iniciamos en la música, éramos del verbo pobre. Pero pobre. Y, por decirte, en mi casa disponíamos solamente de dos camas. Y éramos siete. Yo tengo cinco hijos, esposa, entonces para que te des cuenta más o menos el nivel de pobreza que tenía. Nos costó mucho llegar adonde estamos. Nosotros cantamos en la calle dieciséis años. Yo no tengo estudios de colegio, de canto, ni mi hermano tiene estudios de acordeón ni guitarra ni de nada. Fuimos piedras en bruto y nos fuimos puliendo a través de los años, y la escuela nuestra fue la calle. En donde se nos ocurría íbamos a cantar: las ferias libres, Lo Valledor, la Vega poniente, las micros, los restaurantes".

–¿Nunca se han olvidado de esa pobreza?
"No. La vivimos muy mal. Había días en que no teníamos nada. Y no me avergüenza decirlo, porque me siento orgulloso de haber salido de ahí".

–¿Hay solidaridad de clase con la gente que no ha salido de esa pobreza y que sigue comprando los discos?
"A lo mejor me vas a criticar esto, pero actualmente yo valorizo más el cariño de mi público que de mi propia familia. Yo siento que me quiere más de corazón mi público que mi propia familia".

–Es duro para su familia.
"Sí. Te lo digo. De repente andamos cantando con mi hermano, llegamos a eventos grandes, hay gente que llora por darnos la mano o cuando nos da un abrazo. Y yo pienso que ésa es gente sincera. A ese extremo llego a pensar: que el cariño más grande que tengo en este minuto es el cariño del público. Hemos ido muchas veces a hacer beneficios a gente que está con cáncer terminal, que quiere conocernos, que está mal, mal, y hemos compartido la mesa con ellos, hemos tomado once y al otro día ha muerto la persona. Así de fuerte".

–¿Cuándo pasó eso?
"Hace como un año atrás, allá en el fundo Los Guindos, al llegar a Buin. Un señor vivía en el fundo El Recurso y lo único que quería era conocer Los Llaneros de la Frontera antes de morirse, tenía cáncer terminal y estaba en las últimas. Y el suegro de mi hermana vivía al lado, era el capataz del fundo, y por ella nos encontraron. Nosotros dijimos ‘Ni un problema, vamos’, y nos vestimos como para ir a la mejor actuación, guitarra, acordeón, de pe a pa, le llevamos regalos, cassettes, compacts, fotos, y nos tenían una once linda con todos los hijos ahí... fue súper bonito. Pero feliz el hombre. Le tocamos, le regalamos todo el material que podíamos tener. Y nos fuimos. Y al otro día nos llaman y nos dicen que el caballero había muerto. Murió a las doce del día del otro día. Y pidió que le echaran todo el material de nosotros al cajón. Te lo juro".

–Impactante.
"Te lo juro. Pidió que le echaran los compacts, los discos. Si eso es bueno, es malo, no sé. Y esta es la tercera oportunidad que nos pasa eso".

–¿Que se muere alguien?
"Que se mueren y piden que echen todos los discos de nosotros adentro del cajón".

–¿Usted encuentra que puede ser malo?
"No sé. Porque nosotros nos vamos al cementerio. Y quedamos enterrados ahí. O sea, en imagen, en canto, en todo... No sé si será bueno o será malo, pero da una cosa".

–¿Pero no ha pasado nada malo después de eso?
"Esta semana, por ejemplo, estuvimos en Curanilahue, y para ir al gimnasio, que estaba lleno, nos fueron a buscar en una carroza (fúnebre), pues, compadre. Entonces yo me subo, y me siento con el Lucho, y le dije ‘Lucho. Esto no es un auto. Es una carroza’. Yo nunca había andado en una carroza, y no me fui tranquilo, por Dios te juro".

–¿Falta de vehículo, sería?
"Yo encontré falta de respeto. Porque ¿cómo no iban a tener para un vehículo particular? Después nos llevan a la radio y se levanta un gallo y me dice ‘Pase, adelante’, y yo pensé que era la radio, y voy entrando y me estrello con un cajón de muerto".

–Ah, no. ¿Qué era eso?
"Era una funeraria. Se largaron todos a reír. ‘No, don Carlos, es que lo estamos haciendo pasar porque está lloviendo muy fuerte, para que no se moje, pero la radio está al lado’. Todavía no se me quita una cosa como de nervio que me dio, de haber andado sentado en una carroza. Creo que anteriormente habían llevado al (cantante de cumbias argentino) Antonio Ríos, y también lo pasearon por todo el pueblo en la carroza. El Antonio no cachaba, y le gustó mucho el auto a él. El caballero que andaba manejando nos dijo ‘No se dio cuenta de que era una carroza. Y nosotros tampoco le dijimos’", se ríe Carlos Huerta.


Jefes de jefes

Después de años de tocar en la calle, los hermanos Huerta fueron llevados al sello EMI en 1986 por el productor musical Carlos González Montenegro. Conocido por ser el padre de Willy Sabor, el real aporte de González a la historia de la música popular chilena había sido crear a los inmortales rancheros de Los Hijos de Putre. Desde entonces Los Llaneros de la Frontera suman 19 años en esa compañía y más de un millón y medio de discos vendidos.

"Y eso que a nosotros en Chile nos piratean pero como demonio", recalca el cantante. "Cuando grabamos el año 86 fue un éxito altiro porque ya éramos muy conocidos. Nos movíamos en la calle, y ya la gente identificaba la música, la voz, todo. Ellos (el sello) han pasado momentos muy críticos y con las ventas de los Llaneros se han nivelado. Ha sido una experiencia súper linda que EMI nos haya dado el apoyo. Hubo momentos muy críticos entre ellos y nosotros, porque cuando nos iniciamos en la compañía no nos miraban muy bien. No sabían el éxito que íbamos a tener y de repente no nos dejaban entrar, nos dejaban afuerita... hubo malos tratos al principio. Pero en la medida en que se dieron cuenta de que Los Llaneros de la Frontera empezamos a vender mucho también cambió el trato".

–¿No es un poco triste que hayan ganado el respeto sólo por la riqueza que podían generar?
"Triste. Muy triste. Pero hoy, por qué no decirlo, dentro de la música popular norteña en Chile somos los jefes de jefes. Una palabra que la usan mucho los mexicanos".

–Ésa es una canción de Los Tigres del Norte.
"Sí. Por eso te digo, los grandes artistas rancheros en México se han denominado así, porque se mantienen en el tiempo. Ya llevamos más de dos décadas, y en más de una década nadie nos ha superado ni en ventas ni en fama. Nadie. Somos grandes vendedores de discos, y sobre todo de cassettes, que es curioso. Ahora: por qué la gran fama de Los Llaneros de la Frontera y no de otros que fueron famosos también, como Los Hermanos Bustos.

–O Los Reales del Valle o Los Luceros del Valle.
"Que ahora, después de haber estado separados, se juntan y piensan que van a retomar el ritmo que tenían antes, y ya no lo retomaron".

–Los Hermanos Bustos han seguido todo el tiempo.
"Los Hermanos Bustos sí. Pero Los Luceros del Valle y Los Reales del Valle se separaron, y bueno, los Reales se juntaron, pero ahora es una orquesta. Los Reales eran dos. Los Luceros del Valle se han separado dos o tres veces y se juntan. Estamos hablando de artistas que cuando yo tenía quince años eran famosísimos. Ellos vendieron mucho en este país. Pero vendieron. Pasó su época. En este minuto Los Llaneros de la Frontera estamos viviendo lo que ellos vivieron en su momento de gloria. Y es por eso que hay rivalidades entre los grupos, de repente".

–¿Hay rivalidades con ellos, aunque son mayores?
"Justamente. Yo te digo que las nuevas generaciones no ubican a esos rancheros, porque ellos crecieron escuchando a lo mejor todavía a Los Hermanos Bustos, y de ahí a Los Llaneros de la Frontera. Y no hay otro grupo que haya marcado un nombre como nosotros después de Los Hermanos Bustos, que fueron los pioneros, que han sido los últimos que han quedado dando batalla y que nunca se han separado".

–¿Cómo aparecen esas rivalidades?
"Me refiero a que hay comentarios maliciosos. Dentro de la música ranchera existe la rivalidad generalizada. Sin nombrar grupos ni nada. Hay envidia profesional. Como en todo, como en una industria, en una fábrica, si uno sobresalió no faltan los comentarios ofensivos. Pero hemos hecho oídos penicilínicos a esos comentarios"

–¿Oídos penicilínicos? ¿De penicilina?
"Exactamente. Porque la penicilina siempre ha sido para curar. Para curar lo malo. Entonces cuando uno escucha un mal comentario, uno hace vista gorda y oídos penicilínicos. Uno cura lo malo".

–¿Pero esos conjuntos no fueron la escuela de ustedes? ¿Ustedes no crecieron escuchando a Los Hermanos Bustos, a Los Luceros o Los Reales del Valle?
"No, fíjate que nosotros somos inéditos. Nunca le hemos copiado el estilo a nadie. Y es por eso, yo creo, el éxito de Los Llaneros de la Frontera. Además somos el único dúo solista ranchero que existe en Chile. Me explico: somos un dúo, pero siempre ha cantado uno. Y todos los dúos que hay en Chile son dúos a dos voces: Los Reales del Valle, Los Luceros del Valle, Los Manantiales, Los Rancheros del Sur, Los Rancheros del Río Grande, Los Hermanos Bustos".

–Están Los Tigres de Sonora, que ya son un conjunto.
"Es un conjunto, no un dúo ranchero. El único otro dúo solista que hay en Chile son mis hijos, Los Ruiseñores de la Frontera, que ya tienen el segundo disco grabado y llevan el mismo estilo nuestro. Creo que son los únicos que nos van a superar en Chile".

–¿Entonces el cariño de ustedes por la música mexicana de dónde viene?
"Lo de la música es herencia. Mi padre, Carlos Huerta, fue músico toda su vida, fue folclorista. Y mi abuelo afinaba acordeones, hacía guitarras. Nosotros siempre fuimos de campo. Maipo era un pueblo rural, y todavía le queda mucho de rural. Vivíamos en unas parcelas, y lo único que se escuchaba eran las radios que transmitían música ranchera. Se escuchaba México todos los días: Antonio Aguilar, Miguel Aceves Mejía, la Guadalupe del Carmen, que fue una de las artistas rancheras famosas chilenas. De ahí partió el conocimiento y el gusto por la música ranchera".


Mal, Carcuro; mal, Videla

Los Llaneros de La Frontera son los únicos rancheros chilenos que han figurado en la revista Billboard y que han tocado en México. Y en Chile han actuado en lugares de masas como El Patagual en Olmué, La Pampilla en Coquimbo y la Quinta Vergara en el viñamarino Festival de la Cebolla. "Sólo nos falta el Festival de Viña", dice Carlos Huerta.

–¿Vieron a Los Hermanos Bustos en Viña este año? ¿Qué les pareció la recepción del público para la música ranchera en Viña?
"A mí me pareció un siete, excelente, pero lo que me pareció horrible, pero horrible, fue la manera en que trataron los conductores a Los Hermanos Bustos. No les dieron el trato que se merecían. Les retiraron la parrilla con todos los músicos, cuando yo he visto que ahí se han parado artistas mexicanos con un mariachi completo. Y no les permitieron estar con su público, que los pidió por más de quince minutos, los aclamó, y no hicieron volver a Los Hermanos Bustos. Yo tengo entendido que en un evento masivo como es Viña el respeto principal tiene que ser por el público. Porque te digo una cosa: sin público no hay Viña. Y el público paga una entrada porque el artista le cante".

–También argumentan que es un programa de televisión.
"Es que es una falta de respeto para el público, para los televidentes que son millones, y para el artista".

–El día que Los Llaneros de la Frontera vayan a Viña, ¿van a imponer sus condiciones?
"Yo me voy a imponer arriba, compadre. Y aunque haga la polémica más grande, voy a usar mis derechos. Es una tesis. Si vamos, bienvenido sea, y si no, no me voy a cortar las venas. Los Llaneros de la Frontera nos hemos parado en la misma Quinta Vergara, pero en el Festival de la Cebolla, que se hace a la semana después, y al tercer tema, con el mismo marco de público, exactamente, lleno Viña del Mar, nos estaban entregando la Cebolla de Plata con todo el público de pie. ¿Por qué entonces Los Llaneros de la Frontera no podríamos tener éxito en Viña si estuvimos ya en el mismo escenario? Nada más que no fue televisado. Lo único. Tendríamos todo el derecho. Sería hacernos justicia a la carrera, no más. Nadie se ha ganado un quíntuple disco de platino (equivalente a 150 mil discos vendidos) de la música ranchera en este país. Los Llaneros sí (por su disco De padre desconocido, 1993): lo entregó Canal 13, de manos de Julio Videla. Y se lo critiqué, ¿sabes por qué?"

–¿Por qué?
"Porque ni siquiera nos preguntó el nombre. Yo estoy seguro de que en toda su carrera de conductor de televisión Julio Videla no ha entregado un quíntuple disco de platino. Un quíntuple disco de platino significa un Estadio Nacional lleno, el coliseo más grande de Chile, y setenta mil personas afuera. Eso era lo que él estaba entregando a Los Llaneros de la Frontera, y ni siquiera nos entrevistó ni hizo nada. Y sabes qué, aunque se enojen yo igual digo lo mismo. Cuando fuimos a ‘De pé a pá’, que yo tuve la oportunidad de estar con (el cantante mexicano) Pedro Fernández y canté a dúo con él ‘El tren de la ausencia’ –que ni siquiera nos dejaron terminar el tema–, tenían que entregarnos un doble disco de platino. Y el señor Pedro Carcuro dijo que se le había olvidado entregarlo, y se quedó con el disco acá al lado. Y según él dijo, ‘Se me olvidó entregarle el doble disco de platino a Los Llaneros de la Frontera’. Después supimos que, según comentarios, no lo había entregado para no hacerle sombra a Pedro Fernández".

–No.
"Porque Pedro Fernández no se ha ganado doble disco de platino. Y nosotros tenemos más de dieciséis discos de platino. Discos de oro: si fueras a mi casa, el living de mi casa es más grande que esta sala, y lo tengo lleno, pero lleno, con discos de oro y de platino. Yo hice un desfile con todos mis discos de oro y platino cuando hicimos el aniversario (del dúo) en la Estación Mapocho (en 2003). Hice un desfile con veinticinco niñas. Cada niña llevaba un disco de platino o de oro".

–Qué bonita idea. ¿Cómo consiguió a veinticinco niñas para que llevaran los discos?
"Del mismo público. Las pedimos en el minuto. Mi hijo. Porque llevamos todos los discos, pero no teníamos las niñas. Y pedimos veinticinco niñas, que fueran bien bonitas, que anduvieran bien mononitas, y aparecieron pero como cincuenta. Y mi hijo las eligió: tú, tú, tú... En esa oportunidad fueron Zalo Reyes, Los Reales del Valle, Lupita Aguilar, Los Hermanos Bustos.

–¿En la televisión las experiencias no han sido tan buenas?
"Pero la televisión se ha estado abriendo a la música ranchera desde que apareció la María José (Quintanilla), y eso es bueno: que ellos se den cuenta de que lo que más vende es la música popular. Por qué: porque en este país los pobres somos más. Jamás los ricos van a superar a los pobres, y los pobres son los que compran la música popular y escuchan la música ranchera. Ésa es una frase cliché que yo siempre he dicho a los medios. Los pobres somos más".

–¿Usted se considera pobre todavía?
"Yo soy pobre".

–¿A pesar de los miles de discos vendidos?
"Ha cambiado mi situación, no te voy a mentir. Es que yo antes, no sé, era humilde. Era más que pobre. Yo ahora me considero una persona que ha salido de la pobreza, que no vive mal. Que me ha cambiado la vida, sí, por supuesto, no tengo por qué negarlo. Porque de ganar un sueldo mínimo de ciento veinte mil pesos a hacer actuaciones en donde tú cobras un millón, un millón doscientos, un millón quinientos por una hora de actuación, estamos harto lejos de la realidad en que vivimos muchos años".

–Una pregunta, no más: ¿uno se puede considerar pobre cobrando eso?
"Yo no me considero rico. Yo creo que rico es el hombre que tiene cuentas bancarias, grandes propiedades, que vive con mucho lujo y comodidad. Yo vivo cómodo, pero con mucho sacrificio. Yo trabajé en la construcción muchos años, trabajé en las ferias libres, me ha costado mucho. Ahora tengo vehículo. Porque antes no tenía ni bicicleta. Logré comprarme una bicicleta, que la quiero refaccionar para dejarla de recuerdo, y que fue lo último en lo que me movilicé cuando trabajaba en los fundos y andaba limpiando canales con el agua hasta la cintura, y cosechando duraznos y recogiendo ciruelas y apaleando nueces. Yo te la viví toda".

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