El puertorriqueño habla de su nuevo disco
Life y de su regreso a las giras. El 29 de noviembre actúa en Chile.
Erwin Pérez
MIAMI.- Ricky Martin es Ricky Martin. Y queda claro en la escucha pública de parte del nuevo disco del cantante puertorriqueño en una sala especial del mítico estudio de grabaciones The Hit Factory (ex Criteria), de esta ciudad.
Se reunió ahí la crema del negocio musical de esta parte del mundo: altos ejecutivos de la discográfica de Ricky (Sony), periodistas, programadores de radio e incluso el presidente de la Academia Laras, que organiza los premios Grammy Latino, donde el cantante tiene una cita el 3 de noviembre. Hay comida fina y rica, bebidas con o sin alcohol. Todo para esperar la aparición breve pero cálida del artista.
El álbum se llama
Life, ya está a la venta, y tiene la vertiente normal del intérprete: balada melancólica y quejosa, pero con el reggaetón como batuta en lo rítmico. Una cosa es segura: no dejará indiferente al público. Tiene paz, sexo y fiesta. Hay Oriente, swing y colaboradores como Daddy Yankee o Black Eyed Peas.
Días después, Martin da su primera ronda de entrevistas internacionales. El encuentro es en un hotel lujoso de Miami Beach. Como a los actores de cine, uno ha visto a Ricky tantas veces, que pareciera haberlo conocido de antes. Y aunque así no haya sido, no importa, porque este ex Menudo despliega una parte del encanto que se le adjudica dentro del mundo de la música.
Tiene el pelo cortísimo y las sienes matizadas con unas cuantas canas; lleva camiseta blanca y pantalones largos deportivos. Pone un pie desnudo sobre su silla, a lo budista, y se entrega al rito de la promoción.
Habla de su nuevo disco, pero también de su ayuda a la niñez desprotegida, de su propia infancia, de su célebre espiritualidad. Y, cómo no, de Chile. Aquí se presentará en Espacio Riesco, el 29 de noviembre, en medio de una gira que comienza el 15 de ese mes en México y que se prolongará hasta el 2007.
-¿Cómo está?
"Bien, estoy vivo. Antes quizá me preguntaban cómo estaba y yo respondía que bien, aunque hubiera estado enojadísimo con la vida. Creo que en algún momento fallé en eso, caminé un poco automáticamente, pero creo que el silencio me ha dado tiempo para analizar varias cositas y poner todo en orden".
-¿Es bonito ser Ricky Martin?
"Hay que tener agradecimiento, hay que enfocarse, hay que ser optimista y también dentro de las preguntas que me hago es por qué no puedo ir a un centro comercial y comprarme un helado, como cualquier otra persona. Bueno, es como que ya se me olvidó lo que era eso (risa). Pero esto es lo normal para mí. Mucha gente fue a una escuela, pero mi escuela fue un cuarto de un hotel y mi diploma me llegó por correo".
-¿Se siente presionado para que este disco sea un éxito?
"No, yo más nunca vuelvo a estar presionado, jamás. Este disco a mí me gusta. Si le gusta a la gente perfecto; si no, también. Hice este disco porque quiero y no porque tengo. Por eso me tomé tiempo. La disquera me decía: ‘Ya, entrega la música’. Y yo les contestaba: ‘No, el disco se va a tardar un año, dos años, una década, pero no voy a sacarlo hasta que esté tranquilo’. Por muchos años hice música para los demás, y no me quejo porque es donde estaba, pero ahora estoy aquí. Si me preguntan cuándo volveré a grabar otro disco, diré que no tengo idea. Quién sabe si éste es el último disco".
- Pero hay una estructura que se mueve detrás de usted. Es de imaginar que tiene ganas de que el disco sea un boom.
"Ah, claro que sí, la aceptación es algo adictivo. Pero también he hecho cosas en esta vida; afecté la música de una forma y sé que si algún día se hace un libro sobre la historia de la música, por lo menos una página voy a tener".
-¿Por qué ha dejado de ir a Chile por tanto tiempo? En sus inicios como solista iba seguido, pero luego de "Livin’ la vida loca", desapareció.
"Bueno, pero es que después de "Livin’ la vida loca" me fui. Estuve en Chile hace dos años presentando el disco
Almas del silencio en español, lo que no volví a hacer fueron conciertos, pero no hago conciertos desde hace cinco años. Y cuando iba a presentar el concierto de "Livin’ la vida loca" en Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay me vi obligado a cancelar esa gira porque estaba cansado, estaba hasta la madre. No iba a plantarme en los escenarios a ser ficticio. Así de franco lo digo. Estaba cansado, nada me sabía bien; estuve más de una década trabajando como un perro y me paraba en un escenario y estaba de mal humor; hacía una entrevista y me sabía a sal; ya no quería más. Me fui y no sabía si iba a volver; quería estar bien adentro, después de cinco años sabáticos".
Su paso por Chile
Ricky Martin llegará a Chile en un jet privado y junto a 35 personas. Todo para dar un único concierto, el 29 de noviembre, en el Espacio Riesco en Santiago. Las localidades son pocas, sólo 4.500. Y los precios, caros: $25.000, $45.000, $75.000 y $90.000. Desde el 24 de octubre partirá una preventa de una semana para clientes Visa. Y después se abrirá a público general.
A considerar: el músico destinará un dólar por entrada a su Fundación Ricky Martin, preocupada de la infancia en riesgo social. El músico promete además: "A cada país donde vaya visitaré hogares. Es parte de la gasolina, como quien dice".