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Karla Casós: "Me tacharon de fría e individualista"

La granjera peruana mostró su faceta humana en "Encuentros Cercanos"

27 de Octubre de 2005 | 04:59 | Por El Televidente, El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- Los primeros minutos del capítulo de "Granjeras" de anoche fue por momentos casi un enigma policial.

Estupefacto, El Televidente pudo ver cómo se elucubraron las más disparatadas teorías sobre cuál de las muchachas era la que se estaba robando el manjar. Que la talla de la ropa, que sus rastros en la alacena, que aquí, que allá.



Qué pobre se puede volver la vida adentro de un reality show, pensó El Televidente a medida que avanzaba el programa, y a medida que avanzaba también la voracidad de las chicas.

A tanto llegó esto último, que al final en un acto de tierna rebeldía, todas (excepto la perversa Angélica que revolvía una olla cuyo contenido El Televidente imaginaba como una sopa de ranas, de ojos, o de algo por el estilo), decidieron asaltar en masa la despensa de la capataz y someterse a una bacanal de azúcar bajo el anonimato de un saco de dormir.

Eso sí, al Televidente no le quedó muy claro si ésas eran imágenes correspondientes al capítulo de anoche o a la repetición de un capítulo anterior.



Pero eso da lo mismo. Al final ¿no es eso lo que buscan? ¿Ponernos a todos (a las chicas allá adentro, a los televidentes aquí afuera) un poco más idiotas, haciéndonos creer cosas que no son, simulando períodos de tiempo, trastocándonos las horas de sueño? Seguramente pocos estarían en condiciones de afirmar lo contrario.

Pero mejor dejémonos de reflexiones y pasemos a la acción.

Porque la orgía de manjar que se mandaron escondidas (pero frente a las cámaras) las muchachas, no les iba a salir gratis. Así, en una escena que parecía sacada de una teleserie venezolana (un caballo al galope en cámara lenta. Un recio jinete dominando a la bestia con el pelo al viento), apareció Javier Estrada. Un personaje de este espectáculo al cual el Televidente había olvidado casi por completo.



El barcelonés tocó la campana y llamó a una improvisada asamblea en la que dio la primera ("y espero que la ultima") advertencia. Lo dijo así, en un tono que quiso ser enérgico, pero no lo fue tanto. Es que es tan tierno, Javier.

Luego vino el duelo (bueno, entremedio sucedieron un sin número de cosas, pero en las que no vale la pena detenerse en función del tiempo y del espacio).

Se enfrentaron Karla (enviada a la arena por el público) y Coni (elegida para salir al ruedo por sus compañeras).

Fue un enfrentamiento que al Televidente le gatilló de inmediato el recuerdo del duelo entre Kathy Barriga y Pamela Díaz en la anterior versión "Vip".

Un duelo en el que las participantes debían abrirse paso por una especie de canales hechos de madera y rellenos de paja (tierra en el caso de las vips).

Como a Pamela Díaz, a la Tomb Raider peruana le jugó en contra su volumen corporal, el que le impidió avanzar con rapidez.



Coni, en cambio, más menuda, más ágil, con la adrenalina a mil (ya lo había demostrado en las escenas previas al duelo, moviéndose como una desquiciada, murmurando "no puedo parar. no puedo parar"), avanzó con mayor facilidad, velocidad y hasta plasticidad, se atrevería a aseverar El Televidente.

De nada le sirvieron los rezos a la amiga peruana, quien reconoció dignamente la superioridad de la vencedora, pero quien por sobre todo, sorprendió gratamente al Televidente, pues si bien al principio se ganó la antipatía de sus compañeras, con el tiempo les hizo comprender a ellas (y de paso al Televidente) que había que conocerla un poquito más para aprender a quererla.

Y así lo dijo Sergio Lagos cuando la presentó en encuentros cercanos: "Hoy recibimos a una hermana del Perú", y apareció Karla, para decir, como lo han dicho ya tantas otras personas en la misma instancia (El Televidente ya ha perdido la cuenta), que "estaba en busca de un cambio".

"Al principio fue difícil", le dijo Sergio.

"Sí. Me tacharon de fría e individualista", reconoció Karla sin ocultar que en su momento eso le provocó tristeza.



"Para una mujer no sólo es importante cuidar su apariencia física. Hay otras cosas. Los estudios. Tenemos que culturizarnos para enfrentar retos", se extendió luego la amiga del Rimac, demostrando que no es sólo un cuerpo.

Y de hecho lo demostró cuando se sumaron el resto de los invitados al programa (además de los habituales panelistas). Primero Carla Ochoa, a quien Lagos la presentó como la escritora chilena más leída del momento (¿no sabrá Sergio que Carla no escribió realmente ese libro sino que le pagó a otro señor para que lo hiciera?). Luego Arturo Longton, a quien Karla (la otra, la recién salida, la con K) le paró los carros en más de una oportunidad.

La primera, y refiriéndose a las especulaciones sobre el verdadero origen de las glándulas mamarias de la recién eliminada.

"Yo creo que son absolutamente naturales" dijo Longton apuntándolas directamente con el dedo.

"Eso no lo sabrás nunca querido", le espetó Karla sin disimular su desprecio (Ojo Arturo, que al principio, todas dicen lo mismo).



El público coreaba "¡Ley de la gravedad!", que fue un juego que inventaron las granjeras para comprobar la legitimidad de los senos de la doble de Angelina Jolie. La que no se inmutó para hacer otra vez la prueba animada por una música estridente.

Pero los encontrones con Longton no se quedaron ahí. Porque el rudo hombre de la voz de pito, reconoció que a él le gustaba Karla cuando veía el reality por televisión (como un televidente más), pero que la decepcionó cuando le tocó ir de visita hace algunos días, porque la encontró "así como muy calladita", según dijo.

"Porque no te di bola", le respondió de nuevo con agresividad la hermana de la República del Perú.

Quizás en todo lo que va de esta nueva temporada con Granjeras, El Televidente, que incluso dejó salir un par de sonrisas, sintió que por primera vez el programa satélite de Sergio Lagos de verdad se elevaba un poquito.

Y con esa satisfacción entibiándole el pecho, apagó el aparato y se fue a dormir.
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