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Hoy debuta en Santiago la banda folk estadounidense Calexico

"Estamos cada vez más bajo la influencia de cosas de fuera de Estados Unidos", dice Joey Burns, guitarrista de este grupo caracterizado por su mezcla de rock y música mexicana y latina. Actúan a las 20 horas en la ex Oz, con el dúo Perrosky en la apertura.

07 de Octubre de 2007 | 14:13 | David Ponce, El Mercurio Online
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Menos detalle, más estética: Calexico toca hoy a las 20 horas en el centro de eventos Cerro Bellavista (ex Oz), Chucre Manzur, galpón 6 (735 7874). Los boletos cuestan $14.000 más cargos, a través del sistema Ticketmaster.

El Mercurio
SANTIAGO.- Son estadounidenses y su carrera ha sido un continuo descubrimiento de los sonidos latinoamericanos, pero los músicos de Calexico nunca habían estado tan abajo en la Sudamérica profunda como hoy. Hoy, precisamente, es el día en que esta banda de rock y folk nativa de Arizona debuta en Chile, con un concierto antecedido por el dúo de rock, blues y rancheras chileno Perrosky en la ex Oz de la capital.
 
Calexico se estrenará en la región como parte de una gira que también incluye fechas en Buenos Aires, emprendida después de su reciente álbum, Garden ruin (2006). Es el sexto de su historia, tras una evolución desde el rock hasta el folk estadounidense o la música mariachi mexicana entre otros ingredientes prensados en los álbumes Spoke (1997), The black light (1998), Hot rail (2000), Feast of wire (2003) e In the reins (2006), grabado junto al músico folk estadounidense Iron & Wine.
 
Es en Garden ruin donde el grupo, encabezado por el guitarrista Joey Burns y el percusionista John Convertino, se alejó en cierto grado de la etiqueta latina y mexicana de sus anteriores trabajos para reencontrarse con el sonido de la canción rockera, aunque de todos modos grabaron la canción "Roka" a dúo con la cantante española Amparo Sánchez, del grupo de fusión mestiza Amparanoia. "Apenas volvamos del tour por Sudamérica vamos a grabar con Amparo Sánchez. En julio pasado tocamos en el festival Womad", dice Burns, a propósito del tradicional festival europeo de músicas del mundo.
 
-¿Ése es el tipo de festival que encanta a Calexico, con distintos tipos de música?
-Sí, y últimamente he estado zambullido en Internet, en la red, y me he vuelto cada vez menos influido por cosas de mi propio país, y más y más bajo la influencia de cosas de otros países. Música, culturas, ideas, perspectivas. Eso es algo de lo que estoy agradecido.
 
-¿Tal vez al escuchar el último disco uno podría pensar lo contrario? Está más rockero.
-(Risas). Sí, es posible, pero el contenido de las letras tiene una perspectiva diferente y eso tiene que ver con la posibilidad de viajar. Pero sí, musicalmente pienso que porque hemos hecho tanto trabajo con influencia latinas, especialmente mariachis mexicanas, queríamos buscar algo distinto. Las guitarras españolas, los bronces, las trompetas, el vibráfono, ya lo hicimos. Buscar otras cosas es lo que hemos hecho al trabajar con Iron & Wine y otros artistas.
 
-En Chile tal vez toquen canciones inéditas también. ¿Cómo está sonando Calexico ahora?
-No lo sé bien, por ahora son canciones acústicas. Creo que vamos a volver a esas viejas armonías de guitarras cincuenteras. Me encanta esa especie de tono jazzy, esa idea espaciosa que tienen. Y uno de mis objetivos antes de grabar una canción es estar seguro de que terminé al menos un borrador grueso de las letras. He estado leyendo a un poeta que se llama Norman Dubie, y probando una nueva aproximación en las letras.
 
-¿Es un problema cultural derivado de esta misma posibilidad de viajar el hecho de tocar en países como los nuestros, donde el idioma no es el mismo? ¿No pierdes esa capacidad de comunicar con las letras?
-Siento que con el público de los países a los que vamos eso nunca es un problema para nosotros. Nuestra música de verdad atraviesa esas diferencias. Está pasando tanto con la música, tocamos con tanta dinámica y contraste que en realidad funciona bien. Hicimos un tour con Iron & Wine en Italia o Francia y la música es una canción folk, los mismos acordes, todo el tiempo. Mucha de la música sudamericana está basada en un tiempo de 6/8 en vez de 4/4, que es algo que nos hace estar más abiertos, y estoy seguro de que en Sudamérica la gente va a reconocer algo de esa conexión al ritmo, al acento.
 
-¿Es posible que después de este viaje queden sonidos de acá en sus próximos discos?
-Definitivamente. Siempre ha sido parte de mi sueño ir a Sudamérica, viajar y de hecho todos estamos planeando algunos días libres. Por supuesto ya trabajamos con el grupo franco-argentino Gotan Project y les he escrito a ver si podemos trabajar nueva música para el próximo disco. Me gusta la mezcla de lo acústico y lo electrónico, lo tradicional y lo contemporáneo, y en eso tenemos una idea similar.
 
-Tienen a su favor que en Chile la música mexicana es muy popular. Hasta el grupo que va a actuar antes que ustedes toca rock con rancheras.
-Buenísimo. Lo más interesante de gran parte de la música de la que estamos hablando, sea europea, afroperuana, brasileña, cubana, venezolana o mexicana, sudamericana o norteamericana, es que no es música súper técnica, sino que tiene un sentido que realmente nos mueve. Se trata de ir más adentro. Se trata menos del detalle y más de una estética. Muchos jazzistas de los años '50 y '60 se sintieron atraídos por el samba brasileño, y cuando incorporaron eso a sus propias interpretaciones, el ritmo, el acento, la dinámica, tienen un sentido similar con el folk y con el rock. Es una parte muy natural del crecimiento de la música, y nos da mucha curiosidad. Realmente queremos ir a lugares que no conocemos. De verdad queremos tocar en Rusia, queremos tocar en China.
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